Capítulo 41.

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—¿Es normal que la trate así? —Pregunta Ed mientras cierra su casillero— Parece un tanto obsesionada con ella.

—¿A que te refieres? —Me toma un poco de sorpresa su pregunta.

—Míralo por ti mismo —Cierro mi casillero y la veo.

Demonios, ¿Por qué no la puede dejar en paz tan si quiera unos momentos?
Dafne la esta molestando... De nuevo. Pero estoy seguro de que ahora no lo hace por costumbre sino lo hace para vengarse de mi.

—Imbecil, ¿Por qué no me dices antes? —Empujo a Ed un tanto enojado.

—¿Y yo como iba a saber que eres su protector? —Él rueda sus ojos.

Me acerco lo más rápido posible para llegar en medio de ambas.

—Sin duda tus lentes no te favorecen —Dice con tono arrogante Dafne, Leire solo la ve con su ceño fruncido—. ¿Qué pasa si hago esto?

Y antes de que lo pueda evitar Dafne toma sus lentes y los tira al suelo, acto seguido los pisa con mucha intensidad, una y otra vez. Hasta que estos quedan destrozados por completo.

—¿Cual es tu jodido problema Dafne? —Le cuestionó realmente enojado—. No tienes el derecho de hacerle eso, ni nada de lo que sueles hacer.

—¿Por qué la defiendes? ¡Es la patosa! —Lo grita como si fuera algo estupido de hacer. De defenderla.

—Porque quiero. Ya te dije no esta bien, te lo grite ayer. ¿Qué Carajos te pasa? ¿Qué acaso no tienes malditos sentimientos? —De hecho... No creo que los tenga, si soy sincero.

—Claro, por ti —Responde muy cínicamente.

Leire sigue observando toda esta situación muy seria.

—Es una obsesión, acéptalo y supéralo —Realmente estoy harto de que esté aferrada a todo esto, a mi—. Dafne para de una buena vez, no llegarás a ningún lado si sigues así. Discúlpate con ella.

—¿Qué? Claro que no.

—¡Oh claro que si!, ahora mismo —Mi tono de pocos amigos la asusta un poco. Lo puedo ver en sus ojos.

En serio, más vale que lo haga, pero estoy pensando que estoy sonando muy infantil por pedirle algo como eso, ya que la conozco y sé que realmente no haría algo de lo que le pida.

Al igual que ayer, habíamos generado una multitud pequeña que nos observaba con mucha atención como si todo esto fuera un espectáculo de ciervo, o tal vez ni tan pequeña era esta multitud, cada vez eran más personas.

—AHORA —Repetí enojado.

—No —Pone una mirada desafiante—, jamás.

Leire esta completamente seria, no había dicho nada y esto se estaba tornando un poco raro. No dice nada y empieza a dar unos pasos. Pero entonces me doy cuenta que algo va mal, algo va mal con ella ante la situación.

No camina como si fuera a huir. Camina demasiado lento como para hacer lo mismo que ayer.

Vuelve a dar otros pasos, quedando muy cerca de Dafne, lo único que las separa, son los lentes rotos que se encuentran en el piso.

Dafne le sonríe de una forma muy maliciosa, entonces Dafne la empuja un poco, veo como Leire se tambalea.

—¿Estas bien? —Le susurro, ella asiente—. Dafne, detente de una buena vez.

Ella me ve feo, pero creo que mi mirada la intimida mas.
Pero hay algo que no contábamos...

Ni Dafne.
Ni yo...
De hecho no creí llegar a ver que esto pudiera suceder.

La apuesta perfecta [1]Where stories live. Discover now