CAPÍTULO 28 RESCATE

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_ Si das un paso más te mato. - apuntó Lily su arma a aquél hombre que había logrado traspasar los sistemas de seguridad del lugar. Su tía Rosa miraba desde detrás de un mueble, donde ella misma le había pedido que se escondiera.

Mientras tanto, Julián miraba atónito el cañón del arma que apuntaba a su rostro. Instintivamente levantó las manos en alto y no era porque le tuviera miedo a la muerte, era porque no quería que esa hermosa chica, que lo miraba espantada, hiciera algo de lo que después estaba seguro, se arrepentiría.

_ No te haremos daño. - dijo conciliador. _ Puedes bajar el arma.

_ No des un paso más. - amenazó. - sin prestar atención a sus palabras. _ te juro que dispararé.

Él miró como sus manos temblaban, era obvio que no quería disparar, pero en un momento de desesperación, seguro que lo haría.

_ Me envió Bruno, tu padre. - dijo tratando de tranquilizarla.

_ ¿Cómo sé que es verdad? - lo miró recelosa y asustada. No dejaba de apuntarle a él y a Luis, que estaba detrás de él.

_ ¿Cómo sabríamos de qué forma ingresar a este lugar, si él no nos hubiese mostrado cómo? Él mismo me dio la contraseña y me dijo de que forma el sistema aceptaría mi voz, créeme. - la miró a los ojos. _ No podría estar aquí, si no fuera enviado por él.

_ ¿Dónde está él? ¿por qué no está aquí?

_ Todo este lío lo provocó uno de tus hermanos y tu padre lo está solucionando. Por favor ya baja esa arma.

_ Él parece sincero, hija. - intervino Rosa.

Ese simple comentario hizo que ella se distrajera, estaba asustada y no pensaba rendirse, esos hombres podrían estar mintiendo. Sin embargo, no se dio cuenta cómo, ni en qué momento, él ya le estaba arrebatando el arma, lo siguiente que supo fue, que estaba forcejeando con él, el arma ya no estaba en su poder, ahora la tenía el otro hombre, mientras que este la rodeaba con fuerza y la mantenía inmovilizada entre sus poderosos brazos.

_ Tranquila. - lo escuchó susurrar. _ No les haremos daño. - sintió su abrazo. _ De verdad nos envió tu padre. Él te ama, te cuidaremos. - no supo si fue la tensión del momento, el abrazo que le transmitió seguridad, o sus palabras que le dieron esperanza, que hicieron qué se derrumbara y el llanto aflorara, como un torrente, que no podía parar.

Julián permaneció quieto, sosteniéndola, sabía que había sido duro para ella, quizás terrorífico, el estar días encerrada en ese lugar, sin saber cuál sería su fin junto con su tía y luego la irrupción de ellos en su santuario, era cómo para quebrar a cualquiera, aún si no fuera una mujer, cuanto más a ellas. La mujer mayor también estaba asustada y las lágrimas surcaban ya sus mejillas, miró como Luis se acercaba y tomaba sus manos temblorosas.

_ Las sacaremos de aquí y las llevaremos a un lugar seguro. - le dijo. _ a donde Bruno las alcanzará, en cuanto resuelva su asunto.

Ella solo asintió conteniendo el llanto. Por fin entendía que decían la verdad, no las lastimarían.

El llanto de Lily fue disminuyendo poco a poco y cuando se hubo calmado lo suficiente, intentó apartarse apenada.

_ ¿Te sientes mejor? - interrogó él solícito. _ No quería verla en ese estado de indefensión, de angustia, de temor. Ella solo asintió avergonzada. _ entonces... ¿podemos irnos?

Ambas mujeres asintieron.

_ Perdón por él espectáculo. - dijo por fin ella. _ pensé que eran los otros hombres, los que querían hacernos daño. Lo lamento.

_ No te disculpes. - le sonrió Julián. _ entendemos por lo que estuvieron pasando, pero de verdad. - tomó sus manos entre las suyas. _ esto ya terminó, pronto quedará en el pasado.

Ella lo miró aún en estado de shock, pero ya no se resistió, abrazó a su tía y la llevó con ella, mientras Luis salía adelante, seguido por ellas y Julián detrás cubriendo sus espaldas.

Una vez fuera del refugio ella pudo ver a los demás hombres que había visto a través de las cámaras, todos sin excepción les sonrieron, aun cuando se veían sus miradas duras y su aspecto rudo.

Observó cómo Julián dio la orden de salir del lugar y todos obedecieron, una vez fuera subieron a varias camionetas, ellas fueron guiadas a otra, en donde además de Julián y Luis otros tres hombres más las acompañaron.

Después de iniciar la marcha, ella escuchó como Julián hacia una llamada.

_ Las tenemos. Están a salvo. - y colgó. Sabía que hablaban de ellas, y aunque lo hicieron a un tal Aureliano, y no a su padre, esos jóvenes le seguían inspirando confianza.

_ ¿A dónde nos llevan? - interrogó.

_ A un lugar seguro. - estarán ahí, hasta que tu padre las recoja.

_ ¿Puedo hacer una llamada a mis abuelos?

_ Será mejor que no. - dijo seco, ya sabía suficiente de esas personas por lo que Bruno había hablado con ellos en confianza, cuando estuvieron en la sierra y ellos junto con Julia contaron parte de sus vidas. _ esperaremos a que Bruno esté con ustedes y él decidirá

_ Nos dejarán solas? - lo miró con angustia.

_ Alguien estará cuidándolas, no estarán solas.

_ ¿Y ustedes? - dijo refiriéndose a él y Luis, que eran los que habían tenido interacción con ellas, los demás solo cumplían órdenes, pero no intentaban llevar ningún tipo de comunicación.

_ Estaremos aquí, a menos de que recibamos nuevas órdenes y tengamos que dejarlas, pero de ser así, te juro que estarán en buenas manos.

_ No quiero que se vayan. - dijo con toda la pena del mundo, pero la realidad, era que estaba muy asustada y sentía que con ellos estaban a salvo, no podía confiar en nadie más. _ por favor promételo. - se aferró a su brazo con fuerza, como si con eso pudiese impedir que se marchara.

_ Haré lo que pueda. - colocó su mano sobre la de ella. _ Aún si tu padre me llama, intentaré negociar con él y no dejarte.

_ Gracias. - lo miró conmovida por su amabilidad y comprensión. - luego apartó su mano de la de él y sé retrajo, estaba apenada por su atrevimiento, sin embargo, a él parecía no incomodarlo o molestarle, y eso le permitió intentar relajarse.

_ Todo estará bien tía. - se volvió hacia ella, quien conmovida la abrazó con fuerza. _ lamento que hayas tenido que pasar por esto. - dijo. Y era verdad, su tía era una mujer mayor, dulce y tierna, nada que ver con él carácter fuerte y beligerante de su abuela, su tía Rosa era lo contrario de ella, sumisa y asustadiza, quizás tenía que ver que nunca se había casado y además vivía a la sombra de su hermana mayor y no sabía si no había contraído matrimonio porque vivía con su abuela, o vivía con ella, porque no se había casado. La realidad era que se había quedado soltera y prácticamente había tomado el lugar de su madre cuando murió y se había hecho cargo de ellos, lo cual agradecía enormemente, por eso no sentía remordimiento, cuando le demostraba cuanto la amaba y no lo hacía con su abuela, porque en realidad no lo sentía, su abuela solo se ocupaba de ellos cuando había alguien más presente, o cuando en un principio se enfrentaba a su padre para evitar que tuviera contacto con ellos.

La verdad era que sentía que no le debía nada, en cambio a su tía le debía todo.

ROMPIENDO MIS CADENAS/ No.1️⃣5️⃣ Serie: HOMBRES DE LA SIERRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora