Capítulo 23

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0 horas para el inicio de la feria

¡Bienvenidos a la feria anual de la Universidad Tagus!

Si esperabas algo tipo puestos de comida y estands colocados en las aceras, subestimaste la capacidad de derroche del equipo directivo de la universidad más esnob del país. Miremos mejor: luces por todos lados, casetas de madera en las que colgaban carteles pintados de formas muy creativas, una tarima para que algunas bandas tocaran, y la música resonara en cada rincón gracias a los enormes amplificadores instalados por toda la feria...

Y si no estabas cerca de la tarima, ¡no había que preocuparse!, unas pantallas situadas en sitios estratégicos permitían ver las bandas desde cualquier lugar en el que estuvieras.

Además, al menos seis chicos del área audiovisual sostenían cámaras profesionales para grabar y transmitir a través de las pantallas.

También había una rueda de la fortuna, autochoques, gente con sombreros festivos y un gigantesco y loco personaje disfrazado de ornitorrinco que iba moviendo la pelvis por todos lados como si se follara a cualquiera. Lo peor era que daba risa.

Bonito todo, ¿no?

Aegan ya me tenía harta. Me obligo a estar cerca del escenario para poder practicar el discurso que tal vez no diría. Ya había pasado una hora y todavía no me dejaba irme.

Una chica apareció en nuestro campo de visión y él por fin dejó de hablar.

—Aegan, lo logré —le avisó, nerviosa—. Cambié el nombre de Regan por el tuyo en el discurso. Podrás subir, pero deberás ser rápido para que la rectora no te vea.

Oh, no. Esto no pintaba para nada bien.

La cara de Aegan, a mi lado, resplandeció de suficiencia y éxito, dejando claro que él había ideado un plan con esa chica para conseguir dar el discurso, porque, si recordamos bien, Regan le había quitado ese protagonismo.

—¿Vas a robarle la tarima y el discurso a Regan? —le preguntó Jude a Aegan, medio asombrada.

—Solo reclamaré lo que es mío —respondió, firme.

—Eh, pero creo que hay un inconveniente —avisó la chica, temerosa de la reacción de Aegan—. El discurso será veinte minutos después de la hora que se había dicho. No estoy segura de cuándo se hizo el cambio, pero tengo registrado un nuevo evento en la rueda de la fortuna.

Punto importante: todos los eventos se anunciaban por los altavoces diez minutos antes de que empezaran para que las personas no se los perdieran.

Aegan frunció el ceño.

—¿Qué evento? —exigió saber.

—Ni idea —respondió la chica—. No está especificado, pero está marcado como importante.

Aegan consideró que aquello era absurdo.

—¿Qué rayos sería más importante que mis palabras? —se quejó.

Enarqué una ceja.

—Eh, ¿niños muriendo de hambre? —mencionó Jude con obviedad.

—Cállate —soltó, entrando en modo obstinado. Luego le dio una orden—: Yo iré a la tarima a prepararme y tú irás a la rueda de la fortuna. Averigua de qué se trata y consigue que lo muevan para después. Me envías un mensaje —ella asintió y él dirige su atención a mí—. Vamos, Ale. Tenemos que seguir con lo de mi discurso.

¿Por qué a mí?

—Lo siento, hermano. Pero también tengo que cambiarme, tengo una vida, ¿sabías? —él sonríe—. Además, tengo una cita y no puedo abandonarla.

La melliza de Adrik CashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora