Invisible string

Capitulo 2

—¿Estás bien? —preguntó él, con su tono usualmente frío, pero había algo en su voz, un matiz que no lograba descifrar. Tal vez estaba solo imaginando cosas.

—Sí —respondí rápidamente, con una tos nerviosa—no esperaba que estuvieras aquí.

Mi mente estaba dando vueltas, como si todo esto fuera demasiado para procesarlo en tan poco tiempo. Mientras observaba a Shadow, me preguntaba si él notaba lo mismo en mí. Si sentía también la incomodidad de este momento, o si era yo quien lo hacía más extraño de lo que ya era.

Tails me observaba con una expresión que no podía leer. Pero esa mirada, esa curiosidad me ponía incómodo.

—Vaya, así que tú también estudias aquí ¿Desde cuándo? —preguntó Tails, sin dejar de mirarnos.

—Apenas dos meses —respondió Rouge, como si estuviera a punto de contar algo más, pero se detuvo.

El almuerzo pasó sin demasiados incidentes, pero era difícil concentrarme. Shadow casi no hablaba, se limitaba a hacer movimientos de cabeza, a mandar callar a Knuckles cuando su voz se volvía demasiado ruidosa. No parecía importarle lo que pensaran los demás. Me sorprendió lo fácil que era para él ser tan directo.

Entonces, algo extraño ocurrió. Mientras miraba a Shadow, de repente sentí que me observaba. Lo hacía de manera sutil, casi como si estuviera evaluándome, pero no estaba seguro si era real. Quizá era solo mi imaginación.

Al final, Amy decidió que iría al concierto con Shadow.

* * *

Al llegar al departamento, Tails como siempre, se apuraba para su trabajo de medio tiempo. Yo, por otro lado, no tenía un trabajo convencional. No necesitaba uno, no aún..

—¡Sonic! ¡Por fin! Pensé que no vendrías. Hoy hay un nuevo tipo que va a competir, y es todo un dolor de bolas.

—Será igual que los otros, terminaré haciéndolo tragar mi polvo.

No me gustaba considerar lo que hacía como un trabajo, pero tampoco me veía atrapado en uno de esos trabajos tradicionales como los de mis amigos. Lo que realmente me apasionaba, lo que me hacía sentir vivo, era el rush de las carreras de motocicletas clandestinas. Ya me había ganado algo de fama. No importaba quién me desafiara, las apuestas siempre estaban a mi favor. Eso me hacía ganar, sí, pero también me hacía sentir que controlaba todo. Aunque, en el fondo, sabía que no siempre podía ganar. Muchas veces me dejaba vencer, solo para alimentar el ego de los demás, para que regresaran confiados. Podría decir que ese es mi contrato no firmado: dejarles ganar para que siempre quisieran más, pero siempre con una recompensa para mí al final.

Disfrutaba de la atención. De la adrenalina. Y sí, de las chicas que se acercaban, coqueteando o incluso un par de chicos que querían desafiarme por "reconocimiento". Sin embargo, siempre dejaba claro algo: las relaciones serias no eran para mí. Nunca lo serían. Mi vida no estaba hecha para complicarse con "sentimientos". Eso simplemente no iba conmigo.

—Espero que pierdas.

Ah, otra chica resentida. Ya era algo normal. Llegaba un punto en el que ni siquiera me molestaba en darles una respuesta, solo me reía por dentro.

—Vamos, cariño, ¿no la pasamos bien? ¿Dónde quedan esos momentos increíbles? —le dije con una sonrisa de suficiencia, mientras me acercaba.

—Estoy harta de tus engaños —me respondió, algo desafiante.

—¿Engañar? Ja, ja, pero cariño, nunca te prometí nada. ¿De qué hablas? —respondí, alejándome y riendo mientras me preparaba.

Ella me gritaba, pero honestamente, no la escuchaba. Estaba demasiado concentrado en lo que venía.