Capítulo 25

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La feria se fue vaciando poco a poco.

A las diez de la noche, quedaba poca gente en los puestos y en los juegos. Las risas eran escasas. Las ideas de irse a escondidas a los apartamentos ajenos se susurraban con picardía en muchos oídos.

Aún había murmullos sobre Aleixandre e incluso varios vídeos de su beso con otro chico rondaban por los móviles, todos con su usuario de Instagram mencionado. También se comentaba la flatulencia de Aegan, y que Adrik estaba saliendo con «la amiga de Jude». Chismes, siempre chismes en Tagus.

Aegan seguía en los baños, expulsando caca como un grifo expulsaba agua. Owen le había llevado más papel higiénico, pero después se había ido con Laila y a mí me había tocado quedarme con él.

Ahora, me encontraba charlando con Lander a unos metros de los baños, esperando a ver si mi hermano se dignaba a salir en algún momento.

—¿Cómo estás, Lan?

—Bien, Ale. ¿Qué fue lo que pasó con Aegan? En el grupo de mi carrera no paran de mandar el video de cuando... ya sabes.

—¡Eso no me hace sentir mejor! —grita desde el baño, provocando que riamos.

—Jude le dio un laxante —susurro.

Si lo decía en voz alta, comenzaría a quejarse otra hora más sobre que debía haber elegido a la chica recién operada de los senos y no a ella, que le hubiese causado menos problemas, etcétera.

—La verdad estaría bien ir a comer un helado después, ¿no? —propone y asiento.

Iba a añadir algo más, cuando me llega un video de un contacto desconocido. Al abrirlo, me encuentro con una conversación entre Regan y Jude.

¿Se habrán aliado?

Le doy play.

—Cuántas cosas han pasado esta noche —suspiró, encantado—. Me alegra haber modificado todo el programa. Habría sido muy aburrido dejarlo tal como la rectora lo había hecho.

—Fuiste tú —salió de su boca, atónita— el que humillaste a Aleixandre en la rueda de la fortuna.

Regan emitió una risa tan tranquila que dio miedo.

—Hay cosas que deben saberse —opinó sin más—. Cosas que no deben ser secretos.

—Es tu hermano —le recordó, ceñuda—. Lo que hiciste estuvo mal.

Ajeno al comentario, hizo un gesto como si repentinamente se hubiese acordado de algo.

—Lo siento, antes de hablar o de explicar algo me gustaría oír tu nombre primero, como debe ser. —Le ofreció su mano enmarcada por un enorme reloj plateado y varonil—. Yo soy Regan Cash, ¿y tú?

—¿Qué? —respondió con desconcierto evidente.

—Quiero saber quién eres —dijo con el mismo tono falso y afable que habría usado un vendedor para hacer su mejor venta—. Dime tu verdadero nombre.

—¿Mi nombre real? Es Jude, Jude Derry, ya lo sabes. Nos conocimos hace unos días.

Su respuesta me dejó pasmada:

—No, según los registros nacionales, la verdadera Jude Derry murió hace cuatro años. Por eso quiero saber quién eres tú en realidad.

El video se corta y siento como me tapan la boca con un paño mojado, para luego sentir como me desvanecía.

Algo malo estaba pasando. 

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¡Este es el final de la primera temporada! 

Hasta mañana. 

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La melliza de Adrik CashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora