—¿Te gustan los juegos de velocidad? —pregunté

—Son entretenidos —dijo mientras se sentaba a mi lado, ajustando los controles.

Su mano rozó la mía brevemente, algo tan fugaz que podría haber pasado desapercibido, pero no lo hizo. Sentí un calor inesperado, como si ese breve contacto encendiera algo en mi.

El juego comenzó. Las imágenes de los autos a toda velocidad pasaban frente a nosotros, pero mi atención no estaba solo en la pantalla. Cada vez que Shadow adelantaba a otro vehículo o lograba un giro perfecto, notaba la leve tensión en su postura, la concentración en su rostro. Algo en su calma me atraía, y por un instante, me encontré más pendiente de él que del propio juego.

Cuando terminó la carrera, él había ganado, por supuesto.

—No está mal —dijo, mirándome de reojo, una ligera sonrisa dibujando en su rostro.

—Te dejé ganar —mentí descaradamente, intentando suavizar mi derrota.

Shadow solo río, una risa corta pero sincera, que resonó más fuerte que cualquier sonido de la sala recreativa. Esa risa hizo que el ruido a nuestro alrededor se desvaneciera. De repente, no importaban las luces ni la gente, solo estábamos él y yo, compartiendo un pequeño momento de complicidad.

Habíamos llegado al cine sin ninguna intención clara. La tarde se desvanecía lentamente, con el sol comenzando a esconderse tras el horizonte. La cartelera iluminada destacaba los títulos de las películas en estreno, pero ninguno de los dos parecía tener una opción en mente.

—Entonces, ¿Qué quieres ver? —le pregunté a Shadow mientras nos deteníamos frente a la taquilla.

—No tengo preferencia —respondió él con su típico tono indiferente, mirando la lista de películas sin verdadero interés.

—¡Perfecto! —exclamé, con una sonrisa que apenas podía contener— Entonces, elegimos una al azar. 

Él levantó una ceja, claramente no acostumbrado a tomar decisiones de esa manera tan impulsiva, pero no dijo nada en contra. Me acerqué a la máquina de boletos, cerré los ojos y presioné uno de los títulos sin mirar. Cuando abrí los ojos, la pantalla mostraba el nombre de una película que ni siquiera había escuchado antes.

—"El viaje sin retorno" —leí en voz alta—. Suena... interesante, ¿no?

Shadow me miró con esa expresión neutral suya, pero pude notar una ligera curva en las comisuras de sus labios. Algo en esto le resultaba divertido, aunque no lo diría en voz alta.

—Vamos a ver de qué trata —dijo finalmente, como aceptando el reto.

Compré los boletos y entramos en la sala. El lugar estaba casi vacío, solo algunas personas esparcidas por las filas. Elegimos dos asientos en el centro, lo suficientemente lejos como para estar cómodos, pero lo bastante cerca como para tener una buena vista de la pantalla.

La película comenzó, y en cuestión de minutos, ya me estaba preguntando qué demonios habíamos elegido. Era un thriller extraño, lleno de giros inesperados, pero lo peor de todo era la trama confusa. Miré de reojo a Shadow, tratando de medir su reacción. Él seguía completamente concentrado en la pantalla, como si estuviera analizando cada detalle.

A mitad de la película, cuando la situación en la pantalla se volvía más absurda, solté una risa por lo ridículo que era todo. Shadow me miró de reojo, y aunque al principio pensé que me juzgaría con la mirada, me miraba sonriente.

—¿Te parece graciosa? —me preguntó.

—Un poco o mucho —admití, conteniendo otra carcajada—. No sé ni qué está pasando, pero es tan mala que no puedo evitar reírme.

Invisible stringWhere stories live. Discover now