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Jeon. 

Uuhm, carajo. Pensé que Kei iba a reaccionar mal por la noticia y se iría de la casa conmigo. Bueno, eso lo haré después, me la llevaré. 

La mire y la bese, esa pequeña niña había pasado por mucho, y yo la iba a proteger de todo y de todos. ─ ¿Estás bien? ─ Pregunte, mirando sus manos. ─ Sí, lo estoy. Ahora sólo quiero irme de esta casa un rato. ─ Mi parte favorita, tenerla conmigo.

─ ¿Y qué tienes en mente? ─ Pregunte, dejando un beso en sus mejillas y cuello. ─ Quiero un poco de alcohol, comida y.. Sexo. 

Bien, Kei ahora dejó de ser tan tímida, eso me gustaba. ─ Hoy quiero hacer de este un día diferente.. ─ Me levante, quedando enfrente de ella, tomando su mandíbula y haciendo que mire hacia arriba. ─ Hoy mando yo, linda. ─ La dejé allí y fui hacia la habitación, busqué mis cosas, luego subió Kei por sus cosas, ropa, maquillaje y yo no sé qué tanto. Es mujer, si es por ella se llevaría la casa entera para pasar solo una noche. 

Bajamos para ir a la cocina, aún estaba Luz, así que no podía actuar como un hijo de puta, aún..

Le hice una señal con la mirada para que saliera al patio y así, me fui detrás de ella. ─ No quiero que hables, mírame siempre a los ojos, no quiero quejas y tampoco quiero malas caras. ─ Dije, cambiando mi expresión por una seria, cambie el tono de voz y mi postura. Kei aún no me conocía bien, o bueno, no conocía esta parte de mi. 

Ella solo dijo que sí con la cabeza y me besó. ─ Gracias por el beso, cariño. Pero no lo pedí, entiende que hoy harás exactamente lo que te diga.. ─ La tomé de la cintura y besé su cuello, era la parte más sensible que tenía. ─ Tienes tres oportunidades, a la tercera que falles, habrá penitencia y créeme que no son lindas. ─ Yoon apareció de la nada, me cagué encima.. Pero del susto que me dio al estar observando. ─ Ey, Jeon, ¿ya vas a meter a mi hija en ese mundo? Carajo, más te vale no pasarte porque sino, te voy a vender a la rama más importante del sadomasoquismo para que te usen como omgeita. ─ Sonreí y Kei estaba confundida, mirando a su padre. ─ Callate, Yoon. ─ Respondí, tomando a Kei para entrar y salir de inmediato de la casa por el estacionamiento, ya me quería ir y ponerle acción a todo. 

Nos fuimos en mi auto, Kei se maquilló y cambió dentro del auto, íbamos a una reunión, reunión en donde le mostraría a Kei un mundo diferente. 

Kei aún no podía hablar, le deje decir una que otra palabra, pero más allá de eso, no. 

Al llegar, todo era totalmente hermoso, el Salón estaba dividido en cuatro secciones. 

Número uno, Dueño y Sub, es decir, parejas. Al otro lado, Subs solteros, es decir, sumisos en busca de algo, una noche, una pareja, dinero.. Cualquier cosa, ellos siempre estaban allí, en su mayoría mujeres. Y no, no son cómo putas, no se venden por dinero. 

Al otro lado, estaba lo contrario, solteros en busca de un Sub. 

Eran políticos, famosos, gente normal, narcos.. Podría decir que hasta la mafia estaba allí. 

Normalmente estaba entre ellos, pero ahora traigo a mi chica, mi mujer. Y no, no me pondré en la sesión uno, no dejaré que otros miren a mi mujer. 

Me iría hasta la sección cuatro, estaba dividida en dos partes, orgías y “simples” habitaciones para follar, jugar, ver y hacer lo que quieras. 

Claramente no me iría a la parte de las orgías, no iba a exponer a Kei a eso, ni siquiera le entraba mi miembro completo, hacerlo con otro y en frente de mí, ver cómo la tocan.. No, ella es completamente mía. 

Esa sección quedaba en la parte de arriba, el segundo piso. Allí todos entraban con invitación en caso de las orgías o reservación. Hace unos días había hecho una pero no había tenido la oportunidad de venir. 

Y ahora que estoy aquí, no la voy a desaprovechar. 

Tome a Kei de las manos y subimos, ella tenía un vestido bastante tierno puesto, era de flores y de color blanco. Era bastante lindo.. 

Me ponía tan ardiente como el sol. 

─ Tenemos todo el día y la noche, son las tres de la tarde, así que prepárate porque hoy, no vas a dormir. 

Kei sonrió, entrelazando más nuestros dedos. 

Al llegar a la parte de arriba tomé mi llave y fuimos hasta la habitación siete. 

La habitación era un poco extravagante, había juguetes, muebles.. Mhm, mhm, perfecto para mí. 

─ Acuéstate en la cama boca abajo. ─ Ordene, y como linda que es y obediente, lo hizo. Pude ver su culo, tan lindo, tan perfecto. Tenía un color de piel perfecto, tenía algunas estrías que se veían hermosas en ella. Todo de ella lo era. 

─ Bien. ─ Tome algunas cosas y me acerque, entre ellas, un látigo. ─ Te daré solo tres latigazos, uno por cada tontería que me debes, son tres. ─ Alce un poco más el vestido, traía unas bragas negras que uffs. ─ Esto fue por enojarte sin antes escucharme. ─ Le di el otro, con más fuerza, dejando su culo rojo. Bueno, aun más., ─ Este porque sí.─ De inmediato le di el otro, ella se quejó por lo bajo. ─ Levántate y siéntate en la cama, ahora. 

Lo hizo, tomé su rostro y empecé a acariciar su rostro. ─ Ya puedes hablar, mi amor. ─ No dijo nada, supongo que no tenía nada que decir. 

Me senté en la cama y le hice señal para que se sentará en mi regazo. 

Y cuando estaba allí, empezó a mover sus caderas, rodeando mi cuello. ─ Más te vale que te detengas. ─ Dije, tomando su cintura. ─ No quiero. ─ Respondió, bien, ahora se iba a poner de rebelde, me gusta. ─ ¿Qué no quieres? ─ Me levanté de golpe aún con ella encima, la cargué y luego la dejé caer en la cama. ─ ¿No harás caso? Perfecto, Kei. ─ La dejé allí y me empecé a desnudar, quedando completamente sin nada. Me senté en un mueble que estaba justo en frente de la cama, tomé mi miembro y me empecé a masturbar. ─ ¿Lo quieres? Ven y demuestra qué tanto me quieres. 

DETRÁS DE TI. ─ K I M Where stories live. Discover now