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Hoy es un día como todos los otros, clases en la mañana, trabajo en la tarde, y estudios en la noche. Nada fuera de la rutina de Amor.
Para comenzar el día con un poco más de animo al desayuno se compró facturas con un café helado, nunca le gustó el caliente.
Caminaba tranquilamente absorta en sus pensamientos hasta que un chico un poco alto de tez morena le chocó haciendo que botara su café helado, afortunadamente las facturas quedarón intactas, porque si no no se haría cargo de sus acciones.
- la puta madre... - murmuró la chica mientras sacudía su brazo mojado - Tené más cuidado para la otra flaco, mirá si estaba caliente -
- Perdonáme, perdonáme, estaba re en otra... - se disculpó rápidamente
- Esta bien, tranquilo ¿No sos de por acá no? - pregunta al ver su rostro desorientado
- Y la verdad que no, de hecho estoy perdido y tengo un evento importante ¿Me podrías decir está dirección? - Le dijo mostrando una servilleta con una ubicación anotada
- Si claro, esto está a dos cuadras para allá - apuntó - Después girás a la derecha y llegas - Le respondió con media sonrisa al ver el rostro desesperado del chico
- Muchísimas gracias, de verdad... - Dijo rápido para seguir caminando a largos pasos con la misma cara de afligido del principio.
Que chico rari... Pensó mientras recogía el vasó que el chico le botó para botarlo al basurero y seguir caminando.
- ¡Amor! - le grita su mejor amiga, Maira, desde lejos - Buen día, te andada buscando. El profe me habló para pedirnos el trabajo que tenés vos -
- ¡Hola Mairi! - le dijo dándole medio abrazo - Si, si, perdoná, es que tuve un percance - Dijo mostrando su poleron mojado de café con humor
- Boluda todos los días tenés un accidente diferente - La chica no se equivocaba, digamos que Amor no tiene la mejor suerte del mundo, como esa vez que se le manchó su short blanco con menstruación, o la vez que se cayó frente a su crush, o cuando un skater le rompió la muñeca, o las miles de veces que se ha tropezado con desconocidos. Eso causó que la chica se haya acostumbrado a pasar vergüenza, pero aún no es inmune a eso.
- Te juro - alargó con humor la ultima letra mientras salía de su universidad
- ¿Querés ir a mi casa hoy? Invite a unos amigos - Sugirió la chica de cabello corto
- Voy a ver si alcanzo, todo depende de que tan temprano termine, parece que hoy me toca cerrar a mi - Dijo un poco cabizbaja, a la chica le gustaba salir con sus amigos, pero la mayoría de veces tenía que rechazar las propuestas por su trabajo.
- Dale Amor, es viernes - dijo ahora Martin, el mejor amigo de las chicas
- Mañana chicos, mañana no trabajo y no tengo que estudiar casi nada - le dió una sonrisa reconfortante
