Capítulo 2.

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Me encuentro afuera de la casa de Eduardo, esperándolo por desgracia, digamos que su hermana tomó su auto, al parecer ella también tenía planes para hoy y se le adelantó a Ed, las chicas son bravas, bueno solo algunas, pero la hermana de Ed sí que lo es.

En fin, le envió un mensaje para que salga.

>>WhatsApp: Ed

Eliot V.: ¿QUE  CREES QUE ESTAS HACIENDO?, ¡YA SAL!

No pasaron más de dos minutos para que saliera.

—Ya era hora, ¿no? —Le digo con un apretón de manos.

—Pues ¿Qué te digo?, simplemente estaba peleando por teléfono con mi hermana—Me dice mientras se pasa la mano por su cabello, lo hace seguido... A veces creo que es más vanidoso que yo—. Bueno, ¿Pues qué esperas?, vamos.

Ruedo los ojos mientras asiento y enciendo el auto. Eduardo no es el favorito de las chicas, pero aún así él se siente como si lo fuera. De ahí la razón por la que se arregla tanto, como si pensara que su forma de vestir y peinado fuera lo que las chicas le prestarán atención.

Las fiestas de Sandro suelen ser fuera de la ciudad, ya que tiene una casa de "campo" pero de campo no tiene nada y no está nada retirada de la ciudad... De hecho, sigue estando dentro de la ciudad esa casa, tiene alberca y usualmente las hace cuando sus papás no están. Por lo que puedo deducir que sus padres no están.

Suele ir casi toda la preparatoria, y últimamente organiza fiestas más seguido, ya que estamos en el último semestre de preparatoria, eso significa que solo nos queda unos tres meses para terminar esto. Por fin y con eso salimos de ese infierno.

Muchos me preguntaran. Pero Eliot tu eres popular, ¿Qué tiene de infierno es eso?

Bastante, tienes que fingir mucho lo que eres y quien eres porque las personas ya te asignaron una personalidad. Una vez estando adentro era demasiado difícil volver a ser tu y nadie te advierte de esa cláusula grande en el contrato de la popularidad. Debías de dejar de lado lo que eras, para convertirte en lo que ellos esperaban que fueras.

Ese era una de las clausulas invisibles que existía en ese mundo de la "popularidad" no había marcha atrás estando adentro y no te convenía retorcer porque la sociedad te comería vivo.

Cambiando de tema, lo que me gusta de estas fiestas, es que alguna chica bonita llega a hablarme y me mantengo entretenido. A veces es divertido conocer a más personas. Suelen ser amables y puedo tener temas de conversación normales, bueno a veces...

Mientras que Eduardo busca a una chica con quien ligarse, y puedo decir que él no es tan afortunado en encontrar a alguien, usualmente... Nunca.

En fin. No todos tienen mi suerte. Y a veces quisiera cambiarla por un pollo Kentucky, ¿Les he dicho que tengo años sin comerlo todo debido a mi entrenamiento? Si, es una pena. Aunque a veces como alitas en bares. Pero no es lo mismo. Demonios, vaya que cambiaría mi suerte por ese pollo.

Llegamos a la casa de Sandro y como era de esperar, está llena, chicas y chicos bailando hasta en el jardín, me imagino que adentro está muy lleno.

Bajamos los dos, pongo la alarma del auto y guardo las llaves en mi bolsillo.

En cuanto voy entrando varias de las chicas me observan, lo puedo notar de reojo. Suspiro, es mejor cuando solo hablo con alguien ya que la atención de varias chicas provoca que me ponga muy nervioso. ¿Y eso por que? Se debe a que debo de pensar en una forma en cómo parecer alguien divertido o genial, y aunque a veces se me da... Es más complicado. 

Voy a la cocina por un vaso con cerveza.

La fila está algo larga, así que decido buscar a una cara conocida.

Casi al frente está Román, el capitán del equipo. Decido ir con él ya que así podre conseguir un vaso con cerveza más rápido.

—Román, ¡Qué onda! —Le digo mientras sonrío.

Es muy curioso como empezamos a usar el "Que onda", "Que show",  y todo eso para decir hola. ¿Como por que? Simplemente no lo se.

—¡Hey!, Eliot —Nos saludamos con un apretón de manos.

Me agrada el "Hey" suena más natural.

Mis ojos se dirigen a lado de Román por si lo veía acompañado de alguien, pero como lo tenía imaginado, esto era un rotundo no.

—¿Y tus chicas? —Le pregunto mientras bajo y subo mis cejas, en eso me meto a la fila.

Buena estrategia Eliot.

—¿Cuáles? —Me responde riendo.

Nunca se le ha visto a Román salir con alguna chica, he llegado a pensar que le gustan los hombres. Lo cual no es un problema, pero tampoco lo he visto salir con hombres. Por lo que no se realmente sobre sus gustos.

Lo observo, pero no sé, no tiene esa sensación de que le gusten los hombres.

Así que simplemente es un misterio Román para mi.

—Ya sabes, las que están detrás de ti —Continuo mientras lo agarro por lo hombros y lo agito un poco y hago voces graciosas.

Él ríe mientras niega con la cabeza.

—Pues por ahí deben de andar, ya sabes que las ignoro —Hace un gesto de indiferencia con sus hombros—. ¿Y las tuyas amigo?

Río por eso, supongo que ya todos saben cómo soy. Y si no saben como soy, lo inventan. Porque así es la preparatoria el chisme que no existe las personas lo inventan para hacer la vida de alguien más interesante o tener algo de lo que hablar.

—También por ahí deben de andar, al rato busco alguna chica —Me encojo de hombros—, si es que ella no viene a mi primero.

Pero si soy sincero, no parece mucho del otro bando la verdad, tal vez no le agrade llamar mucho la atención en ese aspecto, o tal vez las chicas de nuestro instituto no sea lo que él busca.

—¿Vienes solo? —Pregunto con curiosidad.

No soy el único que le gustaría saber si realmente no le gusta salir con alguien. Porque aunque a mi no me guste salir con alguien, suelo entablar conversaciones con chicas.

—Se podría decir que... —Responde Román no muy seguro─, no.

No pregunto más, porque llegamos al gran barril de cerveza. Él se sirve primero, toma dos vasos, entonces realmente no viene solo.

Y yo tomo uno.

—Bueno, nos vemos al rato —Le digo—, o por ahí tal vez.

Él asiente y se va.

Lo veo salir por la misma puerta que yo salgo segundos después.

Veo a las personas bailar y cantar, otras en grupos, otras fumando o bebiendo, y otros besándose. Lo típico de una fiesta.

Pero... Ahí, justamente ahí... sentada en aquel sillón, hay una chica que jamás había visto, y créanme que yo he visto muchas, es pelirroja, con un vestido color verde, algo escotado, no es lo que me sorprende de ella, si no que está sentada viendo a todo el mundo, sola... Excepto por... Román, él le está dando el otro vaso extra que se llevó de cerveza. Puedo ver que ella niega con su cabeza, al parecer no quiere tomar, y puedo leer en los labios de Román que dicen "Vamos" y también puedo ver que ella responde con un "Está bien" mientras suspira.

Después Román se va, y la chica pelirroja desconocida para mí, se vuelve a quedar sola.

Lo cierto es que aquella chica no resalta mucho entre otras con las que he salido, pero tal vez sea su forma de ver a todo el mundo... Como si no importaran y a la vez como sí realmente lo hicieran, es lo que me llama la atención de ella y aparte de que es una fiesta ¿Como una chica como ella puede estar ahí sentada y malhumorada en una fiesta cuando lo más aburrido aquí sería fumar?

Me acercaré a ella. Total, no sería malo conocer a una pelirroja linda esta noche. Será la noche de suerte para aquella pelirroja. Y tal vez algo de diversión para mí... Al final tal vez ambos saldremos ganando de todo esto.

La apuesta perfecta [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora