‒ . . . ‶ Mi corazón late rápido cuando estas cerca, mi cara arde y mis nervios no tardan en hacerse presentes al ver tu rostro. Quizá te estoy amando más de lo que quiero . " . . .
Ꮢodny, usualmente conocido por su apodo " EL CHICO DORADO ", es un...
Mientras escribo esto quiero decir que estar solo me da miedo, y que por alguna razón comencé a ver cosas. O sea, figuras, animales y objetos que no existen. No creo que sea por la falta de sueño, ya que duermo bien a mi parecer, tengo una pequeña rutina antes de ir al liceo (Levantarme a las 6 AM para bañarme, ponerme cremas, etc. En lo que queda desayuno algo y espero a que sean las 08:05-08:10 para salir).
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Miró la puerta un par de segundos, sentía como si aquella perilla lo estuviera llamando, sudaba frío al no saber lo que buscaba el contrario. Quizás detrás de aquella entrada había un muchacho furioso listo para desquitarse entregándole como regalo un fuerte golpe en su rostro como forma de retomar venganza por haberlo hecho sentir tan mierda.
Calló su mente y tocó, seguía con una gran duda rondando por su mente, pero necesitaba verlo. Más bien, necesitaban verse.
La puerta se abrió. Legolaz miró de reojo a Rodny, siempre con su misma ropa. ¿Qué acaso no usaba otra cosa? Aunque si era sincero lo excitaba verlo, no importara qué vistiera, todo le quedaba tan bien... Dios, ya quería comenzar con la acción ¡Qué mierda era esperar!
Pero, para suerte de aquel chico con vestimenta de galaxia, esta sería una acalorada despedida a su examigo que evadía la vista con pena.
Esta vez se acercó como un cazador a su presa, estaba apunto de atraparlo, atraparlo en un beso lo suficientemente largo como para que ambos se perdieran el aire. Tomó de su camisa acercándolo peligrosamente a su rostro, la respiración pesada, la exótica perfumina de Rodrigo, sus caras, sus labios. Sin darse cuenta ya estaban sometidos en algo que no acabaría hasta la mañana siguiente.
Antes de proseguir fue contenido por el de dorado que se notaba impaciente.
- Primeramente, quiero saber si estas seguro de lo que haces. No quiero volver a hacerte daño. – Oh, y no lo haría. Era una despedida, no una bienvenida.
- Rodny. – Residió un segundo allí, pensando, quizá no era el momento de explicarle lo que sucedía. – Estoy completamente seguro de lo que hago contigo, de lo que busco y de lo que quiero. – No estaba en sus planes referirse a la partida que tomaría luego como eso. Pero encontraría el momento perfecto para confesarle lo que pasaba.
Miró con aprecio al de galaxia, lo amaba. Pero no podían estar juntos, no por ahora.
Siguieron con los picos, los chapes, hasta que los roces riesgosos, los manoseos y más comenzaron a hacerse presentes. Las manos del pelirrubio se serpenteaban bajo el abrigo de Legolaz. Necesitaba desesperadamente palpar su toque en aquella suave piel. Tan blanca, tan virgen. Dios, estaba volviéndose loco.
El pelimorado soltaba algún que otro quejido al experimentar aquellas palmas en todo su cuerpo, era estimulante. Su aparato ya se encontraba erecto y tal parece no era el único que se hallaba impaciente deseando más. Esta noche los marcaría a ambos por igual.
- Ugh. DIOS, Legolaz, necesito verte. Quiero poder admirar con precisión cada parte tuya, eres muy especial y... quiero disfrutar lo que queda de la noche contigo. –El de dorado rogaba por ver el cuerpo desnudo de su examigo. Rezaba por poder ser capaz de observarlo, de sentirlo, de tocarlo.
Rodny se deshizo de su camisa y pantalón. Ahora estaba en bóxer observando con lujuria a su amigo imaginándose miles de escenas eróticas junto a él, y le encantaban.
Se abalanzó hacia aquel chico desnudo plantándole un beso en esos dulces labios con sabor a mango. El contrario casi pierde el equilibro, pero por suerte pudo controlar la situación y mantener la postura evitando el golpe. Rieron suavemente mientras se concedían un pico con mucho amor.
- Te amo, Rodny... pero sé que no eres capaz de poder amarme de la misma forma que yo... y me lamento por eso. – Se sintió pésimo al recordar que llegaría en cualquier momento la despedida y que esto solo sería un recuerdo borroso en la memoria de los dos. – Quiero pedir que, por favor, nunca me olvides.
Rodrigo sintió un fuerte golpe en el corazón.
- Nunca te olvidaría. – Dijo seguro de sí. – Ni por algo, ni por nadie.
Sus labios se conectaron de nuevo. Buscaban el calor del otro desesperados. Sin darse cuenta, ya estaban en la cama rozando sus partes erectas una contra la otra. Legolaz soltaba alguno que otro quejido por la gran excitación que traía encima y Rodny no era la excepción. Ambos se encontraban en un hilo de estimulación masiva.
Ya estaban por eyacular.
Se miraron dulcemente apreciando la vista que tenían del uno y el otro. Sabían que pronto acabarían, un momento especial para estos dos prófugos ya perdidos en el amor y la excitación casi inevitable.
Cuando llegó lo recibieron con un beso, dándose ese cariño que ya hace tiempo necesitaban en su vida. Ahogaron sus quejidos en aquel morreo tan profundo. Dios, se sentían tan bien teniendo relaciones sexuales. Cuando se separaron de aquel beso, Legolaz habló.
- Esto fue como una puta locura. En plan, fue la mejor noche que he tenido en toda mi mierda de vida. – Suspiró satisfecho.
- Si tu la pasaste de la puta madre, yo la pasé mejor. Tu cuerpo... es muy bello, todas tus facciones son perfectas, espero que lo tengas en cuenta. – Afirmó de manera coqueta mientras se recostaba al lado de su compañero.
- Gracias, Ro, eso es muy grato de tu parte comentar eso. Tu físico también es muy formado y atractivo... quiero decir, te ves bien. – Soltó una leve risa mirando al techo buscando enlazar su mano con la del contrario.
- Je, te amo. – Murmuro a lo bajo.
Legolaz ya se encontraba durmiendo, había sido una noche excitante, pero a su vez cansada. Por lo que deseaba descansar.
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