Capítulo 8

20 2 1
                                    

—¿Logan? —parpadeo perpleja.

Él extiende sus brazos y me dedica una sonrisa:

—Así es. Sé lo que piensas, y tengo explicaciones para todas tus preguntas, pero ven a darme un abrazo primero.

Sin oponerme, hago lo antes dicho por el castaño.

Nos hundimos en un profundo abrazo lleno de cariño y de emociones que ni siquiera lograba comprender, ya que no sabía que aún existían.

—No sabes cuanto te extrañe —murmura en mi oído, y deja un suave beso en mi mejilla.

Nos separamos, y aún no puedo creer que lo tenga frente a mí.

—¿Cómo es qué estás vivo?

—Es una larga historia, pero en resumen, cuando tu familia intentó asesinarme alguien llegó a ayudarme.

Aunque él hablara, no podía asimilar lo que decía. Creo que estoy alucinando, ¿me habré drogado y no me acuerdo?

—Vayamos a tomar un poco de aire fresco y seguimos platicando, ¿quieres? —lo veo con incredulidad y él me ve confundido—. ¿Qué sucede? ¿Hice algo malo?

—No. Es solo que... ¿puedes andar en la calle con tanta libertad cuando te han intentado aniquilar anteriormente?

—Estoy cansado de estar escondiéndome como rata en las alcantarillas, Alessandra. Estos años sin poder ver a nadie han sido muy difíciles para mí.

—¿Tus padres no saben nada?

—Ellos aún piensan que morí —menciona con la voz quebrada.

Asiento lentamente, intentando procesar la montaña de información que acababa de lanzarme.

—Vamos al parque —se sienta en la ventana y se tira hasta abajo.

—¡¿Eres idiota, Logan?! ¡Pudiste hacerte daño!

—Si gritas así, nos descubrirán al instante —dice divertido y le doy una mala mirada.

Me tiro como puedo, cerrado los ojos y rezando para no romperme ninguna parte de mi cuerpo. Espero la caída, pero nunca llega, debido a que caigo sobre Logan.

—Auch —se queja y ambos nos ponemos de pie con la ayuda del otro.

Caminamos unos minutos hasta el parque, en los cuales iba averiguando como fue capaz de sobrevivir solo y escondido en el bosque tantos años.

Nos sentamos en una banca y lo veo con seriedad:

—Creo que deberías ir a un lugar seguro, cariño.

—No voy a ir a ninguna parte sin ti, Ale.

A pesar de que no nos vemos hace unos años, nuestra chispa sigue intacta y, hasta me atrevería a decir, que más fuerte que antes.

—No puedo dejar a mis hermanos.

—No te estoy pidiendo que lo hagas —sus ojos negros tienen un destello de emoción—. Ven a vivir conmigo.

—¿Dónde, Logan? No es seguro para ti estar aquí.

—Lo lograremos, ya verás.

Dudo por un momento, pero después de todo creo que es la mejor opción que podíamos encontrar, ya que el obstinado no se iría solo.

—Está bien —me dedica una de sus resplandecientes sonrisas y me planta un beso.

Un beso que me hace recordar aquellos tiempos en los que eramos felices sin preocupaciones, sin pensar en lo negativo de la vida porque nos teníamos el uno al otro.

—¿Quieres ser mi novia?

Me sorprendo ante sus palabras, pero no lo pienso ni un segundo antes de asentir repetidas veces y comenzar a darnos otro de los muchos besos que nos daríamos.

10 años después...

Terminaba de cocinar el spaghetti cuando oigo el sonido de nuestra puerta principal impactar bruscamente con el suelo.

Siento como mi pecho se hunde y mi esposo corre hasta mí para protegerme.

Unos hombres vestidos completamente de negro y armados, caminan de forma amenazante hasta nosotros y se escucha un disparo.

Giro mi cabeza y veo a Logan caer al suelo y un charco de sangre comienza a inundar el suelo de nuestra cocina.

Alarmada, me dirijo hacia él cuando se escucha otro disparo y siento una bala atravesarme. Ambos estábamos en el suelo desangrándonos y nadie podía ayudarnos.

Íbamos a morir, pero al menos moriríamos juntos.

Unos pasos se escuchan y sentía que mis ojos estaban a punto de cerrarse, cuando la voz de mi pequeña se hace presente en la cocina:

—¡Mami! ¡Papi! —lloraba asustada.

—Llama a tío Adrik... —logro pronunciar y todo se vuelve negro. 

La melliza de Adrik CashNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ