Saiyajins en Nerima

6- Shampoo se enferma y Mousse comienza su entrenamiento

El brillo azul del ataque de Goku alertó a los dos chicos caídos en Jusenkyo, la joven amazona frenó su bicicleta y volteó a ver a esa dirección, segundos después el cielo volvió a la normalidad; Shampoo estaba asustada ante esa gran explosión. Mousse, quien venía con Cologne persiguiéndolo se detuvo en la esquina de la callejuela.

—Esa explosión — murmuró Cologne.

—Bisabuela — la chica, mejor dicho, sus instintos la hacían temblar.

—Shampoo, estás temblando — el chico habló con cierta preocupación.

Si se tratara de una situación relativamente normal Shampoo aprovecharía para ir a investigar pero su instinto natural no le permitía siquiera mover un músculo. Ella no se dió cuenta cuánto tiempo estuvo allí hasta que comenzó a llover y al único lugar al que atinó ir fue a la Casa del Crisantemo, obviamente en su forma de gatito.

Se encaramó por el muro y caminó por el borde de la pared y saltó para llegar al pasillo de la casa. Gine estaba haciendo algo de aseo allí luego de la pelea que tuvo su hijo menor con Ranma, ella estuvo su quehacer y observó a la gata de peculiar pelaje: un morado claro.

—Qué bonita — Gine sonrió levemente y con alegría —, pobrecilla estás toda mojada. Te voy a secar y te daré un buen baño con agua caliente.

Mientras caminaba al segundo piso donde estaban los baños de la casa, uno privado para la alcoba matrimonial y uno para el resto de la familia, pasó por varios puntos donde sus familiares se encontraban realizando varios pasatiempos. Desde el buen Raditz armando un estresante cubo Rubik pasando por Bardock que estaba haciendo piezas de madera pulida y terminando con Goku que se hallaba entrenando arduamente su mente en su habitación.

Gine llevó a el felino al baño, abrió la llave de la bañera que transportaba agua caliente y sumergió a la gatita en agua caliente, grande fue su sorpresa al ver que segundos después emergió Shampoo en su forma humana, la saiyajin retrocedió sorprendida.

—¿Eh? ¿dónde está el gatito que recogí de la calle? — Gine preparó una esfera de energía mostrando una mirada molesta.

—Espere un momento — Shampoo estaba realmente asustada, pocas veces se le veía así —so-soy yo... lo que pasa es que en mi natal China existen unos estanques malditos... yo sólo caí en el estanque de un gato ahogado.

"¿Qué está pasándome? es la primera vez que he sentido tanto miedo... estoy temblando de miedo. Ni siquiera Saffron o Herb me hicieron sentir así" pensó la amazona.

Gine cerró la puerta con seguro y alrededor de su cuerpo un aura blanca la comenzó a rodear, no era la típica que Shampoo veía en su bisabuela, nada que ver, esta aura se veía más agresiva, con  terminaciones en punta como el cabello de la saiyajin, y la amazona pronto comenzó a sudar muchísimo.

—¿Esto te da miedo? — la mujer preguntó.

—S-sí... no entiendo por qué... 

—Vaya, veo que tienes una buena percepción — mencionó Gine dejando de emanar esa aura.

Shampoo estornudó un total de tres veces, Gine salió del baño y fue a su habitación por una muda de ropa y una toalla, luego regresó allí y ayudó a Shampoo a salir de allí.

—Niña, estás ardiendo en fiebre — murmuró la saiyajin —te quedarás a dormir aquí.

En una habitación Gine dejó a Shampoo con su fiebre alta, mientras que tomaba el teléfono de la casa para llamar al Nekohanten, la lluvia era fuerte y caía lo que no cayó en ese verano; Cologne recibió la llamada por unos instantes pareció notarla demasiado enojada pero luego la voz de la anciana amazona se relajó.

Al amanecer, cuando el sol ya golpeaba la ventana, Shampoo sentía su cuerpo dolorido y al llevar sus manos a la cara sintió un paño humedecido con vinagre cubriéndole la frente, sentía dolor de cabeza y la nariz congestionada acompañado con un terrible dolor de garganta y una sonora tos que despertaría a cualquiera a tres cuadras a la redonda.

—Oh, hola — Goku la saludó entrando a la habitación —. Te traje el desayuno.

—Gracias — respondió la amazona con voz ronca —pero te vas a contagiar.

—Es un resfriado común... créeme si te digo que he estado en peores situaciones — el saiyajin dejó la mesita para café sobre la cama —te traje caldo de pollo, jugo de naranja y un poco de arroz. 

—Eres muy amable — musitó la chica.

Goku sonrió e instintivamente miró el dije con las fotos de él y su novia Caulifla, la extrañaba y estaban a años luz el uno del otro y deseaban verse los dos una vez más, guardó nuevamente el dije y salió de la habitación dándole su espacio a Shampoo.

(...)

En el dojo Tendo, Akane curaba las heridas de Ranma que a simple vista se notaban  muy graves pero la realidad es que apenas eran unos simples raspones; para no perder la costumbre de ser tan cansón allí estaba Mousse riéndose de lo que ocurrió en la casa del Crisantemo.

—¿En serio fuiste derrotado de un solo golpe? — preguntó Mousse quitándose sus gafas para limpiarlas.

—Cierra la boca, Mousse — pidió Ranma, ahora Ranko por el agua fría ya que se había ido la luz en esa casa, conteniéndose para no matar al chico cegatón.

—Ciirri li biki mis — arremedó el chico de China con voz chillona —Ranma Saotome... espera un mes... ¡En un mes te derrotaré!

Sin más que decir Mousse se largó de allí dejando una extraña sensación tensa en el ambiente, Akane terminó de vendar los brazos de Ranko quien se levantó con el puño apretado fuertemente.

"¿Por qué está tan confiado en que me ganará?" pensó Ranma confundido.

—Ranma — Kasumi lo llamó desde el corredor —el técnico ya vino a reparar el daño y ya puedes entrar al baño.

—Gracias Kasumi — la pelirroja le sonrió amablemente.

—Kasumi — llamó Akane preocupada — mi papá y el tío Genma siguen dormidos, ¿verdad?

—Ya se despertaron — mencionó la mayor —¿me acompañarías a hacer unas compras? 

Akane asintió levemente accediendo de esta manera a la propuesta de su hermana mayor, en silencio las hermanas Tendo caminaron sin ninguna complicación y la única vez que pasaron frente a La Casa del Crisantemo encontraron a Mousse entrando como un vago sospechoso, Akane giró su cabeza para verlo pero los muros del jardín eran demasiado altos para siquiera verlo entrar.

—Akane — Kasumi la llamó —apresúrate o te dejo.

—Sí... ya voy — la menor sonrió nerviosa y la persiguió.