Aunque seguir tirando del hilo podía llevar a información esencial para seguir montando el gran rompecabezas que tenían delante decidió no arriesgarse y priorizar la seguridad de Áleix y Naia así como la suya propia. Y eso pasaba por descubrir si podían confiar en él. A su vez eso requería descubrir por qué Nit estaba haciendo lo que estaba haciendo.

—¿Y entonces? ¿Qué sacas de ello? No parece algo propio de ti.

Si a la parca se le antojó extraño que dejase el tema allí, no lo pareció.

—No —volvió a repetir con un suspiro que pasó a risa—. Le debía un par de favores a Alma.

Parecía un motivo factible.

—Alma... ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? No sabemos que le pasó, hace semanas de ello y no se ha puesto en contacto. —Había genuina curiosidad en sus palabras. ¿Cómo podía ser que alguien que se molestaba en proteger una panda de jóvenes durante días porque se lo debía a su hermana no mostrase ápice de preocupación por ella?

No tenía sentido.

A no ser que mintiera, de nuevo. Que tuviera interés en protegerlo al margen de los supuestos favores que le debiese a su hermana. O que tuviera razón.

Los recuerdos lo trasladaron del cementerio que los rodeaba a una noche igual de oscura y siniestra. Un jardín abandonado, una cabaña detrás, apenas suficientemente iluminada para dejar entrever los cadáveres que la rodeaban. La sorpresa y el miedo en el rostro de Idara mientras se llevaba las manos a la garganta y la sangre seguía escurriéndose entre sus dedos. Todos los objetos que habían volado a su alrededor, protegiéndola, habían caído inertes.

La angustia había teñido las facciones cenicientas de Alma. Y le había ordenado a Nit que lo sacase de allí.

La voz de Nit lo devolvió al presente.

—Eso ya me lo preguntaste. Y mi respuesta sigue siendo la misma: sabe perfectamente lo que se hace.

» Y, además, no podemos morir.

—Eso no es cierto —afirmó Isaac—. Sabemos que algunos de vosotros moristeis intentando llevaros a Lilia.

Nit elevó las cejas, lo observó durante unos instantes antes de volver la vista al frente de manera despreocupada.

En su momento Alma les había contado que el hilo se cortaba solo, eso quería decir que una persona moría y entonces las parcas se llevaban su alma ¿no? Entonces, ¿por qué aturar a las parcas impidió la muerte de Lilia? ¿Frenar a las parcas no tendría que haber implicado que Lilia se quedase en el plano mortal como fantasma?

A no ser que el ángel hiciese algo. ¿Podría haber 'resucitado' a la bruja? ¿Unir cuerpo y alma de nuevo? ¿Podía haber sido eso lo que había roto el equilibrio? ¿O había algo que se le escapaba?

—Once de vosotros moristeis —susurró el médium eliminando toda insistencia de su voz. «Eran trece. Solo quedaron dos» había relatado el cazador.

—Circunstancias especiales.

No dijo nada más.

«Circunstancias especiales». ¿Había sido esa arma que les había dado el ángel capaz de acabar con la vida de una parca? ¿Podía ser un ángel tener ese poder? ¿O había intervenido alguna otra variable que desconocían? Si era así, era una variable importante, peligrosa. Aunque fuera la que fuera, Nit no parecía muy preocupado de que volviera a entrar en acción.

Al menos de momento.

¿Y si un ángel era capaz de matar a una parca, sería capaz de matar a un fantasma? ¿De permitirle avanzar?

Cuando la muerte desaparecióWhere stories live. Discover now