Todo pasa en cámara lenta, pero no podré detenerlo, porque estoy paralizado por la impresión de lo que está sucediendo.

Y sin más la mano de Leire impacta por completo en la mejilla de Dafne.

Sin más, es la primera vez que veo que alguien llegue animarse a poner una mano encima a Dafne, y ahora lo acabo de presenciar todo. Y no he sido el único. No hay ruido, la multitud está callada y desconcertada al igual que yo lo estoy.

Creía haber visto casi todo, pero me doy cuenta de que apenas estoy empezando.
Empezando a creer que realmente no se que esperar de nadie, o de como puedan suceder las cosas realmente. Antes creía que había un patrón en el que te decían el comportamiento de las personas, el patrón se ha rato ante mis ojos. Y ahora se, que apenas estoy empezando a conocer.

Dafne se voltea con Leire con una mirada de profundo odio.

—Esto no se quedara así —Dafne la apunta.

—Si, si claro ya escuche esas palabras con anterioridad Dafne —Leire está muy seria, sin duda yo no esperaba nada de esto—. Pero lo que no se quedará así, es que hayas roto mis lentes enfrente de todos. ¿Piensas que nadie puede hacer algo al respecto sobre tus acciones? Estás equivocada.

Dafne le dedica una última mirada de muerte, después a mi y se va con la cabeza en alto, como si todavía le quedará algo de dignidad...

—Chicos, hora de regresar a sus asuntos, mucho drama por hoy —Les grito a todos los presentes.

Ellos empiezan a murmurar mientras empiezan a caminar a otra dirección.

Ella ve sus lentes rotos que se encuentran en el piso.

—¿Por qué me odia tanto? —Se cuestiona más para ella misma que para mi, después medio sonríe—. Nunca lo sabré.

—Ni yo lo se, Cariño —Ultimamente me he estado cuestionando lo mismo. 

—Me sacó de quicio... No imagine llegar a darle una cachetada si te soy sincera —Ni yo, pienso—. Pero realmente estaba cansada de ella, y que hiciera su drama enfrente de todos, no lo soporté.

—No te preocupes, supongo que hiciste lo que creíste mejor para ti. Y estuvo genial.

—Supongo.

Suspira y me voltea a ver.

—Dame dos, tengo que hacer algo —Me dice mientras observa sus lentes rotos.

—¿No te vas a escapar verdad? Recuerda que vamos a ir a comer —Le recuerdo.

—No, solo que necesito hacer algo —Yo asiento.

Abre su casillero, y saca algo de este.
Y se va al baño de chicas.
Ed se acerca. Al parecer era el único que no se había ido.

—¿No crees que Dafne está muy obsesionada con ella al igual que contigo? —Pregunta.

—Si... Eso es muy extraño —Afirmo.

La puerta del baño de chicas se abre y de este sale Leire.

—Listo... Fui a ponerme mis lentes de contacto, realmente no puedo ver sin ellos —Explica Leire en cuanto se pone a mi lado—. Hola Eduardo.

—Hola, Leire, yo creo que me voy... —Asentimos los dos—. Lamento lo de tus lentes.

Ella murmura un "Si"

—¿Nos vamos? — Le pregunto y ella asiente, mientras caminamos todo el mundo se nos queda viendo, o tal vez a Leire—. Te ves mejor sin los lentes. Y has sido realmente valiente por lo de la cachetada.

—Me gustaban mis lentes, pero ahora no los tengo así que tendré que usar lentes de contacto por culpa de TU Chica Loca.

—¡Hey! No es mi chica tenlo por seguro.

—Bueno de la chica que tiene una ligera obsesión contigo.

—¿Ligera? —Le cuestionó algo alterado—. Ella está loca y no la soporto, me esta volviendo loco, y luego tengo una pequeña amenaza de ella.

Ella ríe un poco.

—¿Cual?

—Que ella consigue siempre lo que quiere —Trato de imitar su tono de voz chillona—, y que yo iba a ser suyo, por las buenas o por las malas.

—¿Y tú crees que lo logre? —Pregunta divertida como si nada hubiera pasado.

Hago una mueca, y sin más llegamos al estacionamiento.

—Tendrás que averiguarlo.

—Supongo —Sube al auto y yo hago lo mismo—. ¿A dónde vamos a ir?

—A comer —Ella rueda sus ojos, y yo río por eso.

—Ya lo se, pero —Medio sonríe—. ¿A donde?

—Mmm... A donde nos lleve la vida —La verdad es que no tenía ni la menor idea de a dónde ir a comer.

—No sabes a donde, ¿Verdad? —Soy muy fácil de leer.

—Noup.

—Tenias que ser tan... Valerio —Dice mientras vuelve nuevamente a rodar sus ojos—. Bueno... Ve pensando en algo porque en serio muero de hambre.

—A sus ordenes mi capitana, ¿Algo más? —Sarcasmo.

—Ya que lo dices...

—Dejémoslo así —La detengo a tiempo.

La observo, ella se muerde su labio.
Se que le ha parecido graciosa está situación.

La apuesta perfecta [1]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin