Hogar.

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—Hoy te ves bien —Comentó Chuya, mientras su esposo salía de la habitación, cerrando la puerta tras de él. De inmediato, una amplia sonrisa se dibujó en los labios del castaño, lo que le hizo sonreír también. Le gustaba verlo feliz, y si tenía que elogiarlo un poco para eliminar las dudas que a veces quedaban en su corazón, no pasaría nada por hacerlo.

—Sigo siendo un desastre —Se quejó Dazai, tomando sus rizos entre sus manos, aún alborotados por la almohada.

—Así me gustas —Le recordó Chuya, acercándose a besarlo mientras todavía estuvieran a solas. Dazai se quejó al sentir que rompía el beso demasiado rápido para su gusto, pero no podía culparlo. Era parte de tener a una niña en casa.

—Iré a despertar a Kyouka —Suspiró Dazai, finalmente captando el mensaje.

—Gracias —Le sonrió Chuya, mientras comenzaba a servir los tres platos de desayuno.

Dazai tocó suavemente la puerta de la que ahora se había transformado en la habitación de la chica, y esperó a escuchar su suave voz que le indicaba que podía pasar para abrirla y entrar. Inconscientemente, una sonrisa se le escapó al ver todos los cambios materializados en la habitación de Kyouka.

Como originalmente era una habitación de huéspedes, apenas tenía decoración, para no romperse la cabeza con las visitas. Pero desde que Kyouka fue enviada a vivir con ellos, la habitación había atravesado una gran cantidad de cambios: el color de las paredes había cambiado a uno pastel por decisión de Chuya, y tenía decoraciones de conejos cada poco tiempo. Por supuesto, el resto de los muebles iban de acuerdo con la paleta de colores, aunque destacaban la colección de libros extraños de teatro kabuki que tanto disfrutaba leer la chica.

Una pequeña risa se le salió ante el pensamiento del clóset de Kyouka: era cierto que quien siempre molestó con la idea de tener una hija fue él, pero al momento de vestirla Chuya destacaba más que nadie. Probablemente jamás lo admitiría, pero adoraba llevar a cabo la actividad con la chica y, aunque al principio le causaba vergüenza, al final Kyouka se había acostumbrado y disfrutaba sus compras con Chuya, modelando todo lo que su esposo le elegía a su subordinada.

—El desayuno está listo —Le informó Dazai, y la chica asintió, mientras intentaba cepillar con rapidez su cabello, con una expresión apenas perceptible de frustración. Recordó lo patético que fue con Kyouka la última vez que la chica se retrasó y sintió que debía compensárselo, por lo que abrió un poco más la puerta para adentrarse en la habitación— ¿Necesitas ayuda?

—No es necesario... —Intentó negarse Kyouka, con las mejillas sonrojadas, pero Dazai ya estaba negando mientras se sentaba a un lado de Kyouka y tomaba el cepillo, pasándolo con suavidad entre el largo cabello de la chica.

—No parezco confiable, pero cuando éramos jóvenes aprendí a trenzar el cabello de Chuya —Rio Dazai ante el recuerdo, omitiendo a propósito el hecho de que Kouyou fue quien le enseñó a hacerlo, en un pequeño momento de complicidad con la mayor para jugar con Chuya y divertirse con sus reacciones exageradas.

—Me gustaría verlo —Confesó Kyouka, dejando que Dazai arreglara su cabello.

—Si se lo pides tú, tal vez ceda —Dazai le guiñó un ojo con complicidad, y Kyouka rio con suavidad, divertida ante la imagen de su superior dejándose peinar con tanta facilidad como lo hacía ella. Sonaba divertido, y le daría vueltas a la idea. Dazai terminó de amarrar el cabello de Kyouka en sus típicas coletas y se levantó detrás de ella, mientras le ofrecía una mano para ayudarla—. Listo. ¿Vamos a desayunar?

La chica asintió mientras aceptaba la ayuda. Dazai estaba listo para retirar su mano, pues entendía que, a su edad, era importante permitir que Kyouka tuviera su propio espacio para que se desarrollara de manera correcta, pues ya no era tan pequeña. Sin embargo, la mano más pequeña se aferró a la suya todo el camino hasta la cocina, tomándolo con fuerza. No era un recorrido muy largo, pero aun así fue suficiente para sorprender a Dazai, que no estaba acostumbrado al trato.

Care. (Soukoku)On viuen les histories. Descobreix ara