1- Bardock y familia

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A millares de años luz de la Tierra, quizá más lejos que su casa se hallaba Bardock junto a sus dos hijos de edades cercanas luchando contra una rebelión en curso. Elevando su Ki, el saiyajin se lanzó contra la multitud de guerreros de distintas razas y especies que le impedían llegar a su nave.

—¡Quítense malditos estorbos! — gritó el hijo menor lanzando una potente ráfaga de energía —, papá — él se adelantó hasta la nave —, trataré de encender la nave, el frío pudo haberla averiado pero no creo que sea nada grave.

—Raditz, cubre a tu hermano — Bardock se subió al techo de la nave y desde allí comenzó a atacar a todos los enemigos que se le acercaban.

Por su parte el mayor de los hermanos se divertía como niño en juguetería, no se tomaba en serio la pelea y en su lugar se dedicaba a hacerle llaves de lucha libre a cada uno. Y el último fue derrotado por su hermano menor de un solo golpe.

—Descuidaste la espalda — Bardock entró a la nave —, a la próxima, Kakarotto no estará para salvarte. 

—Ay por favor, papá, apenas me adapto a este estilo de vida — mencionó Raditz —entiende que apenas cumplí veintiuno hace una semana.

—Mira a tu hermano arreglar la nave — el padre de ambos miró con seriedad al primogénito —como sea — miró su rastreador —parece ser que Vegeta está llamando. Kakarotto, pon rumbo al planeta Vegita.

El mencionado Kakarotto asintió y encendió el motor de la nave interestelar con los dos parientes suyos en los asientos de los pasajeros; se elevó en los cielos y dejó aquel planeta helado atrás sin retroceder ni para tomar impulso. 

—¿Tienes lo que necesitaba? — Bardock habló con calma.

—Sí — Raditz mostró una especie de maletín con papeles dentro —no sé qué sean pero lo averiguaremos cuando se los llevemos al príncipe Vegeta.

—Lo más seguro es que sea el testamento del rey de ese planeta — mencionó el saiyajin de mayor edad.

Entonces fue que Kakarotto hizo el salto secuencial hacia el planeta Vegeta, entre el silencio de los tres saiyajin se notaba como el sonido de una llamada entrante del rastreador fue lo que hizo que Bardock frunciera el ceño, en la pantalla-lente observó el contacto de Vegeta III y su molestia creció.

—Bardock — Vegeta III saludó con cordialidad —¿cómo te fue en esta misión?

—Bien, fue más difícil de lo que habíamos esperado pero estoy volviendo a casa — mencionó el saiyajin con calma y algo de cansancio —la nave sufrió una avería pero Kakarotto la arregló.

—Es tu orgullo — el rey respondió apacible —bueno, necesito que vengas ¿en cuánto tiempo llegarán?

Bardock miró a su hijo menor, un genio en la materia de la física y las distancias.

—Creo que en unas dos horas si mantenemos esta velocidad — informó el menor de los tres.

Finalmente tras un largo trayecto de dos horas por el espacio sideral a una velocidad que superaba con creces la velocidad de la luz gracias al uso de un motor de curvatura implementado hacía ya más de cien años en el planeta Vegeta, llegaron a casa. Aquel planeta rocoso cuyas principales características, además de las contadas fuentes de agua... bueno y un enorme océano que dividía el planeta en dos grandes supercontinentes de ecosistemas diversos.

Los tres bajaron de la nave y caminaron entre la multitud que se aglomeraba en la calle, Kakarotto iba adelante jugando un videojuego. Si era ya todo un soldado saiyajin, había crecido lejos de sus padres e incluso poseía un "segundo nombre", era conocido también como Son Goku. Camino de regreso a su casa chocó con alguien tirándole al suelo sin querer, al levantar su mirada se encontró con una vieja conocida del barrio, Caulifla.

—Ah... maldita sea — gruñó ella viendo como una porcelana estaba rota —ahora mi mamá me va a matar.

—No es tan grave — Kakarotto le ayudó a levantarse —el dueño del local es amigo de mi padre, puedo hablar con él.

—Kakarotto — llamó Raditz desde la puerta de su casa —se te va a enfriar el almuerzo, tonto. Luego coqueteas con tu novia.

—¡Cállate! — gritaron los menores al unísono.

"Son tal para cual" pensó el de cabello largo.

Los dos se separaron y continuaron con su propio camino hacia sus casas, al llegar allí el menor de los hijos de Bardock comió con ganas la comida que su madre, Gine, había preparado durante esas horas en las que estuvieron lejos.

—¿Y qué tal les fue? — cuestionó Gine quitándose los guantes.

—Kakarotto es un genio en batallas — mencionó el chico de mayor edad.

—No me adules tanto — Kakarotto se apenó.

—Es en serio, me salvó dos veces 

El sonrojo en la cara del saiyajin más joven se hizo todavía más evidente al grado que todo su rostro estaba rojo, le costaba aceptar los halagos de parte de otras personas ya que se sentía incómodo en esas ocasiones. Gine solamente esbozó una sonrisa tranquila al ver como sus retoños se llevaban de bien, peleando en guerras como guerreros que amaban el combate.

—Bueno, ¿tuvieron que usar "eso" como último recurso? — Gine se sentó a la mesa.

—Si te refieres a el súper saiyajin, nah... eran demasiado débiles como para molestarse en usarlo — Kakarotto se cruzó de brazos.

—Además él se encontró con Caulifla — Raditz sonrió con picardía —parece que se está cocinando algo a fuego lento, pillín.

—¡Cierra la boca, Raditz! Ella y yo somos buenos amigos, nada más — el menor se mantuvo sonrojado —además te recuerdo a aquella mujer llamada Launch o algo así es perseguida por toda la patrulla galáctica.

—La sangre de los saiyajin atrae a mujeres fuertes — el de cabello largo se cruzó de brazos —además, pretendo ir a buscarla. Papá se fue a ver al rey así que dudo mucho que llegue temprano hoy.

(...)

En el castillo del rey Vegeta III un grupo de saiyajins de noble alcurnia, algunos de ellos miraban con desprecio a Bardock pues, según ellos, él era un guerrero de clase baja que no debería codearse ni comer en la misma mesa que aquellos que eran guerreros destacados por sus grandes hazañas, pero el rey confiaba en él pues compartieron escuadrón y le cerró la boca a más de uno con su esfuerzo y dedicación.

—¿Qué diablos hace un guerrero de clase baja aquí? — murmuró uno de los guardias reales.

La mirada de una chica joven de tez morena puso en Bardock, era silenciosa como una tumba y a simple vista se notaba que era alguien prudente y mesurado con sus palabras. A su lado estaba un hombre de apariencia ruda, de cabello corto atado en una coleta y de tez morena sin llegar a ser demasiado oscuro; más allá, estaba el príncipe Vegeta con su asistente llamado Nappa, un hombre calvo y de estatura prominente.

—Si supieras que barrería el suelo contigo te quedarías callado, Brock — la chica de tez morena lo miró fríamente.

—Atención todos — Vegeta III habló con seriedad —he reunido a los guerreros saiyajin más fuertes del planea.

—Espere un momento, majestad. Falta Broly, el hijo del coronel Paragus — le susurró uno de sus guardias.

—Él y su padre están citados para hoy en la noche, no seas intenso — el rey aclaró su garganta —bueno, ustedes saben que en inicios del próximo año en la primavera se realizará un torneo como cada año. El objetivo de esta reunión es asignarles a todos ustedes sus planetas a dónde irán. Vegeta, tú conoces la Tierra del norte, me refiero a aquella donde conociste a Bulma. Entonces irás allí.

—Sí, esa misma padre — el mencionado Vegeta respondió a su padre.

—Bardock, mi amigo... te gustan los retos ¿no es así? pues en las afueras del Brazo de Yasei de la galaxia hay otra Tierra, busca allí a los guerreros que consideres más aptos y entrénalos — el rey observó a su amigo.

Bardock miró al rey Vegeta III con cierta mirada retadora, era común que entre la familia real y el clan de Bardock hubiera roces e incluso rivalidades, los más fuertes de los "clase baja" contra la más grande representación del poder saiyajin en el planeta Vegita.

Saiyajins en NerimaWhere stories live. Discover now