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~No quiero estar sola,

Sólo quiero ser tuya...

Chaewon estaba realmente molesta.

¿Cómo mierda Seunghyun consiguió su número?

Sintió vibrar su celular mientras preparaba un café, Kyujin esperando las tazas para llevarlas a la mesa cinco, y estuvo a punto de contestar para mandarlo al diablo.

Pero no podía hacerlo, no si no quería que Seunghyun se molestara.

Y cuando Seunghyun se molestaba...

Se estremeció al recordar cómo el mayor la acorralaba diciéndole cosas con su voz alfa. Como que se quedara quieta, que no dijera nada mientras sus manos enormes la acariciaban.

Nunca llegó a propasarse, no realmente, pero, aunque no lo hiciera, Chaewon lo sentía como un abuso.

El móvil dejó de vibrar y suspiró, cansada. Recibió minutos antes un mensaje de Seunghyun invitándola a una fiesta esa noche, en la casa de Jiyong, pero Chaewon no le contestó. No pensaba pasarse por esa fiesta, ni siquiera lo consideró un segundo: una fiesta con tantos alfas, con Seunghyun rondando... Prefería ahorrarse el mal momento.

Además, Garam dijo que debía estudiar esa noche, Minji y Haerin tenían una cita, Eunchae cuidaría a su hermana menor, Kyujin pidió salir más temprano, y ella tendría que esperar a que su jefe llegara para cerrar el lugar.

No tenía ganas de nada en ese momento. Volvió a tener una pesadilla.

Y sumado al hecho de que Yunjin y Kazuha estaban tomando algo, como cada tarde, tenía los nervios más alterados de costumbre.

Se sobresaltó cuando su móvil volvió a sonar y estuvo a punto de derramar el té que preparó para Kazuha sobre la alfa.

—Lo siento —murmuró desganada, dejando el batido que Yunjin pidió frente a la pelinaranja, haciendo después lo mismo con el té.

A las nueve y media podrás irte, se dijo, ignorando la vibración en su bolsillo, luego podrás llegar a casa y acostarte.

Al menos, eso pretendía. Solo esperaba que Dongyul no comenzara a molestarla, como siempre.

—Te ves distraída.

Parpadeó, viendo que fue Yunjin quien habló.

Pero no la estaba mirando, solo jugueteaba con la bombilla de su batido.

Desde hace varios días que la alfa lucía alejada, más fría de lo normal, y eso realmente le extrañaba. Se acostumbró demasiado a su actitud alegre, explosiva.

—Yunjin tiene razón —concedió Kazuha—. ¿Te sientes bien?

La más bajita rascó su nuca, tragando saliva.

—Sí, no es nada —murmuró, antes de marcharse.

Yunjin enarcó una ceja, mirando a su amiga y tratando de ignorar el hecho de que seguía sin tener muchos avances con la omega. Y ahora estaba más irritada porque el día anterior Kazuha le dijo, directamente, que tenía el número de Chaewon y pensaba invitarla a cenar el próximo fin de semana.

Si no hubiera sido por la poca dignidad que le quedaba, Yunjin habría insistido en que le diera el número, a pesar de que sabía de antemano que no obtendría nada.

Kazuha frunció un poco el ceño.

—Lleva así por días —contestó como si no fuera nada, desinteresada.

Pero Yunjin estaba un poco sorprendida con las palabras de su amiga: Kazuha, normalmente, no solía darse cuenta de esas cosas a menos que tuviera realmente interés en ello. Entonces, eso significaba que estuvo observando con detenimiento a la omega los últimos días.

monocromía; hot summerzWhere stories live. Discover now