38. Nacidos de la luna II

67 15 23
                                    

Es más que evidente que Blake y yo nos hemos robado todas las miradas. Todo por mi culpa, obvio. ¿Quién lo diría? Pero no estoy mal. Todo lo contrario. Mientras que los hombres se sorprenden casi sin dejar escapar un respiro, quienes me critican, en su mayoría, son las propias mujeres. Ellas creen que no puedo escucharlas, cuando lo cierto es que todos mis sentidos se han híper desarrollado y agudizado. Algunas cuchichean preguntándose quién soy, unas me catalogan como "la típica fea del baile que tiene suerte" y otras nada más se babean cuando Blake pasa cerca de ellas, ¿quién no lo haría?

Y siguen.

Pero él es mío.

Pienso en todo lo que he vivido, cierro los ojos por un instante y tomo consciencia para disfrutar de este bendito presente. Esta es mi declaración oficial: acabo de comenzar una nueva etapa. Y claro que mi naturaleza es innegable a estas alturas, pero ¿no se supone que de eso se trata la vida? Todos los días surgen nuevos desafíos y nada es como quisiéramos, no podemos elegir cada cosa que nos pasa. En mi caso, no tengo otra opción más que aceptarme como soy y seguir adelante, sin perder la esperanza de que quizás, algún día, pueda librarme de mi condición. Si no, tendré que adaptarme y encontrar la forma de evolucionar y lograr cierto autocontrol.

¿Y al final en qué quedó lo del aquelarre? No tengo la menor idea. Pero si su ausencia significa un rechazo, yo tampoco quiero saber nada acerca de la brujería. Al fin y al cabo, parece que de nada sirvió mi "linaje". Aunque ya no quiero preocuparme. Blake prometió ayudarme y seguir a mi lado. ¡Qué más puedo pedir!

El tiempo pasa rápido cuando estoy feliz, así lo siento yo. Sin embargo, la clase de Literatura llega y todo parece detenerse. Blake Hanson, aquel a quien creía inalcanzable, está aquí, compartiendo horas y picardías conmigo. Y sé bien que debería concentrarme un poco más en el estudio, pero eso me cuesta mucho al tener a alguien como él a mí lado... No hay un segundo en el que pueda desviar mi mirada de él. Lo hago de forma tan descarada que ya ni siquiera me preocupa que la señora Jacob note esto (aunque si le reporta mis actitudes a mi madre, ahí sí que será un gran problema).

—Elle... —me susurra Blake, mientras la profesora escribe en el pizarrón.

—¿Qué? —le pregunto, y él me contesta como un tonto:

—Hola...

No puedo evitar sonreír.

—La clase de Literatura hoy está horrenda —habla para él mismo, creyendo que no puedo escucharlo, pero lo cierto es que mis oídos están potenciados, así que estoy muy tentada con esto...

Enseguida, Blake comienza a acezar del aburrimiento y es ahí cuando percibo que se ahoga con saliva. Y yo no puedo controlarme porque, de repente, largo una risotada tan fuerte que...

—¡Suficiente, Elizabeth! —me grita la señora Jacob, frente a todo el salón.

*****

Por fin, la tarde cae en Toledo. Y eso significa algo: ya es hora de irnos, mejor dicho, de irme con Blake.

—Todavía sigo riéndome por cómo te regañaron hoy temprano en clase —bromea, a lo que yo contesto en tono desafiante:

—Estás jugando con fuego.

—Por poco nos rompiste los tímpanos a todos.

—Y tú estabas ahogándote, ¿qué querías que hiciera?

—¿Cómo pudiste escucharme?

—No me hagas hablar de eso. Bueno, vayamos rápido que bastante suerte tuve de que no me hiciera un drama mi madre.

Plenilunio: Luna del Lobo (Concluida)✔️ [+13]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora