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~Es peligroso como soy destrozada...

Chaewon se sentía demasiado cómoda, como si estuviera durmiendo en una nube suave que la acogía por completo, que la envolvía y la protegía de todo lo malo en el mundo.

Nunca se sintió así. Nunca durmió tan bien.

Podía sentir una suave respiración en su nuca, pero qué importaba, los brazos de Kazuha eran calentitos, perfectos, la envolvían con una facilidad que no hubiera creído posible. Su instinto omega murmuró que nunca quería salir de allí, que ese lugar era algo que no podría encontrar en ninguna otra parte.

No. Si había otro lugar como ese.

La noche en que Seunghyun la atacó, Yunjin la envolvió con sus brazos cuando se quebró por completo y, extrañamente, se sintió como en ese momento. Como si un simple abrazo fuera lo que necesitara para protegerla de todo, para cuidarla de las cosas malas en el mundo.

¿Por qué Yunjin y Kazuha tenían que abrazarla de esa forma?

No lo sabía. No le importaba. Solo quería que la abrazaran así a ella, aunque sonara egoísta, aunque no estuviera en una posición decente para exigir aquello.

Se giró, abrazando a Kazuha de frente, enterrando su rostro en su pecho y suspiró para seguir durmiendo, llenándose con el fuerte olor alfa que exhalaba y la envolvía completamente.

—¿Qué mierda significa esto?

Abrió sus ojos con el terror invadiéndola, sentándose bruscamente sobre la cama, y echó a un lado los brazos de Kazuha, como si hubiera estado cometiendo un delito.

No, no, no, ¿por qué?

Dongyul la observaba desde bajo del marco de la puerta con furia mal disimulada.

—Yo...

—Que gran despertar, Chae.

Kazuha frotó sus ojos, sentándose también, aún amodorrada. Chaewon no dijo algo, liberando feromonas de miedo.

La japonesa frunció el ceño, levemente confundida, antes de mirar hacia la puerta. Su expresión cambió un poco, no demasiado, en señal de comprensión: estaba con Chaewon en una situación un poco comprometida y ese era el alfa que habitaba en la casa.

—No pasó nada —soltó, dejando salir un bufido.

Dongyul apretó su mandíbula.

—¿Tienes una novia, Chaewon? —preguntó ácidamente, con veneno en su voz.

La más baja negó con fuerza, demasiado asustada para decir algo. Para poder sacar su voz, tratar de defenderse.

—Somos amigas —explicó Kazuha de pronto, notando el ambiente tenso.

Ese alfa de cabello negro, con algunas canas, la miró. Parecía que quería estrangularla con la mirada.

—Soy Dongyul, el padrastro de Chaewon —se presentó, sin acercarse—. Comprenderás porqué... me preocupa esto. Chaewon es pequeña, ya ves, y no quiero que se aprovechen de ella.

La muchacha estaba mirando el suelo, como si hubiera algo terriblemente interesante allí, sin decir nada.

Kazuha notó que las cosas iban mal, que había algo raro allí, que una pieza no encajaba. Chaewon no lo mencionó la noche anterior.

Y ahora lucía aterrada.

—Lo entiendo —como si estuviera distraída, tomó la mano de Chaewon para darle un apretón, sin importarle si el ojiazul le dirigía una mirada furiosa—, pero no busco aprovecharme de Chae. Es una... omega completamente encantadora.

monocromía; hot summerzWhere stories live. Discover now