¿Y si los dueños de las posadas no hubieran echado a Wei Ying?
Una sola acción cambio el destino de Wei Wuxian.
Pertenecer, Wei Wuxian encontró un lugar al que pertenece. No fue maltratado, fue amado y cuidado.
Fue criado lejos del mundo del cult...
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Wei Wuxian vio con ganas de matar a Wen Chao cuando vio arrogar al pobre discípulo por el barranco.
Habían logrado entrar por una entrada un tanto angosta, el lugar estaba oscuro, pero gracias a las antorchas de los demás podían ver.
No falto mucho para que todos bajaran por unas cuerdas. Aunque decir todos fue demasiado. De la secta Qishan Wen solo bajo aquella mujer de cabello castaño.
El discípulo de túnicas moradas fue ayudado por quien parecía ser el heredero de aquella secta.
Diciendo que debían adentrarse más lo hicieron.
Wei Wuxian le hizo una señal a sus compañeros para que se dispersaran por el lugar. Ellos no actuarían hasta que Wei Wuxian les diera la señal. Los discípulos de ZhuHai Yanling tenían sus manos en el mango de sus espadas
Después de unos cuantos gritos los discípulos de la secta Wen junto a aquella mujer que parecía ser amante del segundo heredero del clan Wen bajaron.
Al pareces trataban de despertar a una bestia. Por escuchar aquel nombre Wei Wuxian por un segundo temió. La tortuga Xuan Wu era una criatura que se supone ha dormido durante siglos y es una de las bestias con más energía demoniaca que se ha registrado. Es muy peligrosa.
—Aten a alguien y cuélguenlo. Háganlo sangrar, así la bestia saldrá. —Wen Chao hablo.
Los discípulos de ZhuHai Yanling apretaron el agarre de sus espadas.
—Atraer a esa bestia con carne y sangre significa dejarnos morir. —hablo con molestia el heredero del clan Jin.
—¡Tú! —antes de que Jin ZiXuan dijera algo una joven cultivadora lo tomo del brazo.
—Joven maestro, por favor.
Wei Wuxian vio la sonrisa cruel de la amante de Wen Chao.
—Si puedo elegir ¿Qué hay de ella? —la mujer sonrió aun más.
A Wei Wuxian no le gustaba nada por donde iban las cosas.
Una pequeña discusión entre ella y Wen Chao se formo, terminando en él accediendo.
Todos los discípulos de ZhuHai Yanling habían visto las miradas que aquel joven maestro le daba a la cultivadora joven. Las discípulas del clan ZhuHai Yanling querían enterrar sus espadas en él.
