Capítulo 15: El Torneo Parte II

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En el último día de torneo, Lord Tywin recibió algunos obsequios de los nobles que querían su favor o el de su Casa

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En el último día de torneo, Lord Tywin recibió algunos obsequios de los nobles que querían su favor o el de su Casa. Le dió vergüenza recibir una lanza de oro de Lannisport, un intento desesperado de Jason Lannister de agradarle. Cómo si un Lannister tuviera que rogar por un poco de atención.

Fue a buscar a su falsa hija, la hija del Rey Loco era testaruda como su padre, pero tenía el don de su madre de ser agradable y nostálgica. Casi siempre la notaba ausente, añorando una vida que ya no era suya y un destino que solo podía cambiar si ella así lo decidía. Admiraba su temple, pero le irritaba sobremanera su falta de compromiso con la causa.
Daenerys no estaba en su recamara, los sirvientes le dijeron que su hija desde muy temprano acompañada de su dama.
Tywin ya no recordaba el nombre de la otra joven, solo sabía que era cercana a la Targaryen.

Al llegar al comedor por el desayuno, se dió con la sorpresa que su supuesta hija no estaba ahí, pero la otra joven sí, junto con él torpe Aegon Targaryen y una mujer pelirroja y afilada: Sansa Stark. La Stark les dijo algo inquietante, lo que fuera hizo que los dos salieran de inmediato.

—Sansa Stark —le dijo, tomando un asiento a su lado.

La joven ya no era la niña que conoció, ya no tenía los ojos de cervatillo asustado. Era fría y sospechosa.

—Lo último que supe de ti es que mataste a mi nieto, y ahora estás aquí.

Sansa le dedicó una sonrisa sarcástica.

—Por los dioses —suspiró ella—. Déjeme adivinar, usted es el supuesto padre de Daenerys y todo este torneo es en su honor. ¿Cómo es que incluso aquí los Lannister siguen haciendo lo que les place?

—Hasta dónde recuerdo, tú también eras una Lannister, ¿Mi nuera, no es así?

—Jamás se consumó —replicó con enfado.

—Lo sé, mi hijo fue débil.

—Su hijo fue más hombre de lo que usted será en toda su vida, en la anterior o en esta.

Tywin solo le sonrió y tomó un panecillo de anís.

—Eso ya no importa, si estás aquí es porque estamos en el mismo banco —le dijo.

—Jamás podría estar en el mismo bando del hombre que hizo que asesinaran a mi hermano y a mi madre —la pelirroja hablaba asqueada, como si su sola presencia le repugnara.

—Tu hermano causó su propia muerte, si hubiera sido firme en sus juramentos yo habría perdido la guerra.

—Da igual, lo perdió todo, y el nombre de su casa quedará en el olvido.

—Al igual que la tuya y la de todos, creeme que si hubiera sabido que una guerra más grande venía en camino me habría ahorrado recursos que gasté innecesariamente enfrentándome a los norteños —Lord Tywin sirvió dos copas de vino, le ofreció una a Sansa, pero como no la tomó la puso sobre la mesa—. No soy más feliz que tú teniendo que compartir contigo o con la hija del Rey Loco, pero por lo menos ella ha entendido que las viejas rencillas deben quedar en el olvido...

La Princesa Del Mañana | Daenerys x AemondWhere stories live. Discover now