XXIV.

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Había pasado un mes desde que Jacaerys se fue a Rocadragón, en Desembarco del Rey todo seguía igual, no dejaron de realizar los preparativos de la boda en ningún momento.

Rhaenyra había observado a su hermano muy contrariado, Aegon no se veía bien.

Se atrevía a decir que se veía enfermo.

Casi no salía de su habitación, y siempre llevaba a Daeron con él. Aegon estaba siempre en alerta.

Ella no había partido junto a su hijo a Rocadragon, Lucerys había viajado a Driftmark, regresaría el día de la boda de los futuros herederos del trono.

Un caos.

El salón del consejo estaba tenso, la preocupación se palpaba en el aire mientras los miembros de la corte se sentaban alrededor de la mesa.

Rhaenyra, quien había tomado temporalmente el cargo de Desembarco del Rey debido a la enfermedad del rey, observaba con seriedad mientras los preparativos de la boda se veían ensombrecidos por los rumores de guerra.

La princesa heredera frunció el entrecejo antes de preguntar:
–¿Rumores de la Casa Greyjoy? ¿Qué sabemos exactamente?

El mensajero, nervioso, se aclaró la garganta antes de responder.

–Mi señora, se dice que los Greyjoy están reuniendo sus fuerzas en las Islas del Hierro. Parece que se están preparando para hacer una declaración de guerra.

Las caras de los consejeros se oscurecieron, y los murmullos llenaron la habitación.

–Esto es inaceptable. ¿Cómo se atreven a desafiar nuestra autoridad? –Cuestiono Lord Corlys.

–Los Greyjoy siempre han sido problemáticos. Parece que están ansiosos por derramar sangre una vez más. –Le respondió el Lord Stark.

–Debemos estar preparados para defender nuestras tierras y nuestras casas. – Murmuro Lord Tyrell

Rhaenyra asintió, su mandíbula apretada con determinación.

–Preparad a las tropas. No podemos permitir que los Greyjoy nos tomen desprevenidos. Y enviad mensajeros a las demás Casas, necesitaremos su apoyo en esta situación. –Ordenó.

“Carajo, no salían de una y entraban en otra”, pensó Rhaenyra para sí misma.

El consejo asintió en acuerdo, aunque las expresiones en sus rostros reflejaban la preocupación y la incertidumbre sobre lo que el futuro podía depararles.

Rhaenyra termino la reunión más temprano que tarde, no tenía tiempo para perder, tal vez la guerra no estuviera del todo segura, pero no permitiría que la tomarán desprevenida, necesitaba mantener bien a su familia.

La Casa Greyjoy siempre había sido problemática, pero nunca habían intentado llegar a la guerra, estaba segura de que buscaban algo, pero aún no lograba descifrar que era.

Se mantuvo en su oficina hasta que el sol se opuso, había estado mandando cuervos a todas las casas aliadas de los Targaryen.

–Mandar a Aemond seria contraproducente –Murmuró para sí misma.

Si las cosas se ponían muy pesadas y feas en la Fortaleza, necesitaría de alguien lo suficientemente capacitado para defender a Alicent y sus hermanos.

°°°°

Aegon estaba algo confundido, no sabía que hacer, su madre empezaba a presionar y Jacaerys estaba en otro lado.

No lo amaba y no deseaba casarse con él.

Era un jodido asesino.

Jacaerys estaba desquiciado.

Si no se casaba con Jacaerys no sabía que sería capaz de hacerle a su familia.

Lo amenazó con exiliarlos, e incluso con matarlos.

¿Dónde quedó el hombre dulce que una vez conoció? Se preguntaba, pero no podía permitirse dejarse llevar por el recuerdo de un pasado que ahora parecía tan distante.

Tenía que ser sincero, las amenazas de Jacaerys, contra él, le daban igual no le importaba su destino.

Había aprendido a sobrevivir en un mundo cruel y despiadado, donde las alianzas eran meros instrumentos de conveniencia.

Si Jacaerys quería jugar sucio, él podía hacerlo aún mejor.

Con una sonrisa cínica en los labios, Aegon suspiró.

No permitiría que nadie lo manipulara.

Aegon se sentó en silencio, dejando que sus pensamientos fluyeran a través de su mente.

Sabía que Jacaerys no se atrevería a lastimarlo.

Estaba seguro de que su obsesión por él era demasiado profunda como para ponerlo en peligro real. Además, Jacaerys necesitaba su cooperación para mantener su posición y su influencia en la corte.

Jacaerys era débil, a pesar de sus bravuconadas, amenazas, e incluso sus asesinatos. Era débil cuando se trataba de ir contra él.

La idea de que Jacaerys estuviera tan desquiciado por él le otorgaba un poder inmenso, un poder que no iba a desperdiciar.

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Teniendo en cuenta las nuevas políticas de wattpad he pasado mis historias a ao3, por si acaso, mi usuario es Jacegon_18

Ámame [Jacegon]Where stories live. Discover now