Capítulo siete.

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Algo me hace despertarme sobresaltada. Ha sido el sonido de la puerta, es Rafa.

- Pero bueno, Lucía, ¿te habías dormido?

- Pues eso parece, la verdad tenía sueño y me he tumbado aquí porque en la silla no podía. –Miento. Miro la mano de David, sigue en mi tripa. La aparto y me levanto de la cama-.

- Normal. –dice con su mano derecha en el pomo de la puerta, que se cierra tras de sí-. Pensaba que no había nadie, porque había llamado a la puerta y nadie había contestado. Perdón por despertarte.

- No te preocupes, de todas maneras, ya tenía que despertarme. –Miro por la habitación buscando un reloj. -¿Tienes hora?

- Son las cinco y media.

- Tengo que irme, a las seis y media tengo cita para la ecografía, voy a casa de mis padres.

Recojo mis cosas y doy dos besos a Rafa antes de irme.

- Gracias por todo.

- ¿Quieres que te lleve?

- No, no te preocupes, cogeré un taxi.

- ¿De verdad? Mira que no me cuesta nada.

Trato de sonreírle aceptando, pero es una sonrisa triste, imposible de maquillar. Me llevó a casa de mis padres, tenía que contarles todo; es increíble, pero ellos aún no sabían nada. Hoy había quedado a las seis con mi madre para ir a la ecografía.

- Hola mamá.

- ¡Pero bueno Lucía hija que cara me traes!, ¿¡Qué ha pasado!?

- Tranquila mamá vamos a sentarnos y te cuento.

Nos sentamos en una pequeña mesa con un mantel rojo con topos blancos y unos taburetes a juego que hay en la cocina, y le conté todo lo que sabía. Tampoco es que supiese mucho, aún tenía pendiente el ir y enterarme como fue todo. Pero David estaba en coma. Y ya comencé a notar su ausencia desde el minuto uno. Y cuando al ir a la ecografía me preguntaron por él. "¿Y David hoy no ha venido? El curro, ¿verdad?" "David entró en coma anoche". Y punto. Ya todo me molestaba, "lo siento" me dijo, como cuando alguien muere y te dan el pésame. David está vivo, y aún le quedan muchas cosas conmigo. Aún tiene que ver la cara a nuestro hijo. Y oírle decir "papá". Su primer paso solo. Sus primeras veces en la vida. Tiene que despertar.

Decían unas voces en mi cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora