XXI.

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Jacaerys ingreso a la habitación de Aegon por el pasadizo durante la noche.

Jacaerys se encontraba parado en la penumbra de la habitación, observando a Aegon dormir pacíficamente. Un torbellino de emociones lo invadió mientras contemplaba al joven príncipe, recordando el momento en el que casi había cruzado la línea y había estado a punto de cometer un acto irremediable.

Las lágrimas brotaron de sus ojos sin control, traicionando la máscara de dureza que solía llevar consigo. Se dejó caer en una silla cercana, abrumado por el peso de su culpa y arrepentimiento.

-Lo siento, Aegon -susurró Jacaerys, su voz apenas un murmullo en la quietud de la habitación-. Nunca debí haber permitido que las cosas llegaran a este punto. Nunca debí haber perdido el control de esta manera.

Se limpió las lágrimas con un gesto tembloroso, sintiendo el peso de sus acciones sobre sus hombros. Sabía que había cruzado una línea peligrosa, una que nunca debería haber siquiera considerado.

-Prometo que haré todo lo que esté en mi poder para protegerte, incluso de mí mismo -declaró Jacaerys en voz baja, su determinación resonando en sus palabras mientras se preparaba para enfrentar las consecuencias de sus acciones.

Con un suspiro pesado, se puso de pie y se acercó silenciosamente a la cama de Aegon. Lo observó por un momento más, deseando poder borrar el dolor que había causado con un simple gesto.

-Perdóname, Aegon -murmuró Jacaerys con sinceridad, sabiendo que las palabras por sí solas no serían suficientes para reparar el daño que había hecho-. Haré todo lo que esté en mi poder para merecer tu perdón.

Aegon permanecía inmóvil en la cama, respirando con calma mientras escuchaba las palabras de Jacaerys. Aunque sus ojos estaban cerrados y su cuerpo parecía relajado, en realidad estaba despierto, su mente trabajando frenéticamente mientras procesaba lo que acababa de escuchar.

Las disculpas de Jacaerys resonaron en su mente, le parecían tan falsas.

Con cuidado, Aegon mantuvo su respiración controlada, fingiendo estar dormido mientras se debatía en sí abrir los ojos, o no.

Aegon suspiró, y por fin con cautela, entreabrió los párpados y observó a Jacaerys parado junto a su cama en la penumbra de la habitación.

-¿Qué demonios crees que estás haciendo aquí, Jacaerys? ¿Has decidido que ser un acosador nocturno es tu nuevo pasatiempo favorito? -Preguntó Aegon.

-Lo siento, Aegon, no pretendía asustarte.-Murmuró con voz intranquila.

-¡Oh, claro! Por supuesto que no pretendías asustarme. Solo querías acechar en la oscuridad como un fantasma vengativo, ¿verdad? -Dijo con sarcasmo.

- Te juro que no fue mi intención. Solo quería...

Antes de que dijera algo más se vio interrumpido por Aegon:
-¿Qué, Jacaerys? ¿Querías disculparte por intentar arruinar mi vida mientras dormía?

-No... Bueno, sí, pero... -Empezó a decir con voz temblorosa.

-No hay "peros", Jacaerys. Has cruzado una línea y ahora estás aquí, tratando de redimirte con tus lágrimas falsas y disculpas vacías. -Escupió con veneno en la voz el Targaryen

-Entiendo que estés enojado, pero por favor, déjame explicarte. -Pidió el morocho.

-¿Explicarme qué? ¿Cómo planeabas justificar tu comportamiento? ¿O tal vez tienes una lista de excusas preparadas para cuando intentas cometer un acto de traición cuando intentas lastimar a un príncipe? -Dijo con el enojo filtrándose entre sus palabras.

Ámame [Jacegon]Where stories live. Discover now