malos hábitos

484 46 21
                                    

Aunque las menciones no son muy explícitas, si son sensibles a temas referentes a la adicción o los pensamientos suicidas lean esto bajo su propio riesgo.

...

Charles tiene muchos malos hábitos, ha adquirido la mayoría durante su adolescencia, nunca fue bueno expresándose, incluso si había alguien para escucharlo, las palabras que salían de su boca no tenían coherencia alguna.

No es difícil notar que está acostumbrado a ser la prioridad de quienes lo rodean, siempre fue el príncipe de sus padres, el príncipe de sus fans y sus equipos pasados incluso el actual, ahora es el rey en la vida de Max, es por ello que es frustrante cuando la vida le demuestra que no puede tener todo lo que quiere sin sufrir un poco.

Nunca ha sido bueno para el alcohol, no le gusta el sabor, mucho menos el ardor en su garganta, rara es la vez que lo usa como medio de entretenimiento. Sin embargo, el humo ha sido su mejor amigo desde hace ya un tiempo.

Cuando tenía 17 años encontró una cajetilla de cigarros abandonada en la cocina de una fiesta, quizo probar, lo odió. Tragó todo el humo y se ahogó, se sintió mareado pero no de una manera placentera, pero para alguien que siempre ha ocupado el primer lugar en todo, eso era tan solo un reto más.

Cuando se dio cuenta de que había aprendido a fumar como un profesional, ya era una adicción, una de esas que te avergüenza porque tarde o temprano todos se enteran, y para su mala suerte, su madre fue la primera en encontrar la cajetilla bajo su almohada.

Las lágrimas de la mujer que lo parió lo sacaron de allí, buscó ayuda, Lorenzo y Pierre siempre estuvieron al pendiente de él, nunca lo dejaron solo, no tardó mucho en salir de allí.

Entrar a la Fórmula 1 se convirtió en su única obsesión, entrenó día y noche, saltó en el auto con la confianza de quien no teme morir hasta que finalmente recibió la llamada que lo lleva a estar en una habitación de hotel en Zandvoort, asomado en el balcón a pesar de que la brisa empieza a congelar sus costillas.

Hace poco llegó al hotel después de un día de infierno en el paddock, cree que ya no quedan lágrimas que derramar en sus ojos y solo desea descansar, agradece al cielo que Max se está quedando en casa de su madre.

Su teléfono vibra en su bolsillo, lo saca aperezado.

—¿Estás libre, cariño? ¿Quieres hablar? Puedo quedarme contigo hoy si te sientes solo.

Una sonrisa se le escapa, no merece a Max y realmente no quiere perderlo.

—No te preocupes, Maxie, solo necesito estar solo y pensar un poco, me acostaré pronto. ¿Hablamos mañana?

—Está bien, llámame si me necesitas, aquí estoy para ti.

—Lo sé, Maxie, muchas gracias.
Descansa, mon amour.

Ten buena noche, bonito. Soñaré contigo.

El sonido de la puerta de la habitación abriéndose lo saca de su embobamiento con la pantalla, guarda el teléfono mientras ve al intruso acercarse al balcón.

"Yo vengo a verte en cada carrera para que veas que estoy orgulloso de ti, y tú solo me llamas para pedirme favores, empiezas a caerme mal."
El chico se queja, sin embargo se lanza a abrazarlo con cariño y es Charles quien debe despegarlo de su cuerpo a la fuerza.

"Te quejas mucho pero viniste corriendo tan pronto viste mi mensaje."

Charles se burla con superioridad y su hermanito pone los ojos en blanco de inmediato.

"¿Lo trajiste?" Reclama el mayor, y sonríe al ver cómo Arthur saca algo del bolsillo de su chaqueta.

Recibe en su mano la cajetilla de Marlboro y el encendedor que para su gusto era de un color muy feo, pero no iba a reclamar por los malos gustos de su hermano.

Rookie's Champion - LestappenWhere stories live. Discover now