O5: Accidente

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El tiempo pasó y la pequeña Emma ya estaba cerca de los dos años, había aprendido a formular algunas palabras para hacerse entender, pero aun seguía contándole trabajo salir de los balbuceos. También logró caminar, aunque debían tener mil ojos en ella porque se iba para todas partes.


Sin dudas era la debilidad de todos, pero sobre todo la de sus padres. Ellos la amaban con locura, darían la vida de ser necesario por ella y pretendían darle todo el cariño del mundo para que los tres fueran una familia feliz.


Matías siempre escuchaba a Francisco contarle todos los planes que tenia a medida que Emma fuese creciendo. Desde mandarla a todas las actividades que la niña pidiese, sin importar el costo de ellas, hasta llevarla a recorrer el mundo de poder darse la oportunidad.


—Me gustaria poder llevarla a Disneyland para que conozca el mundo de Tinkerbell y pueda conocer a algunas haditas —Recalt no pudo evitar reírse ante la ingenuidad de su amigo, quien a pesar de tener veintiocho años seguía manteniendo cierta inocencia.


Enzo también pasaba lo mismo con Esteban, su amigo le aseguraba que él no cometería los mismos errores que sus padres. Estaria para Emma en cada momento importante que ella tuviera, la acompañaría, le demostraría su apoyo y deseaba poder tener la confianza suficiente entre ellos para ser su confidente cuando lo necesite.


—No pienso dejársela a ningún boludo, mínimo me tiene que ganar en las pulseadas para que les permita tener una cita —Vogrincic se rio, aun sin poder creer que el mismo Kuku que se llevaba miles de mujeres a la cama todas las noches ahora estuviera casado y con una hija.


Sin dudas uno nunca sabía lo que les deparaba en el futuro. La vida nos sorprende de muchas maneras sin que nosotros lo esperemos, a veces para bien y otras no tanto, pero no podemos hacer mas que aceptar nuestro destino. Incluso si eso nos lastima.



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Matias lo recuerda a la perfección, fue una noche de enero cuando todo sucedió, a tan solo un mes del cumpleaños de Emma. A pesar de estar en pleno verano había una gran tormenta afuera, caían granizos y el viento se llevaba todo por delante.


Se acuerda estar acostado en su cama con el pijama, ya alistándose para dormir cuando recibió una llamada de Enzo. Aquello fue la primera señal de que algo pasaba, porque si bien ahora se llevaban mucho mejor, el alfa jamás lo llamaba a menos que fuese realmente necesario.

emma ; enzo & matíasWhere stories live. Discover now