Capítulo 3.

36.1K 1.2K 47
                                    

Tal vez perezca raro lo que estoy a punto de hacer. No claro que no; no parece nada de raro hablar con ella, ni que fuera algo anormal. Al contrario, esto es muy normal para mí, y eso es la verdad. Aun así cuando hablo con chicas suelen darse cuenta de mi presencia, y en cambio esta chica no ha cruzado mirada conmigo en ningún momento, y es lo que se me hace raro porque cada vez me encuentro más cerca.

Estoy enfrente de ella a punto de decir algo.

Pero algo me detiene, no algo, si no más bien alguien, su toque en mi piel hace que tenga escalofríos, la reconozco por su perfume, lo odio es muy dulce para mi gusto, la vainilla jamás me ha gustado mucho, creo que solo puedo soportarlo en la nieve y en pastel de vainilla... Pero no es perfumes, hace que quiera estornudar sin parar.

Y si estornudo dos veces.

Dafne. Imaginaba encontrarme con ella hoy, pero tiene una cierta precisión en arruinar planes inesperados. Siempre que quiero hacer algo que implica que ella no tenga que estar presente, aparece. Es como si está chica tuviera un sensor que dice "Eliot no te necesita ahorita, pero ve a molestarlo". Me había empezado a dar cuenta de ello las ultimas veces que quería platicar con alguna chica, aparecía de la nada...

—Hola guapo —Saluda según ella muy tranquila pero claro con su tono de coqueteo, como suele hacer siempre.

—Dafne... —Me atrapó un poco desprevenido la verdad. Mientras que vuelvo a estornudar.

Casi suelto su nombre de pila "Theeg". Y me siento un poco mal por tan si quiera pensarlo.

—¿Quieres venir conmigo? —Me dice mientras se balancea sobre mi... Hasta llegar a tomarme del cuello con ambas manos mientras acerca sus labios a los míos.

Me siento un poco incomodo, Dafne casi siempre trata de besarme y ahora no es el momento de que realmente lo consiga ya que tengo en la mira a una pelirroja.

Algo me dice que tomó alcohol mucho o le dieron algo, tal vez pudo haber fumado. O ambas cosas. Lo más probable es que sean ambas conociendo a Dafne que ingiere todo lo que encuentra o le dan.

—Hoy no estoy muy interesado Dafne... —Le digo tranquilo pero a la vez con un deje de sequedad, ya que yo quiero ir a hablar con aquella pelirroja—. ¿Por qué no te vas a buscar a alguien más?

—Pero yo te quiero a ti —Dice mientras da brincos, como una niña pequeña, al igual que hace pucheros—. Tenía planeado qué tal vez tú y yo... podríamos... podríamos no se tal vez besarnos o algo así.

Me pregunto cómo no se resbala con aquellos tacones deben de ser de quince centímetros es algo que también admiro de las chicas que pueden usar esas monstruosidades sin morir en el intento, sonrío mentalmente a veces ni se en lo que pienso, en cosas tan incensarías en momentos así.

Me gusta estar con ella es cierto, pero no en estas condiciones, y a veces es cansado cuando está así, se pone en un plan que cansa y solo quieres huir, o bueno en mi caso. No entiendo porque bebe mucho si sabe que no se puede controlar. 

—Ve a buscar a alguien más ─Hace un puchero─. No creo que tu presa pueda ser yo el día de hoy.

Parece que se va, de hecho, duda en irse, pero al final se va. Afortunadamente.

Cuando me doy la vuelta la pelirroja está observándome detalladamente con ojos entrecerrados. Hay algo en su mirada que no tenía hace un par de minutos. Algo que no me agrada en lo mas mínimo. 

Antes podía ver como en su mirada habían varias emociones, ahora mismo parece fría.

—Esto no se ve seguido, el gran Valerio rechazando a la princesa Dafne, esto se ve una vez en la vida —La chica de cabello pelirrojo habla con un tono tan frió que me provoca un poco de escalofríos—, ¿Acaso fue su forma de hacer el berrinche que hizo que la rechazaras? ¿O que estaba drogada? ¿O es acaso que ya no la encuentras  linda? Mmm... Me imagino que jamás lo sabré.

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora