06 - Jaemin

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—En la bañera, elska.

Dios, Jeno era tan jodidamente educado. Rodé los ojos mientras me deslizaba a través de la plataforma de mármol hasta el borde de la bañera y lentamente me dejé caer en el agua caliente. Un profundo suspiro salió de mis labios mientras me acomodaba en la bañera y me recostaba en el agua. Eso se sentía tan jodidamente bueno.

—¿Te gusta esto, mi humano?

Tenía que abrir mi boca para argumentar acerca de ser llamado humano, pero estaba demasiado ocupado disfrutando. El agua se sentía fantástica y relajante. Cuando Jeno empezó a pasar una toalla sobre mi piel, casi ronroneo mientras me movía hacia su tacto suave.

Sí, está bien, me hizo ronronear. Y no, no era un gato. Solo disfrutaba el ser mimado.

Demándenme.

—Moja tu cabello, mi humano, y te lo lavaré.

Mis ojos se abrieron. ¿Era este hombre de verdad? Cuando Jeno me vio, pensé que tal vez lo era. Cerré los ojos otra vez y bajé la cabeza hacia atrás al agua hasta que mi cabello se empapó por completo.

Una vez que me enderecé, sentí un movimiento sobre mis ojos, la toalla retiraba el agua en ellos. Parpadeé varias veces hasta que pude abrirlos completamente y luego vi a Jeno verter el champú en la palma de su mano.

No había manera de que pudiera haber evitado el gemido que salió de mis labios cuando Jeno comenzó a lavar mi cabello, masajeando suavemente el cuero cabelludo al mismo tiempo. No había manera de que pudiera evitar gemir.

Estaba bastante seguro de que el lavado del cabello continuó mucho después de que mi cabello estaba limpio. O bien, Jeno quería asegurarse de que mi cabello estuviera muy, muy limpio, o se complacía de mis gemidos de placer. En cualquier caso, yo estaba en el cielo. Nadie jamás me había lavado el cabello antes y lavarlo con una taza con agua sobre el fregadero de la cocina simplemente no tenía el mismo impacto.

—Es hora de enjuagarlo, mi humano.

Me sentí casi tan líquido como el agua, Jeno pasó un brazo bajo mi espalda para que me apoyara y luego suavemente bajé la cabeza en el agua, usó una jarra para enjuagar el champú del cabello. De la misma manera que enjabonó mi cabello le aplicó acondicionador y lo enjuagó. Me sentí casi brillante.

—Apoya la cabeza —dijo Jeno mientras bajaba la cabeza a una suave almohada de plástico pegada al borde de la bañera. Me acomodé en la almohada y cerré los ojos. Me sentía muy feliz de estar ahí y dejar que Jeno hiciera lo que quería hacer para mí.

No quería moverme.

Ronroneé de nuevo cuando sentí la toalla moverse lentamente sobre mi piel. En cuanto la siguiera moviendo estaba más que dispuesto a inclinar la cabeza hacia atrás para que Jeno pudiera lavarme el cuello y pecho. Infiernos, incluso moví mis brazos al borde de la bañera para que pudiera alcanzar mis costados.

Hey, podría ser útil.

Pero captó mi atención cuando sentí la toalla comenzar a moverse hacia abajo, hacia la ingle. No estaba en absoluto sorprendido cuando mi pene empezó a endurecerse entre más se acercaba Jeno a la meta. En el momento en que movió la toalla sobre mi pene y hacia abajo alrededor de mis bolas, ya estaba duro como una roca.

Oí la profunda risa de Jeno cuando abrí las piernas en invitación. Incluso si no pudiera leer mi mente, que yo sabía que podía, aún podía leer los signos. El hombre de ninguna manera parecía ser tonto.

Mi pene estaba duro, y mis piernas estaban abiertas. La invitación era evidente hasta para un hombre ciego. Quería que Jeno me tocara, me acariciara. Infiernos, quería que el hombre me tomara.

Rojo dulce - NoMinTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon