Capítulo 3

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Camila

Un par de tazas de café, dos chicas con dolor de cabeza y una tonelada de disculpas era lo que me traía la mañana del sábado.

No había dormido más de dos horas y el cansancio seguramente podría notarse a kilómetros de distancia. Podría apostar por ello. Ally, como era de costumbre, había sido la primera en levantarse para preparar el desayuno, aunque realmente –y sin importar que lo negase– yo sabía que sentía su cabeza a explotar y aquello le había orillado a salir de la cama.

Luego vino Dinah, quejándose en voz alta por cualquier cosa que se le cruzara en la mente y posteriormente disculpándose miles de veces conmigo. Al principio no hacía más que responderle que su comportamiento de anoche no me había molestado en absoluto pero ella sabía que mentía y lo que consiguió fue sacarme de mis casillas.

Estuve a punto de lanzarme sobre ella, sinceramente. Afortunadamente Allyson salió con uno de sus sermones de media hora mientras nos separaba para luego llevarnos al comedor, sirviéndonos nuestros respectivos desayunos y consiguiendo que finalmente yo fuese sincera con Dinah, ésta dejando de disculparse.

Y ahora estamos aquí, en un silencio incómodo del cual la divina salvadora Ally se encarga de aniquilar.

– No dormiste muy bien, ¿ah? – Pregunta, abriendo conversación entre las tres y haciendo que toda la atención se ponga en mí.

Juego un poco con mi cereal, sin levantar la mirada, tratando de acomodar mis pensamientos para no lanzar una respuesta tonta de la cual pueda arrepentirme el resto del día. No quiero soltar un comentario que las agreda pero tampoco quiero mencionar que estuve casi toda la madrugada fuera del apartamento.

Sin contar que tampoco quiero que se enteren de que he visto a Kendall.

– Escuché que entraste al apartamento alrededor de las seis de la mañana, Mila. – Comenta Dinah en el momento menos indicado. ¿A dónde fuiste? – Cuestiona, Ally levantando las cejas sugestivamente mientras yo no hago más que moverme en mi asiento, un tanto incómoda ante toda la situación.

– Estuve con una chica. – Decido responder, con naturalidad.

Wow, ¿de qué nos perdimos? – La voz de Ally suena un poco alterada y suspiro. Sabía que iba a arruinar las cosas si hablaba.

Está claro que si hablo de la ojiverde lo único que obtendré serán miles de preguntas por parte de mis mejores amigas y eso es lo que menos necesito.

– No de esa forma. – Aclaro, haciendo el plato de cereal a un lado y viendo como Dinah lo toma, pidiéndome permiso con la mirada para comerlo así que simplemente asiento. ¿Recuerdas a la chica guapa que te ayudó un poco en el baño? – Cuestiono dirigiéndome a la menor de mis amigas.

– Recuerdo algo de ello.

– Pues terminó trayéndonos al apartamento, estuve conversando con ella.

Ambas chicas asienten con entendimiento y puedo ver la mirada que intercambian antes de que una sonrisa aparezca en sus rostros, bufo de inmediato tratando de ponerme de pie para abandonar el comedor pero me veo interceptada por la castaña-rubia quien da un par de saltos en su lugar, alegre ante mi comentario.

– ¿Te ha gustado? ¿Se besaron? ¿Cómo se llama? – Me ataca con preguntas, Dinah riendo detrás de nosotras mientras Ally me jala con fuerza hasta la sala, haciendo que tome asiento en el sofá para luego tomar lugar ella, frente a mí.

– Yo también quiero escuchar. – Canturrea la polinesia llegando hasta donde estamos, sentándose a un costado de nuestra mejor amiga mientras mantiene el plato con cereal en sus manos. Niego con la cabeza preparándome mentalmente para sus preguntas y aunque me sienta un tanto intimidada no puedo negar que hablar de la chica de la melena oscura me resulta entretenido.

AML (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora