Capítulo 2

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Al otro día, me encontraba en mi última clase del día y mi favorita, literatura. Adrik no había llegado aún, pero me senté con un chico, el cual pareció bastante contento.

La clase se llenó rápidamente con unos veinte estudiantes. Una mujer alta, delgada y con cuello largo que me recordó a un cisne se situó frente a la pizarra. Tenía un aire bohemio e interesante, como el de una escritora sin mucho éxito, pero con mucho talento. Dijo que era la profesora Lauris y nos dio la bienvenida a los alumnos de primer y segundo año a la clase de Literatura.

—Formaremos parejas de lectura —empezó a explicar—. En todo el semestre debatiremos y trataremos de entender nuevas perspectivas. ¿Por qué para algunos las cosas son azules o para otros son amarillas? Intentaremos entender eso, así que escojan a una persona y cambien de mesa si es necesario.

Él chico me propuso trabajar juntos y yo acepté.

Giré la cabeza para buscar una hoja y pude ver a Jude sentada sola. El salón se había llenado, pero nadie se había sentado junto a ella. Su mesa era la única con un solo integrante. Alrededor, los estudiantes se movieron de un lugar a otro para ubicarse con su pareja. Esperó a alguien, intentó hablarle a alguien, pero todos la ignoraron y evitaron su mirada. Hicieron como si en su silla no hubiera una persona, solo aire.

Dejaron el mensaje muy claro: nadie quiere formar pareja contigo.

Al final se quedó sola. Se hicieron las parejas y a ella no se le paró ni una mosca. ¿Que si eso me impactó? Por supuesto que no, pero lo disimulé.

—Derry —le dijo la profesora Lauris por encima de las voces de los estudiantes al darse cuenta de la situación—. Compartirá sus opiniones conmigo.

Alguien se burló por lo bajo, pero no supe quién. Yo, por mi parte, decidí ahorrarme mis comentarios.

—Bien —continuó la profesora, de nuevo frente a la pizarra, ya con la clase tranquila y en silencio—. Anotaré algunos... —Se interrumpió de repente porque alguien llamó a la puerta del aula.

Todos miramos hacia la entrada. Ya con quince minutos de clase iniciada, Adrik se encontraba de pie bajo el marco de la puerta. Sostenía su mochila con una mano, y lo envolvía un aire somnoliento, con el cabello demasiado desordenado.

No tenía cara de querer estar ahí. De hecho, parecía que acababa de levantarse y que había ido a clase solo para que no le pusieran falta.

—Cash, pase —le dijo, señalando el interior del aula—. Ya se me hacía raro que no estuviera aquí. Me temo que se perdió la elección de parejas; trabajará con Derry, que ha sido la única que se quedó sola.

El silencio fue sepulcral.

—¿Es necesario que sea con ella? —preguntó él tras un momento.

—Sí, esta vez no lo dejaré trabajar con su hermana. —No dio derecho a réplica la profesora—. El trabajo en grupo es importante.

Pensé que diría algo más, pero Adrik avanzó hacia la mesa sin decir nada.

Llegó hasta el lugar vacío y se sentó a su lado. Dejó caer la mochila, colocó los antebrazos sobre la mesa y miró al frente.

La clase continuó.

—Anoten los nombres de los autores que estudiaremos este semestre —explicó la profesora, de espaldas a nosotros—. Mientras tanto, tomen una hoja y pregunten a su compañero sus gustos literarios.

Abrí mi libreta y saqué una hoja. Tomé un bolígrafo, hice dos columnas con nuestros nombres y me quedé en silencio por un instante.

Hablamos sobre libros un buen rato, hasta que Adrik llamo nuestra atención.

La melliza de Adrik CashWhere stories live. Discover now