39. La enfermedad

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Ahora estoy frente a un pequeño número de sujetos desconocidos, en un mundo al cual no pertenezco, luchando para tratar de ocultar mis nervios ante lo que percibo como amenaza. Nunca hubiera imaginado que terminaría en un contexto como este, saliendo a lugares raros, con gente extraña, ni mucho menos persiguiendo a un hombre...

Pero aquí me encuentro.

—Chicos, ¡por fin Elle vino aquí! —exclama Rose, súper exaltada ante el resto, mientras yo me muero de la vergüenza.

Y todos ellos me saludan...

—¡Hola!

—Hola, Elle.

—Hola, mucho gusto.

...todos, menos el gruñón de cabello largo.

Me encantaría por lo menos devolverle la "cordialidad" con una de mis clásicas miradas de odio, pienso, hasta que de pronto Rose me lo presenta.

—Elle, este chico serio es mi novio. —Yo quedo estupefacta—. Jason Riggs.

—Hola —me saluda este muy seco, con un fuerte apretón de manos.

¿Qué le pasa conmigo? ¿Sabrá algo de mí o sospechará algo de mi naturaleza? No estoy para soportar desplantes de este tipo.

—Ella es Ashley. —Señala a la otra mujer del grupo y luego a su otro amigo de la reserva, uno muy corpulento, de piel bien cobriza y melena corta—. Él, Eric: su novio. También es mi primo, por parte materna.

—Gusto en conocerlos —les digo, aliviada de comprobar que no se parecen a los típicos bulliciosos del pueblo, aunque envidiándoles un poco su tez, porque me veo muy pálida y apagada al lado de ellos. Enseguida medito y decido que tengo que romper el hielo, así que me arriesgo y le pregunto a la pareja de Rose—: Y, tú, ¿eres de Toledo como yo o de otro pueblo?

—¿Estás diciéndome que no vivo en la reserva? —me dice con desdén, desencajándome los ojos.

—Bueno —empiezo con miedo—, quizás no te pareces mucho a ellos.

—¡Nunca... insinúes a un nativo que no luce como un nativo!

Estoy que exploto. ¿Por qué me juzga así? Si bien es cierto que, más allá de su larga y perfectísima cabellera oscura, su piel es más clara y no se asemeja tanto a los otros, nunca quise sugerir eso. Jason sin duda es todo un galán, pero lo que tiene de agraciado en su hermoso rostro no lo tiene en su carácter.

—¿Sucede algo? —le pregunta Blake, confundido, y este le contesta todavía de mala manera:

—Sucede que, tal vez, tengo un olfato bastante peculiar. —Y se marcha.

—Bueno —nos dice Rose, incómoda—, ahora tenemos que irnos. Perdón, pero no podemos quedarnos. Ya habíamos acordado ir a comer algo en Newport. Además, nos espera una competencia de Mortal Kombat en las máquinas de arcade. ¡Y voy a ganarles a estos idiotas! —Se ríe.

—Está bien —los despide Blake—, quizás la próxima.

—Oh, claro que sí —le asegura Rose, alegre—. La semana que viene.

—Que sea el próximo miércoles, en vísperas de Acción de Gracias.

Lo único que faltaba. Blake acaba de comprometerme a una reunión con ellos, quienes, salvo Rose, quizás ni siquiera desean volver a verme.

—¡¿Qué fue todo esto?! —le cuestiono a Blake apenas quedamos solos.

—No voy a eludir esto, Elle —me responde, y mi corazón se acelera—. Jason tiene sospechas y ya sabes de qué. No de ti, pero sí de tu... "especie". —Se toca la frente, nervioso, a lo mejor temeroso de ofenderme—. Como te dije, hay historias... Pero murió alguien de aquí también...

Plenilunio: Luna del Lobo (Concluida)✔️ [+13]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora