Capítulo X

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Demi

Cameron se había detenido en un café y prácticamente me obligó a bajarme para ir con él y comer algún postre, realmente no quería ir ya que no me sentía cómoda con Cameron pero simplemente le hice caso para evitarme más discusiones. Sólo quería ir a la habitación esperando que Rachel no estuviera teniendo relaciones con algún chico y poder dormir.

— ¿Cómo te ha tratado la vida? —me preguntó y rodé los ojos sumergiéndome en la lista de postres.

— ¿Acaso te interesa? —pregunté molesta. Odiaba ser así con Cameron pero no podía evitarlo.

—Demi, ya dije que lo siento —comentó y baje la lista de postres.

—Un simple lo siento no arregla las cosas.

—Lo sé —iba a hablar pero lo interrumpí.

—Pero está bien —suspiré y me miró confundido. —Es un nuevo capítulo de mi vida —conté. —Quiero cambiar, quiero dejar mi vida del sufrimiento y alejarme de los rencores y no quiero estar molesta con nadie, así que no te preocupes Cameron.

—Me alegro que pienses así —me dio una sonrisa de lado y ordenamos al mesero que fue a nuestra mesa.

—Fuiste un capítulo muy hermoso de mi vida —admití cuando el mesero se fue. Cameron me miró con los ojos abiertos de par en par.

—Me hiciste muy feliz —me dijo y le sonreí débilmente. —Pero he conocido a alguien que ahora lo hace.

—Lo sé —sonreí tristemente intentando ocultar el llanto que quería venir. Llegó el mesero con nuestras órdenes y comimos sin decir nada más.

Cuando terminamos Cameron pagó y le agradecí. Volvimos al auto y partimos al campus.

— ¿Y conociste a alguien? —preguntó de la nada sacándome de mis pensamientos.

—A muchas personas —comenté y negó sin despegar la mirada de la carretera.

—En tema amoroso.

—Ah —sentí el rubor subir por mis mejillas y asentí. —Sí, se llamaba, se llama Kellin.

—El famoso Kellin de quien Rachel me habló una vez ¿me equivoco? —preguntó y asentí sintiéndome incómoda. —No quiero sonar entrometido, pero, ¿a Kellin no le molestaría que te fueras con el ruloso?

—Se llama Harry —contesté en un bufido. —Y no, él y yo rompimos hace menos de un mes.

—Lo lamento.

—También yo —suspiré pesadamente. —Pero fue lo mejor, para ambos.

— ¿Es verdad lo del bebé? —preguntó de golpe y abrí mis ojos como platos.

— ¡No! Para nada —respondí dolida por el simple hecho de que pensara que fuera verdad.

—Pero ya no eres virgen, ¿me equivoco?

—Eso no te incumbe —contesté ruborizándome.

—Por algo debió correr ese rumor —dijo como si nada y abrí mi boca de par en par.

— ¿Cómo dices? —pregunté rudamente. — ¡Cómo te atreves a pensar eso! —grité.

—No lo sé, simplemente las personas cambian.

— ¡No soy ninguna puta!

—No lo estoy diciendo, sólo te digo que las personas cambian.

— ¿Y tú? —lo miré de reojo y Cameron orilló el auto. Habíamos llegado al campus.

Segunda fase |Cameron Dallas| Segunda temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora