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Todos estaban reunidos en la torre de Morgana. Blinky se había encerrado en una biblioteca, diciendo que no saldría hasta estar seguro de que el mapa los llevaría al lugar indicado. Krel había hecho un hechizo para que todos los libros que mencionara la piedra del tiempo fueran a él y desde entonces no había parado de leerlos y hacer anotaciones.

La perdida de NoEmma los había afectado. Si, ya habían perdido a varios trolls y cambiantes, pero era uno de los suyos. NoEmma era familia.

NoEnrique estaba acostado en una esquina. No había estado con la cambiante cuando pasó, pero de algún modo él se sentía culpable. Habían conectado tan bien y se había dado cuenta de que ella era él en ese universo.

—Ya todos están calmados. —informó Douxie, entrando a la sala.

—Gracias, Douxie —agradeció Aja, quien seguía a lado de Jim.

El de mechas blancas casi no había hablado desde lo sucedido. NoEmma se había convertido en su hermana de una muy rara manera, y nunca habia imaginado que tendría que separarse de ella.

Douxie se sentó a lado de su novia, tomando su mano. Nuñez no pudo evitar verlos. Ahí, ella no estaba con Jim. Siempre le gustó pensar que, si existían otros universos u otras vidas, ellos estarían juntos en cualquiera.

Se escucharon cosas callendo y luego a Krel lanzando maldiciones en Akiridiano. Aja se puso de pie y se acercó a la puerta de la habitación donde estaba su hermano para volver a intentar abrir.

—¿Krel? —llamó ella— ¿Estás bien?

Otras cosas callendo, y más maldiciones. Aja vio a Douxie, pues sabía que él le había enseñado eso.

La puerta se abrió de golpe, mostrando a un Krel muy enojado.

Aja iba a hablar, pero la magia de su hermano fue más rápida. Lake y Nuñez fueron alzados y estampados contra una pared.

—¡Krel! —Antes de que Aja hiciera algo más, su hermano movió una mano y la alejó de él.

—Krel, ¿estás bien? —intentó Douxie.

Nuñez intentó llamar su vara de las sombras, pero Krel lo hizo primero.

—¿Cómo es...? —Krel incrementó la fuerza, impidiendo que hablaran.

—Ellos nos condenaron —La voz de Krel salió distorsionada y sus ojos brillaron con luz dorada—. No deberían estar aquí.

—Morgana... —Aja se acercó con cuidado—. ¿Por qué haces esto?

Krel vio a su hermana un momento, luego pasó a las variantes. Seguían luchando, intentando vencer la magia.

—Ustedes condenaron este lugar. Yo peleé para que esto no pasara, pasé años estudiando la magia de tiempo, buscando el poder necesario para protegernos. —La magia incrementó al rededor de las variantes, impidiendo respirar bien— ¡No debieron usar la piedra del tiempo! ¡La orden Arcana...!

—¿Dónde está? —Interrumpió Aja, haciendo que la magia al rededor de las variantes disminuyera un poco, al menos para respirar— Morgana, ayúdanos. Dinos dónde están para que podamos arreglar esto.

Krel bajó la mirada, pensando. En un segundo Lake y Nuñez estuvieron en el suelo, al igual que la vara de las sombras.

—Esto es complicado, Cazatrolles. No solo deberían buscar a la Orden Arcana, también deberán encontrar esto... —Krel mostró una imagen con sus manos: una piedra brillante con múltiples caras—. Le dicen el ojo del universo, con esto podrán usar mejor la piedra del tiempo.

—¿Dónde está?

—En la tumba de Arturo. —La imagen desapareció, y Krel volvió a mirar a las variantes—. Ellos no deben pasar mucho tiempo aquí. El tiempo se está rompiendo, las desapariciones no serán lo peor a lo que se enfrenten.

CambiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora