𝙰𝚛𝚛𝚎𝚐𝚕𝚊 𝚝𝚞 𝚍𝚎𝚜𝚊𝚜𝚝𝚛𝚎

775 55 26
                                        

Después de su ducha, y de reafirmar que su "mes" se había adelantado, Alastor decidió dejar de lado sus ideas y pensar mejor que es lo que haría. Claramente este no era su plan, pero no había vuelta atrás. 

Regreso a la habitación donde había sucedido todo su desastre, el cuerpo lleno de marcas y moretones aún seguía durmiendo plácidamente entre las finas sabanas del venado. Se acercó para examinar que no tuviera herida alguna, y al encontrar algunos, chasqueo sus dedos para que su magia lo limpiará, por un momento pensó en dejarlo así como dios lo trajo al mundo pero a los pocos segundos hizo que su propia  ropa lo abrigará.

No iba a dejar que nadie más viera esa piel que el mismo saboreo. Salio de la habitación en dirección a la cocina. De nuevo esos pensamientos intrusivos llegaron a su mente, no paraba de pensar en como llego a terminar en esa situación, ¿Cómo es que el soberano del infierno llegó a su cama? 

Tenía lagunas mentales de lo que le hizo, no tenía explicación de lo que pasó antes de eso. Sabía bien que había bebido la noche anterior, y tenía aún más en claro que Husk no le pondría nada en su bebida... ¿O sí?

Llegó a la cocina y, para su sorpresa, la mayoría de los empleados del hotel estaban allí, claramente afectados por una resaca evidente.

—Buenos días, queridos compañeros —saludó elegantemente Alastor, con su habitual tono melodioso.

—Buenos días, Al —respondió la rubia, ofreciendo una pequeña sonrisa mientras tomaba su taza de café.

—Anoche no pude dormir bien —se quejó Cherry, quien entraba también en la cocina, frotándose el ojo con gesto cansado.

—¿Por qué? —preguntó Charlie, mientras se acomodaba junto a su café y comenzaba a desayunar tranquila.

—Bueno, tu cuarto no está tan cerca de la estación de radio... —respondió Cherry con un tono juguetón, lanzando una mirada cómplice a Alastor mientras le daba una ligera palmadita en el hombro. Su sonrisa era casi traviesa, como si supiera algo que los demás no.

Vaggie, que justo estaba tomando un sorbo de café, casi lo derramó al escuchar las palabras de Cherry. Su mirada se dirigió de inmediato hacia la cíclope, intentando descifrar qué había querido insinuar. 

Por su parte, Alastor trataba de disimular su evidente incomodidad. Murmurando algo inaudible, con cierta torpeza y se dirigió a la pequeña cafetería del salón, fingiendo estar más interesado en servirse una taza de café que en la conversación que había dejado atrás.

—Entonces no estaba loco —comentó Angel con ese tono juguetón que lo caracterizaba, ladeando la cabeza y mirando de reojo a Alastor.

—¿No entiendo? —preguntó Charlie con genuina inocencia, parpadeando confusa mientras alternaba la mirada entre Angel y Vaggie.

—¿No es obvio? —insistió Angel, con una sonrisa descarada que sólo alimentó la tensión en la sala.

—Ni se te ocurra... —advirtió Vaggie, con un tono cortante que dejó claro que no estaba para juegos. Su mirada se afiló al nivel de una daga dirigida al arácnido.

—Tu papá se dio mucho amor con Alastor —soltó Angel finalmente, riéndose para sí mismo mientras cruzaba los brazos con aire triunfal.

La atmósfera cambió al instante. Alastor, que había estado al borde de su paciencia, se giró bruscamente, pero solo la cabeza con un movimiento dramático. Mirando directamente a Angel con una sonrisa que no ocultaba su furia.

Angel, por supuesto, no perdió tiempo en reaccionar. Con una risa nerviosa, corrió hacia Husk, que justo entraba al salón con cara de estar a punto de arrepentirse de haberlo hecho.

𝙴𝚛𝚎𝚜 𝚖𝚒 𝙲𝚒𝚎𝚕𝚘 𝙸𝚗𝚏𝚎𝚛𝚗𝚊𝚕 || RadioApple [TERMINADA]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant