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El sol radiante de las dos de la tarde se refleja en las ventanas de la casa de María, la madre de Amor

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El sol radiante de las dos de la tarde se refleja en las ventanas de la casa de María, la madre de Amor.
Con ella se encontraba Denisse, su hermana menor, Hugo, su hermano del medio y Margarita, su abuela.

Los temas de conversación fluian mientras la ensalada iba de puesto en puesto complementando la milanesa de pollo que cada uno tenía en su plato

- No y ayer la vieja loca esa quería torta de chocolate sin azúcar - dijo quejándose Amor

- Vieja loca... - susurró Denisse ganándose un codazo de su madre y una sonrisa de sus hermanos

- También fueron unos famosillos, ni idea de quienes son la verdad, pero unas pendejas que les pidieron foto me botaron todo - siguió con su critica la joven

- ¿Pero no sabés sus nombres o algo? - preguntó Hugo

- Uno se llamaba Juani... o algo así. Y el otro ni idea - le restó importancia la joven

- ¿¡Juani?! - Gritó la menor

- Y si boluda, Juani, ¿Por qué? - volvió a hablar Amor mientras observaba como su hermana parecía buscar algo en su viejo celular

- ¿No será el? - mostró una foto del rubio

- ¡Si! ¡Era el! - se emocionó por recordar la pelinegra

- ¿Quién es el? - Interrogó ahora la abuela

- ¿¡El amor de mi vida está en Uruguay?! ¿¡Lo viste y ni foto le pediste?! - chilló Denisse

- Y si con un moreno, ¿Pero quienes son? Te estoy preguntando - Confusa aclaró la adulta joven

- ¿No te acordás de La sociedad de la nieve? Juani es al que se le rompe la rodilla - dijo con un sonrisa la menor al ver como su hermana parecía recordar

- Mirá vos... - comentó para seguir comiendo

La tarde siguió en conjunto con las fuertes risas y los recuerdos de viejos tiempos, depositando la nostalgia en todos los corazones presentes

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La tarde siguió en conjunto con las fuertes risas y los recuerdos de viejos tiempos, depositando la nostalgia en todos los corazones presentes.

- ¿Segura que se tienen que ir ahora? - preguntó desilusionada la menor

- Ya vamos a volver enana - consoló el del medio

- Si, yo quedé con unas amigas si no me quedaba - sonrió con lastima la mayor

- ¿Y están seguros que no quieren que les guarde comida? - Preguntó con una pisca de ilusión la abuela

- No abu... estamos bien así - respondió Hugo sonriendo reconfortantemente

- Ya dejen a los pibes tranquilos, no se van a vivir a otro país, se van a sus casas nada más - defendió María recibiendo un suspiro pesado por parte de su mamá.

Así eran todos los Sábados, mañana y tarde en familia, y a la hora de irse, suplicas y más suplicas.

Amor daría la vida para pasar el resto de sus Sábados así, pero sabe que el tiempo pasa, y la vida pasa con el.

En su auto resuena la música que la ayuda a despejarse de todas las malas ideas. Así le es más fácil concentrarse en su único objetivo: sacar a su familia adelante.

Aunque los hermanos mayores hayan dado mucho de sí mismos para ayudar a su madre con las deudas y facturas de la casa, además de colaborarle con las bocas que tiene que alimentar, siguen viviendo en ese barrio bajo con pocas oportunidades y de poca paz.

En un pestañear Amor llegó a su destino, un bar cerca de su casa al que sus amigos la habían invitado. Estacionó donde pudo y levanto la cabeza poniendóse de puntillas para ver en donde estaban sus amigos.

- ¡Hola beba! - saludó carismática Maira

- Holi - alargó la ultima letra para luego repetir el saludo con Martín y todos los presentes.

La noche llegó llena de tragos, risas y bailes. Amor no solía ponerse muy ebria, sobre todo por que casi siempre maneja, pero hoy fue la excepción. Si bien sabía que era irresponsable de su parte emborracharse cuando de vuelta tenía que manejar, lo hecho hecho está, solo queda seguir disfrutando.

La adrenalina subía a medida que la música sonaba con cada vez más fuerza

- mal - alargó la última letra Maira

- Voy a ir al baño - gritó Amor para escucharse por sobre la música y sin esperar respuesta se fué.

Caminaba con poco equilibrio por el alcohol mientras miraba hacia el suelo como suele hacerlo cuando está sola, hasta que de nuevo, chocó con alguien, y de nuevo, le mojaron el brazo y parte del vestido

- la puta que me parió... - murmuró retándose a si misma - perdonáme, ¿estás bien? - le dijo a un chico alto

- Si - soltó una pequeña risita - no te preocupés, pero ahora no fue culpa mia eh - agregó con humor.

Ahí Amor entendió que se trataba del chico al que ayudo y atendió ayer, ese famoso.

- si... - soltó una risa amistosa y se despidió con la mano para seguir caminando

- ¿Y? ¿No nos vas a presentar a tu novia? - Se burlaron los amigos de Simón al ver la boba sonrisa que mantenía en su rostro

- Déjense de romper las bolas - se defendió Simón dejando aún más risas en sus amigos

- Déjense de romper las bolas - se defendió Simón dejando aún más risas en sus amigos

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