Nuestro bebé

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- Owww linda,es precioso - decía su madre sosteniendo a su pequeño bebé entre sus brazos.

Y vaya que era hermoso,era una copia idéntica de su padre con los ojos zafiros de su madre. Una vez estuvo aseado y arropado entre sus lujosas mantitas fue colocado en brazos de Beatrice que de inmediato se perdió en sus ojos. Su pequeña mano sosteniendo su pulgar derritió aún más su corazón,le bastaron unos segundos para aprenderse de memoria a su hijo,era simplemente perfecto.
Su esposo a su lado se vio perdido en la imagen de ella sosteniendo a su hijo... Y ni que decir cuando se descubrió un pecho y el pequeño busco instintivamente su pezón prendándose de inmediato. ¿Pará que negarlo? Dolió,así que solo cerro los ojos un momento y en cuanto los abrió encontró unos ojos idénticos a los de ella viéndola con curiosidad... Fue mágico ese momento para los dos nuevos padres..

- Es maravilloso hijos míos - dijo el duque Evans tomando en brazos al pequeño que dormía profundamente.
- ¿Cómo se llamará está dulzura? - pregunto Catherine viéndolo con una sonrisa dulce.
- Jackson Hugo Evans Lennox - dijo con una sonrisa radiante su esposo. Desde que vio al bebé no había dejado de sonreír.
Beatrice veía a su familia entera sostener a su hijo y su corazón no podía sentirse más pleno y satisfecho... Jamás imagino tener una vida así,siempre creyó que terminaría en un convento recluida siendo una solterona de por vida... Pero Frederick desde el inicio fue diferente,fue único y hasta este día supo que desde que se vio reflejada en sus profundos ojos..comprendió que desde ese momento se enamoró de él.

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Unas horas después la familia de ambos se retiraba para que su esposa pudiese descansar. El doctor se quedaría esa noche hospedado con las enfermeras para una revisión matutina y si todo marchaba bien con ambos,de irían al medio día.
Beatrice reposaba profundamente dormida en medio de la gran cama,parecía un ángel con sus largos cabellos extendiéndose por las almohadas,su rostro se mostraba sereno y su respiración tranquila con una leve sonrisa entre sueños. Quién no la conociera no creería que estuvo ocho horas en labor de parto, aguantando dolores inimaginables. Esa bella mujer no comprendía cuanto la amaba,no tenía palabras para expresarselo...
Un ruido proveniente desde el bello moisés color crema con encajes blancos a su lado hizo que desviara su mirada para pasarla en su pequeño hijo.
Lo amaba,desde el momento que supo de su existencia lo amo,se encontraba dormido igual que su madre. Ver a ambos hacia que su corazón quisiera explotar de amor y de alegría,ya lo tenía todo en la vida,no podía pedir más....o si tal vez,en algunos años una pequeña rubia con ojos verdes...

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Hacia una hora que el doctor se había marchado con su personal, gracias a Dios ella y su pequeño estaban perfectos.
En este momento estaba en su habitación recargada contra la ventana mientras amamantaba al pequeño. Le encantaba hacerlo,era un momento mágico en donde solo existían ella y su bebé,quién no la dejaba de ver con sus hermosos ojos. Era una conexión zafiro con zafiro.
La puerta se abrió dejando ver a su esposo, quién entrena con toda la correspondencia que habían recibido.
Si,las buenas nuevas corren como el viento. Su hijo tendría escasos minutos de hacer nacido cuando toda la aristocracia se enteró de su nacimiento.
Por supuesto habían recibido muchos obsequios,ahora que ya sabían que su heredero era un varón,ya podían mandar regalos a diestra y siniestra. El clóset del cuarto de Jackson estaba a reventar de pequeña ropa de todas las telas y colores. Biberones,mantas,enteritos,juguetes,peluches y demás habían llenado la habitación continua... Era abrumante.
- Hemos recibido una carta del rey mismo,nos mandan sus felicitaciones y una invitación para celebrar el bautizo en el mismo castillo donde se realizó nuestra boda.-
- Me parece encantador de su parte...más tarde me escribiré nuestros agradecimientos.-
El pequeño se separó satisfecho del pecho materno,y enseguida Frederick se acercó por él para poder sacarle los gases. Sería un padre muy comprometido,en la noche de ayer cada vez que el pequeño comía o necesitaba cambio de pañales,el estaba a su lado con ella,apoyando en todo lo que pudiera...claro que para el pañal era un desastre,pero iría mejorando con la práctica.
Beatrice se permitió perderse un minuto con la imagen de su bebé en el pecho de su esposo,se veía diminuto en aquel pecho masculino. Amaba a los hombres de su vida.

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Aquella noche con el bebé dormido,alimentado y bañado,los dos se permitieron contemplarlo desde la comodidad de su cama.
Frederick la abraza desde la espalda, aunque se sentía raro de no sentir aquella barriga que adoraba...pero extrañaba poder abrazar en su totalidad a su mujer.
Siguiendo la recomendación de Rowena,había usado un corset más apretado de lo que los usaba. Se sentía sofocada después de tantos meses sin el,pero no quería que aquella barriga se quedará para siempre... Tenía que volver a su figura para poder recuperar a su esposo. Y es que para ella,la relación entre ellos no era la misma desde que su bandullo creció... Ambos se quedaron profundamente dormidos con la imagen de su precioso hijo dormido y con pensamientos descabellados cada uno.

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- ¿Estás bien linda? - pregunto la matriarca Lennox a su hija,quién parecía mareada.
- S-si - respondió cómo pudo,el maldito corset la estaba ahogando.
- ¿Segura? Luces un poco... indispuesta - dijo sin creerle por completo.
- Debe de ser el corset...¿cierto? - dijo Rowena quién se encontraba en la mesa con ellas.
Estaban en la fiesta de canastilla de sus cuñadas,ambas habían decidió hacer solo una reunión y había sido hermosa.
Sus barrigas lucían encantadoras en sus vestidos color crema, aunque para tener casi ocho meses lucían como si nada... Ella parecía un globo a punto de estallar a esas alturas y de Rowena mejor ni hablamos...
- Aún n-no me acostumbro de nu-nuevo - dijo con dificultad
- Tal vez deberías de aflojarlo un poco, llamaré a tus doncellas.
- ¡N-n-no! - dijo levantándose precipitadamente de la mesa,atrayendo las miradas de las invitadas a ella. Su acción provocó miradas de disgusto, desaprobación y una que otra exaltada pero poco le importo,estaba más concentrada en no desmayarse.
Su hijo estaba a su lado en una carreola hermosa que le habían obsequiado en su propia fiesta,era en tonos beige con marfil y blanco. Todas las presentes adularon a su pequeño en cuanto arribo a la fiesta... Y después criticaron el hecho de que no tuviera nodriza.
Beatrice pudo controlar su respiración con el pasar de los minutos,tenía que lograr recuperar su figura... Estaba planeando algo para el día 41....

Una esposa diferente para el ducado Where stories live. Discover now