Capítulo 3: Poniendo en practica un consejo

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Un pensativo joven de cabello alborotado entraba a su aula de entrenamiento junto a sus dos amigos, a los pocos minutos ingreso una pelinegra, quien como desde que se unió al taller, obtuvo la atención de todos los presentes en el lugar, excepto de uno de ellos.

Vayamos haciendo los ejercicios de calentamiento, hasta que llegue el maestro, expreso Gokú sin siquiera mirar a la pelinegra, quién había llegado frente a él.

Voy a entrenar por mi cuenta, mientras llega el maestro, dijo Milk con firmeza mirando al joven de cabello alborotado, que esa semana era el líder del grupo, pero no recibió la respuesta inmediata del joven de cabello alborotado, como otras veces, cuando ella emitía alguna palabra, incluso sin ser el líder.

La pelinegra giro sus pasos y continuó su camino hacia el lugar donde generalmente entrenaba.

¿Qué extraño?, ¿será que anda afónico?, bueno, que me importa lo que le pase; sí, no debe importarme lo que le pase, pensó la joven, mientras se alejaba.

Veo que tomaste mi consejo, expreso sonriendo Vegueta, tras acercarse a su amigo.

Espero que esto funcione, dijo Gokú con optimismo.

Funcionará, solo mantente firme, agrego el joven cabello de flama, mientras el calvo miraba a su amigo de cabello alborotado y a la pelinegra con cierta preocupación.

Luego de algunos minutos, el maestro llego y dio la orden de que trabajaran en grupos unas técnicas que les había enseñado el día anterior, la pelinegra con pesar tuvo que unirse nuevamente al grupo del joven de cabello alborotado, el cual estaba conformado por sus dos amigos, una chica más y otro joven.

¿Cómo formaremos las parejas?, dijo uno de ellos.

Yo hago pareja con Gokú bello, pronunció una chica de cabello lila, causando cierta molestia en la pelinegra.

Bien, respondió el apuesto joven, sorprendiendo con su respuesta a la pelinegra, pues desde que el maestro la había integrado al grupo del joven de cabello alborotado, este siempre se la pasaba pidiéndole que ella fuera su pareja de entrenamiento, y como ella siempre lo rechazaba terminaba entrenando con alguno de sus dos amigos, pero nunca con la melosa joven de cabello lila.

Entonces empecemos con nuestro entrenamiento Gokú bello, contesto la joven tomando del brazo al apuesto muchacho, mientras el joven de cabello de flama, miraba a su amigo de cabello alborotado y le levantaba el pulgar, dándole a entender que hizo bien, y un calvo miraba la escena un tanto preocupado.

Yo entreno contigo Krilín, expreso Vegueta.

Claro, claro, contesto el calvo, haciendo una pausa para agregar en voz baja pero en tono preocupado: ¿En verdad crees que le funcione tu tic?

Mi plan es infalible, dijo el joven de cabello de flama con seguridad.

Pues ojala y sea así, respondió Krilín con calma, mientras un joven de pañoleta blanca se acercaba a la pelinegra.

Si gustas entrenamos por nuestra cuenta sin que el maestro lo note, decía el joven con calma.

Justo te iba a pedir ello Piccolo, respondió con seriedad la pelinegra, mientras observaba con disimulo al joven de cabello alborotado entrenar con la joven de cabello lila, aunque ella no era la única que los observaba, una joven de cabello en puntas también lo hacía.

Lo imagine, respondió el joven.

No es que te considere un mal compañero para entrenar, lo que pasa es que prefiero hacerlo sola, dijo Milk.

Comprendo, no tienes que darme más explicaciones, respondió Piccolo, mientras a unos metros de ellos, un par de chicas hablaban entre ellas.

Si solo el maestro me hubiera puesto en su grupo, ahora sería yo la que podía estar tan cerca de él, decía con molestia Caulifla.

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