02 - Jeno

336 31 4
                                    


Fue impresionante.

En todos mis 2.426 años de vida, nunca había puesto los ojos en un ser con tanta belleza como él. Él era simplemente exquisito. Había sido realmente bendecido con el hombre que ahora era el Kypher od mi Sjol, el guardián de mi alma.

El aroma del hombre comenzó a cambiar, pasando del de un simple humano al más dulce olor del hombre que hubiera olido. Olía a vino de saúco y miel, aromas que me recordaban mi hogar de nacimiento, un lugar que ya no estaba ahí y no había estado en siglos. La combinación de fragancias me trajo recuerdos, pensamientos, sonidos y olores. Me trajo más paz de la que había sentido desde mi primera batalla en la villa de Beotia.

Eso me hizo adicto a él al instante.

Locamente enamorado.

Obsesionado.

Ningún otro podría incluso hacerlo por mí de nuevo.

Gemí y cerré los ojos, inclinando la cabeza hacia atrás, mientras sentía los hilos de nuestras vidas entrelazarse juntas hasta que no podía decir dónde terminaba yo y comenzaba él. Sentí su presencia en mi mente, un suave murmullo tocando como una caricia sobre mi propio ser. Sentí que mi corazón se aceleraba mientras se mezclaba con el suyo. Mi cuerpo se estremeció, mis células se alteraron, alineándose con el hombre al que empalaba en mi pe/ne.

Y, oh, dioses y diosas, mi pe/ne palpitaba con la necesidad, pulsaba y crecía hasta proporciones enormes dentro del estrecho pequeño canal de mi elska. Empujar ya no era posible. Hacerlo podría dañar a mi elska, mi amor. Todo lo que podía hacer era mantener su pequeño cuerpo perfecto en mis brazos mientras mi pe/ne se enterraba dentro del hombre.

Cuando mi semilla salió de mi cuerpo para llenar el suyo, sabía que iba a ser absorbido por el cuerpo de mi elska, alterando lo que yo ya había alterado. Podía sentir el bajo zumbido de calor moviéndose bajo su piel mientras su genética se alteraba para permitir que él fuera todo lo que yo necesitaba.

El placer que su cuerpo me trajo me llevó a alturas que nunca había experimentado en todos mis años en la Tierra. Luces explotaron detrás de mis párpados mientras mi pe/ne era apretado. Me respiración quedó atrapada en mi garganta, la tensión se formó hasta que ya no pude mantenerlo dentro.

El rugido de la terminación que salió de mis labios, después de que chorros de semilla salían de mi pe/ne, estremeció el suelo bajo mis pies. Era un sonido primitivo, profundo y feroz, que informaba a quien fuera que estuviera a mí alrededor de mi gran necesidad, que había encontrado a quien había estado buscando. Sentí todo el camino hacia mi alma, que ya no era mía.

Había pasado cientos de años sobre la faz de la Tierra, y casi había perdido la esperanza de encontrar algún día al guardián de mi alma. Sentí el desconocido cosquilleo de las lágrimas en las comisuras de mis ojos mientras bajaba la mano a un lado de mi Sjol Kypher, mi guardián del alma.

Su piel era tan suave, tan sedosa. Sabía que podía pasar horas tocándolo. Planeé pasar horas tocándolo, incluso años. Él era mío ahora, nuestras almas estaban unidas entre sí por toda la eternidad. Mi alma ya no dolería por sostenerlo. Mi tiempo de búsqueda había terminado.

Sostenía mi mundo en mis brazos.

Un gruñido bajo comenzó a formarse en mi pecho cuando de repente me di cuenta de lo expuestos que estábamos. Había jodido a mi Sjol Kypher en un cuarto lleno de extraños en un club sin pensar en su seguridad. Debo ser azotado.

Mi único deber era velar por la salud y la seguridad de mi Sjol Kypher. Soy responsable de él. Ignorar ese deber sagrado era una traición a todo lo que mantenía cerca, una mancha en mi honor. Debería arrancar mi cabeza de mis hombros por tal traición.

Rojo dulce - NoMinUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum