Capítulo 37: Encuentro inesperado

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-¡Eres idiota!-dije golpeándole el brazo.

Él se seguía riendo por la broma que me acababa de hacer.

-Lo siento, pero ha sido demasiado gracioso. Ya han pasado dos horas desde lo de la Casa del Terror y sigues asustada por cualquier cosa.

-Me ha impactado el mayordomo, ¿vale?-contesté, y los dos nos empezamos a reír.

Nos sentamos en una pequeña pradera que había en el parque donde se suele comer el picnic. Me tumbé y puse mis dos brazos debajo para no mancharme el pelo de césped, y Dylan me imitó.

-¿Crees que nos lo pasaremos bien?

-¿En la playa? Por supuesto, estoy seguro. ¿Tú no?

-Sí, de hecho ya tengo muchas cosas preparadas, solo me falta terminar la maleta. Pero es que siempre que pienso en lo bien que va a salir algo y en lo genial que va a ser, acabo ocurriendo algo que lo cambia todo, generalmente a mal. Y no quiero que pase eso, quiero que sea todo perfecto.

-Y lo será. Sé a que te refieres, a mi a veces también me pasa. Pero si te propones pasártelo bien y disfrutar, entonces te aseguro que lo conseguirás. Mira, este día querías que saliese bien, ¿no?

-Claro.

-Pues yo creo que no ha ido nada mal, ¿no?

-Es verdad-dije sonriendo. Siempre calmaba todas mis preocupaciones.

Me levanté un poco y le besé en los labios suavemente. Le miré a los ojos y me mordí el labio. Me acerqué a él lentamente y sonreí antes de hablarle.

-¡Él último que llegué a la Lanzadera paga la cena!- grité de pronto mientras salía corriendo de allí.

-¡Mierda!- él empezó a correr también- Te voy a alcanzar, tenlo por seguro.

Yo me reí y seguí corriendo lo más rápido posible, aunque en vano, ya que me alcanzó por detrás y me cogió en volandas.

-Creo que lo pagaremos a medias- dijo mientras me dejaba en el suelo.

-Me parece justo-contesté alegre, y seguí caminando hasta la Lanzadera.

Al final del día, cuando ya sólo quedaba media hora para que cerrasen el parque, fuimos a las sillas voladoras. Había muchísima cola, y tardamos bastante en subir, pero al final lo conseguimos. Ya arriba, se podía ver todo el parque y el bosque que lo rodeaba. Al ser de noche, todas las luces de la ciudad estaban encendidas, creando un paisaje precioso.

-Lo ves, te dije que era romántico.

-Sí, pero no me dijiste cuánto subía esto. Joder, ¿seguimos subiendo?

-Claro-contesté divertida-. Es hasta el final de la atracción.

Él miró hacia arriba asustado y comprobó que todavía quedaban unos metros hasta llegar. Quería que disfrutase, así que le intenté relajar.

-Eh, mírame. No bajes la cabeza, es peor si miras abajo.-me hizo y caso y trató de ignorar la distancia que nos separaba del suelo.

Le agarré las manos y me acerqué a él poco a poco, él se quedó quieto mirándome. Sonreí al ver que ya se había relajado un poco, y estiré un poco el cuello, pero entonces empezamos a bajar, y las sillas casi se vuelcan debido a mi intento de besarle. Grité un poco y me coloqué tiesa en mi asiento, asustada por caerme desde tan alto. Miré a Dylan, y vi que estaba soltando todas las palabrotas posibles en 10 segundos.

-Me cago en todo, joder, _____, ¡que casi nos caemos!

Una vez que se estabilizaron las sillas y seguimos bajando pero más despacio, le miré, y me empecé a reír.

-¿De qué te ríes? Nos podríamos haber matado.-dijo indignado, pero con una sonrisa en la cara.

Pero yo seguía tronchándome hasta que se lo contagié a él también.

-Tenías que haber visto tu cara-dije una vez en tierra.

-Pues anda que tú, que me has dejado sordo con ese grito.

-No seas exagerado.

Seguimos riéndonos y hablando de ese momento mientras volvíamos al metro. Él me dejó en un parque cerca de mi casa, ya que allí era donde nuestros caminos se separaban, y tenía que llegar rápido a su casa si no quería que sus padres se enfadasen.

-Ha sido perfecto-susurró a mi oído mientras me bajaba del vagón.

-Tenemos que repetirlo-sonreí, le di un beso y me fui.

Me coloqué el bolso en el hombro y me dirigí a casa. Miré el móvil, y tenía varios mensajes. Contesté a uno de mi madre, y estaba a punto de leer el resto, cuando oí un ruido. Miré sobresaltada a mi alrededor, no había nadie en el parque. Lo volví a oír, pero no veía nada. Seguí caminando extrañada, y entonces, lo vi. Había una persona sentada en el columpio, con la cara enterrada en las manos. Debió oírme, porque en cuanto me acerqué un poco, levantó la vista rápidamente. Al ver quién era, no me lo pude creer.

Holaaaaaa qué tal todo babys?? Espero que os guste este cap, tampoco ha habido mucha acción, pero he dejado el final intrigante jejeje Bueno, pues ya sabéis, cuatro comentarios y ocho votos para el siguiente capítulo. Ah, también quería deciros que si queréis, podéis pasaros por mi otra novela de Dylan, dentro de poco subiré un nuevo cap. Y también otra cosa, y respondedme please, ¿a quién de aquí le gusta elrubius? Necesito respuesta, si no, no sigo! Bueno, besoos.

Entre el odio y el amor (Dylan O'Brien y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora