El rubio jadeo al sentir la dura erección del contrario contra su trasero. El sentir la masculinidad de Luffy restregarse en él por encima de la ropa lo iba a enloquecer.
Luffy por su parte estaba cómodo. Hacía tiempo que su novio y él no se divertían, un poco de acción no iba a matar a nadie.
Luffy sujetó con fuerza sus caderas y comenzó a moverse lento contra el gordo culo del rubio, jadeando placentero por la sensación.
Sanji por el contrario, quería morir. ¡Estaban en medio de una situación de vida o muerte y Luffy pensaba en obsenidades!. Con dificultad, suspirando y jadeante, intentó alejar al menor.
-Luffy, maldición, no podemos hacer esto ahora...-Susurró intentando apartarlo.
Mas el menor acalló todas sus quejas cuando planto un húmedo beso en su cuello que provocó un temblor en el rubio. Tras besar la zona, mordió con fuerza y lamió.
Sanji soltó un debil gemido al sentir los dientes de su capitán clavandose en su piel y rápidamente se cubrió la boca con las manos. Podía escuchar los pasos de los marines afuera.
-Luffy...-Suspiró, poco a poco dejándose llevar por el placer.
El azabache comenzó a dejar un camino de besos por el cuello de su mayor, provocando gemidos y jadeos ahogados. Con una mano recorría las largas piernas ajenas, mientras la otra se coló por debajo de su camisa para manosear su torso hasta llegar a su pecho.
-Hace mucho que no toco a Sanji. Apuesto a que tu linda entrada me debe extrañar-Hizo más presión al frotar su erección.
El cocinero mordía su mano para evitar soltar sonidos vulgares; fallando en eso en el momento en que la mano del menor se detuvo para acariciar, pellizcar y apretar sus sensibles pezones.
Un sonoro gemido logró escapar de sus labios, provocando una sonrisa en Luffy, quién aceleró el ritmo por sobre las telas del pantalón.
-Lu...detente. N-nos van a descubrir-Luchó por hablar con nervios al sentir pisadas cercanas fuera del armario.
Sombrero de paja ignoró sus reclamos. Serpenteo su mano por las gloriosas piernas del mayor hasta llegar a su entrepierna, la cuál tomo para comenzar a masajear.
Sanji luchó por no dejar escapar lujuriosos sonidos de sus labios, que resultaba imposible cuando recibía tanta erótica atención.
-Pues que nos vean. La sensación de peligro por llegar a ser vistos ¿No te resulta excitante?-Susurró Luffy en su oreja para posteriormente morderla con suavidad.
-Idiota...-Fue lo único que pudo responder débilmente a eso antes de soltar un nuevo jadeo.
La fuerte mano que lo masturbaba comenzó a moverse con más rapidez de arriba abajo y apretando en los lugares exactos para hacerlo delirar. Las caderas de Luffy tampoco se quedaban atrás, fingiendo embestidas cada vez más rápidas e intensas.
El rubio mordía sus labios con fuerza al sentirse cada vez más cerca del final. Era jodidamente bueno
-Sanji...estoy cerca-Jadeó Luffy en su cuello, haciendo temblar al contrario por su húmeda respiración.
Los movimientos eran cada vez más desprolijos y erráticos, demostrando las ansias que los dos tenían por venirse de una vez.
Ambos hombres unieron sus labios al llegar finalmente al éxtasis, ahogando entre sus bocas los gritos de lujuria que sabían no podrían contener. Al separarse tomaban aire agitadamente intentando calmarse por el intenso momento vivido.
Mientras jadeaban en busca de aire, el moreno nalgueo a su rubio con fuerza provocándole un sonrojo.
-Descansa por ahora, pero juro que en cuanto volvamos al Sunny te haré gritar y rogar-Sonrió tiernamente en contraste con esas indecentes palabras.
Sanji se sonrojó y tembló. Sabía que el monito hablaba muy en serio.
Sin darle tiempo a responder, el Monkey salió del armario, utilizando sus poderes derrotó a todos y cada uno de los enemigos. Tomó a su novio junto a las bolsas de comida, y salió disparado sin mirar atrás.
Mientras huían, a medida que encontraba a sus compañeros los eredaba en sus brazos como sacos de papas para escapar. Evitar llamar la atención no era lo suyo.
Después de aquel desastre que de alguna manera salió bien, puesto que habían logrado escapar, se ganaron unos buenos golpes de parte de Nami. Y por si fuera poco el cocinero tuvo que arreglarselas para evitar explicar el porqué sus pantalones y los del capitán estaban notablemente manchados.
Odiaba a Luffy y a su estúpida calentura. Es decir, si, lo disfruto, pero en esos momentos realmente lo odiaba . . . . . .
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Buenasss. ¿Qué onda?
¿Qué les pareció?
No me convence mucho el resultado. Pero se hizo lo que se pudo.
Luffy estaba en modo Romeo Santos: "Una aventura es más divertida si huele a peligro"
