‒ . . . ‶ Mi corazón late rápido cuando estas cerca, mi cara arde y mis nervios no tardan en hacerse presentes al ver tu rostro. Quizá te estoy amando más de lo que quiero . " . . .
Ꮢodny, usualmente conocido por su apodo " EL CHICO DORADO ", es un...
Qué ondaaaaaa, todo piolín, ahre. Bueno, vengo a agradecer que la ven, aunque NO LE DEN VOTO, ahhhre re que señalaba esa parte. Na igual gracias, la verdad me hacen muy feli que la lean porque sería peor que no tenga ni una vista :"v Pero che, quiero que me respondan a esto no sé con qué, pero mínimo con algo, les gusta??????????? Me carcome por dentro la duda de saber si mis ganas por escribir esta historia son valoradas por mínimo una persona en todo este sitio web u app.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Rodny se recostó en su cama, pero ya no sentía sueño e incluso conciliarlo se le complicaba mucho. Miró la carta que Legolaz le había entregado anteriormente con curiosidad, podría tener muchas cosas o quizá nada, pero su atención no se desviaba. Tenía que abrirla.
- R.
"No creo que sea algo malo, ni tampoco se va a enterar si lo hago, es tan simple como volver a poner el contenido dentro y cerrarla de nuevo."
Tomó el sobre decidido a abrirlo para averiguar que se hallaba detrás del papel. En el interior había una pequeña nota en letra cursiva. Pues para sorpresa de nadie era una invitación a una fiesta, quizá fue una portada simple, pero el texto era bastante increíble para su gusto. Sería en una de las habitaciones del instituto, para ser concreto en la de Legolaz.
- R.
"¿Habrá invitado a muchos o solo a mí y a Stronbol?"
Muchas dudas invadieron al de dorado que volvió a tirarse en su cama buscando el cálido abrazo que le daba dormir. Mientras alguien se ahogaba en preguntas, los otros dos comían en un banco del parque mirándose de vez en cuando con molestia o con risa.
- ¿Crees que Rodny vaya? – Cuestionó al de rojo que conocía mejor al chico.
- Uh... pues él. No lo sé, supongo que sí, casi siempre está presente en fiestas. Al menos sí en las mías. – Dijo algo desinteresado mientras masticaba unas papas. – ¿Por qué preguntas, uh? – Miró de reojo al de morado.
- No.. solo dudas. No es nada importante. ¿Tú irás? – Comentó esperando la respuesta confirmativa del contrario.
- Sí, de todas maneras, no tengo nada que hacer, espero que sea divertida. ¿Invitaste a otras personas?
- Claro, a varios de aquí algunos no recuerdo sus nombres... ¡pero no importa!
- Tan solo diré hola, no creo que me pregunten sus nombres, sería tonto. Al menos eso espero. – Observó la hora en su celular y se dio cuenta que ya era algo tarde por lo que se despidió de Stronbol y fue a su cuarto.
Ya eran las 9 y todo estaba acomodado. Había globos, refresco, bocadillos, un parlante con música, alcohol, snacks, una bola disco y más. Ese lugar era grande. A Legolaz no le gustaba estar solo, el tamaño tan excesivo le incomodaba.
- L.
"Espero vengan muchos, no solo mis mejores amigos."
De repente escuchó como tocaban la puerta, eran cuatro de las cincuenta personas que había invitado.
- Bienvenidos, espero que la pasen bien, siéntanse cómodos de beber, comer y bailar.
- Gracias, Legolaz~. – Dijó de manera coqueta una de las chicas que ingresaba.
Se quedó pensando un poco en eso hasta que los demás llegaron, la mayoría estaba charlando o comiendo. Aún no había gente alcoholizada. De repente escuchó unos pasos detrás de él. Al voltear pudo diferenciar la figura de una dama. Se veía bien e incluso su vestido era muy hermoso... y escotado.
- Así que tú eres quien la organizó, ¿no?
- Sí, fui yo, ¿sucedió algo? – Preguntó algo nervioso ante tan definido cuerpo que tenía en frente.
- No... nada. Quería decirte que tu fiesta es maravillosa. ¿Podría saber cuál es tu nombre, lindo?
- Soy Fernando, pero dime Legolaz si es que te parece mejor, linda. – Le devolvió el cumplido mientras la mujer lo observaba con un gran deseo.
El de morado siempre se negaba a decir su nombre, pero en ese momento, si era sincero, se sentía caliente. Lo éxito aquella desconocida, su cintura y sus pechos... algo que no pudo resistir.
De repente escuchó el toqué de la puerta por lo que tuvo que ir a abrir y dejar pasar a... Rodny. Sintió un fuerte dolor en el pecho tras verlo. Quedó atónito como si estuviera en presencia de un fantasma, intentó mantener la calma mientras le cedía el paso al muchacho de dorado que le dio un abrazo y felicitó por las decoraciones.
- ¡Gran fiesta, amigo! Creo que te pasaste con esto. Se te da muy bien. ¿Haz hecho otras? – Preguntó.
- He hecho varias... sí. Pero oye tengo que ir con alguien.. la dejé sola, nos vemos después. – Amaba a Rodny, pero en ese momento no pensó sus palabras siquiera dudo tres segundos en hacerlo.
- Uh... sí, ¿adiós? – Se sentía solo.
No quería irse porque acababa de llegar, así que se sentó y en un vaso tomó algo en particular para ahogarse en sus penas con una cosa que amaba. El alcohol y sí, tuvo problemas con eso, pero quería no sentirse tan bajoneado en ese momento. Su mirada fue desviada a la "pareja" que tenía el organizador. Los observaba hablar, disfrutar la noche con la compañía del otro. Tuvo que correr esa vista que retenía todos sus sentimientos.
- Qué onda, Rod. Por qué esa cara, uh. – Dijo asustando al pelirrubio.
- ¡AH! ¡Qué susto me diste! – Rodrigo estaba sudando frío, de verdad no se espero la presencia de Stronbol detrás suyo.
- JAJA, bueno qué tanto ves a esos dos. ¿No estás feliz por él? Por fin va a poder garcharse a una.
- Si, bueno... tengo que admitir que me siento raro, pero supongo que estoy feliz.