FAMILIA.

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Le doy mi gabardina a Damla para que me la lleve, me lavo las manos y empiezo a cocinar.

— Damla, hoy tendré visita. Vendrá Amira que es mi mejor amiga y quiero darle una buena bienvenida. — Le explico al ver que pone una cara de confusión porque normalmente yo no cocino en casa. Ya que no tengo tiempo con la empresa.

Amira y yo nos hemos alejado mucho desde que se ha casado y desde que es madre.

Ahora vive a unos kilómetros de mí con su familia.

Oigo el timbre sonar, y le indico a Damla que abro yo.

— Mir! ¿Qué tal estás? — Abro la puerta y me abalanzo a ella. — Y tú pequeño Omar. — Le doy besitos al bebe que está en su sillita de coche.

— Bien Dunia. Pff, tu casa es espectacular. Masha'Allah — Comenta Amira mientras mira cada rincón.

— Adelante, todo esto es tuyo también. No te cortes. — Le digo. — Ella es Damla. Mi ayudante y amiga. Damla, ella es Amira.

Las dos se saludan con dos besos. Amira se añade a nosotros en la cocina y el timbre nos vuelve a interrumpir.

— ¿Quién será? — Pregunta Damla.

— ¿Será Emre? — Le pregunto. Amira me pregunta quien es Emre y le explico quién es.

Lavo mis manos y voy a abrir la puerta.

Me quedo en shock cuando veo a mi madre en la puerta.

— Mamá! ¿Qué haces aquí? — Pregunto sorprendida.

Ella ni me responde, me aparta a un lado y deja su maleta a un lado.

Una maleta! No me digas que se va a quedar aquí.

— Tu! — Escucho a mi madre gritar.

Ohh no! Se me ha olvidado que está Amira.

— Anne, no empecemos por favor.

— Ya puedes recoger tus cosas e irte con la bruja de tu madre. — Comenta mi madre.

— Mamá, ¡ya basta! — Grito ya con impaciencia.

— No basta Dunia. Por culpa de su madre tu padre está muerto.

— Tu misma lo has dicho todo; su madre. Además madre, que no entiendes que le llegó su hora y ya. Allah lo ha querido así.

— Si su madre no me hubiera calumniado, tu padre no hubiera tenido ese infarto. — Dice ella intentando contener sus lágrimas.

— Lo que haya hecho su madre, se ha quedado en el pasado. Yo y Amira no vamos a dejar de ser amigas solo porque tenéis vuestros caprichos de adultos. El pasado es pisado y siempre la gente cometerá errores y tarde o temprano, mi padre hubiera muerto como algún día lo estaremos todos. — Defiendo a Amira y argumento.

— Tía Leila, lo siento si mi madre te ha causado molestias pero yo no tengo nada que ver. — Dice Amira.

— La palabra molestia sobra. —La escucho murmurar.

— El pasado es pisado mamá. — comento.

— Pero tú aún no te has olvidado de Ma... — Dice Amira pero la corto.

— No tiene nada que ver Amira.

— De qué habláis. — Pregunta mi madre confusa.

— Nada mamá. Nada. — Me adelanto para mentirle.

Ella nos lanza una de sus sonrisas de "ya me enteraré". Coje sus maletas y empieza a subir las escaleras para buscar una habitación libre.

Respiro hondo, miro a Amira con preocupación y seguimos cocinando.

De verdad que quiero mucho a mi madre y le he extrañado mucho pero a veces su actitud es de un adolescente. Solo le importa su marido y ella misma. Antes ella no era así pero desde que mi padre ha muerto y he cometido ese error con Leo, su vida ha dado un giro de 360º.

Subo las escaleras y la veo desempacando sus cosas en una de mis habitaciones libres.

— Anne. ¿A qué has venido? — Pregunto

— Que buena bienvenida. — Dice ella con sarcasmo.

— Mamá... — Le insisto impaciente.

— De acuerdo. Me he dado cuenta que como madre me he alejado mucho de ti, he sido un poco egoísta contigo y he venido para hacer las paces contigo.

— ¿Enserio? ¿No será porque tienes problemas con mi padrastro? — Pregunto un poco sorprendida.

— Dunia... Yo... creo que vas a ser hermana mayor. — Dice finalmente.

— ¡Enserio! Que felicidad. — Finjo estar contenta.

No es que no lo esté pero siempre he sido hija única toda la vida y ahora que ya tengo veintiún años, voy a ser hermana.

Genial. Espero que mi futuro hermano o hermana no pase lo mismo que yo.

Salgo de la habitación para volver a la cocina y comer algo. Necesito comer. Y mucho.

— ¿Estás bien? — Me pregunta Damla.

— Sí. No te preocupes. — Le digo y le sonrío. — ¿Dónde está Amira?

— En la piscina.

— Con su natación otra vez. ¿Y Omar?

— También con ella.

— Pero si solo tiene un año! ¡Qué hace en el agua!

Me dirijo hacia el jardín para coger a Omar.

— Ya me llevo a este chiquitín de aquí. — Le digo a Amira y cojo al niño.



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07/04/2024

Mi pasado es pisadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora