«Debo detener a mi padre, tengo que detenerle». Aquellas palabras marcarán un antes y un después en la vida de Evelyn. Las persecuciones han comenzado en el mundo mágico y Evelyn junto a sus amigos deben abandonar sus hogares para realizar una tarea...
Una vez que la cafetería hubo recuperado su aspecto habitual, pusimos a los mortífagos en la mesa donde se habían sentado al entrar, uno frente al otro.
He= ¿Cómo nos habrán encontrado? ¿Quién les dijo que estábamos aquí? Aquí ninguno llevamos ya el detector, ¿verdad?
R= No, no puede ser. El Detector se desactiva cuando cumples diecisiete años. Lo prescribe la ley mágica: no se lo pueden poner a un adulto.
He= No que tú sepas. ¿Y si los mortífagos han encontrado la manera de ponérselo a alguien aunque sea mayor de edad?
H= Evelyn no se ha acercado a ningún mortífago en las últimas veinticuatro horas. ¿Quién podría haberle reactivado el Detector?
E= Si yo no puedo emplear la magia, y vosotros tampoco si estáis cerca de mí, sin que delatemos nuestra posición...
Dk= ¡No vamos a separarnos, Evie!
D= Necesitamos un sitio seguro donde escondernos.
E= Grimmauld Place.
Todos se quedaron boquiabiertos.
H= No digas tonterías, Evie. Snape puede entrar allí.
E= Ron, tu padre dijo que han hecho embrujos contra Snape. Y aunque haya logrado burlarlos, ¿qué importa? ¡Os juro que me encantaría encontrármelo!
Dk= Pero...
E= ¿De qué otro sitio disponemos entonces? Es nuestra mejor alternativa. Snape es solo un mortífago. (Aquellas palabras me removieron el estómago) Lleve el Detector o no, montones de esos indeseables nos perseguirán allá donde vayamos.
Nadie pudo rebatir tales argumentos, aunque a Hermione le hubiera gustado. Mientras ella descorría el cerrojo de la puerta de la cafetería, Ron accionó el desiluminador para volver a iluminar el local.
Harry contó hasta tres y anulamos los hechizos sobre las víctimas, y antes de que los mortífagos se recuperaran de su sopor, desaparecimos en la oscuridad.
De camino a Grimmauld Place, hubo un momento en el que Hermione se paró en seco y Ron dijo:
R= ¿Qué?
He=No hemos celebrado tu cumpleaños, Evie. Las chicas y yo habíamos preparado una tarta. La íbamos a sacar al final de la boda.
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E= Oídme, chicas. En serio, agradezco el detalle, pero teniendo en cuenta que casi nos matan un par de mortífagos hace unos minutos...
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