~9~

1 1 0
                                    

- ¿Entonces eres como mi niñera?
- estás grande ya para una niñera, ¿No crees?
- si, pero...
- ¿Pero?
- no me enojaría tener una niñera así de bonita
Me quedé en silencio, sorprendida al oírlo ¡Maldición! Debes decirme cosas como esas cuando no me recuerdas, ¿Verdad? Supongo que notó mi expresión de sorpresa, porque enseguida comenzó a reír para cortar un poco con la tensión de la situación.
- yo... iré a preparar café, ¿Quieres uno?
- si, claro
Me levanté del sofá. En silencio me dirigí hacia la cocina, observando cada cosa alrededor... como si buscara algo que hubiera cambiado en todo este tiempo, aunque no encontré nada, todo seguía exactamente igual hasta el más mínimo detalle. Entrando a la cocina comencé a buscar dos tazas y el café que estaba en la alacena. Puse a calentar agua en la cafetera, mientras escuchaba los pasos de Asher acercándose cada vez más. Cuando quise darme cuenta lo tenía a solo dos pasos detrás de mí. Su mano izquierda se posó en mi hombro, llevándola lentamente por mi cuello, hasta dejarla acariciando un mechón de cabello ¡Maldición! Mi respiración comenzó a acelerarse un poco, solo por sentir su contacto y recordar de pronto cada momento en los que hemos estado así de cerca.
- siento que algo he olvidado sobre ti...
Aquel susurro me hizo cerrar los ojos fuertemente para evitar derramar las lágrimas que estaba conteniendo y no me había dado cuenta. Llevó entonces sus dos manos sobre mis hombros, acercando su rostro aún más, sintiendo su respiración sobre mi oído. No conseguí contenerme un segundo más. Me giré rápidamente y quedamos ambos enfrentados. Sus ojos se encontraron con los míos ¡Por Dios! Esos ojos tan bonitos que me enamoran con solo verlos un segundo... esos ojos color miel que me dejaban sin respirar cuando los tenía demasiado cerca. Subí mi mano derecha tímidamente hacia su mejilla, dudando si acariciarla o no, y fue cuando él mismo recostó su rostro sobre ella. Colocó su mano sobre la mía y cerró sus ojos un momento.
- ¿Quién eres en realidad?
Sonaba angustiado, como si estuviera frustrado por no recordarme. Quiero decirle todo, quiero confesarle quien soy en su vida, pero, ¿Y si todo empeora? No puedo olvidar que estos 3 años él ha sufrido por mi culpa, por mi cobardía. No puedo decirle aún, no soportaría que se enfadara y entonces deba irme nuevamente de su vida ¡No! No puedo ocultarlo, él merece saber la verdad, no puedo ser egoísta y ocultar lo que en realidad ocurre por miedo a sufrir yo misma.
- Asher...
- no, mejor no digas nada
- es que... yo...
- déjame recordarte por mi cuenta
No dije nada. No pude debido a que él tenía su dedo índice sobre mis labios apenas bajé mi mano de su mejilla. Nos quedamos allí un momento. Posó sus manos sobre la mesada, acorralandome entre sus fornidos brazos. Su pecho estaba tan cerca de mi rostro que si apoyaba mi oído sobre él podía oír sus latidos con claridad... y sé perfectamente cómo los escucharía en este preciso momento.
- Isabella...
Murmuró mi nombre, viéndome fijamente a los ojos, como si estuviera recordando aquel nombre como algo super importante que no debía olvidar nunca en la vida. Continuaba acercándose sin que me diera cuenta, su nariz casi rozaba la mía. Coloqué mis manos sobre su pecho y alcé un poco la cabeza para verlo directamente ¡Uff! Cuanto ansío besarlo. Cuanto deseo volver a sentir esos labios sobre los míos ¡Maldita sea! Tenerlo así es una tortura peor que el haber estado a semejante distancia durante todo este tiempo cuando estuve en Italia.
- umm será mejor... será mejor que... termine con el café
Pero no dijo nada. No dejaba de verme, como si quisiera memorizar cada centímetro de mi rostro... como si quisiera aprenderse de memoria mi rostro por si no volviera a verme ya nunca. Mi pecho subía y bajaba desesperadamente por mi respiración agitada. Sus manos dejaron de apoyarse sobre la mesada y ahora sujetaban mi cintura con suavidad.
- ¿Por qué me cuesta tanto separarme de ti?
- Asher... por favor...
Suplicaba, cerrando los ojos, porque era demasiado todo esto. No puedo soportarlo un momento más. Necesito alejarme para no perder el control de la situación... necesito alejarme para no besarlo como deseo hacerlo ¡Maldición! Ya aléjate de una vez.
- ¿Hice algo malo en tu vida y por eso no puedo recordar nada?
- tú no... no has hecho nada malo... yo...
- ¿Por qué entonces no te recuerdo? ¿Por qué no te recuerdo y aún así siento la necesidad de estar cerca de ti?
- Asher te lo imploro... suéltame... por favor
Cerré mis ojos fuertemente. Sentí una necesidad inmensa de llorar, pero no lo hice. Pasaron unos segundos cuando finalmente abrí los ojos nuevamente y él ya no estaba allí. Miré a los lados, pero en la cocina estaba solo yo de nuevo. Llevé una mano sobre mi pecho, soltando un profundo suspiro. Me di la vuelta y después de recomponerme terminé de preparar el café para llevar ambas tazas a la sala, donde él estaba sentado en el sofá viendo la televisión... ¿Acaso toda aquella escena ha sido producto de mi imaginación? No pareció ser para nada imaginaba, pero, ¿Tan rápido se ha venido a la sala? ¡Ay Isabella, ya estás volviéndote loca por completo!
- gracias
Habló apenas tomó la taza de café de mi mano. Yo le dediqué una leve sonrisa y me senté en el otro extremo del sofá con mi taza.
*****
Después de unas horas en aquella casa regresó María. La despedí y sin demora me fui a mi apartamento, llamando a Lía apenas entré.
Lía: debes calmarte
Bella: ¿Cómo? No te das una idea de lo difícil que ha sido el día de hoy
Lía: lo sé, pero respira amiga, oye... vamos al bar, así te distraes un poco, paso por ti en dos horas, prepárate
Y sin que pueda negarme terminó la llamada. Suspiré. Fui a ducharme y me vestí para arreglar mi cabello luego. Al pasar las dos horas que me había dicho, la tenía allí parada en la puerta.

Querido tú: (Mini Serie)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt