Verdad, Castigo.

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Los rayos del sol se colaban entre las cortinas y acariciaban el rostro de Edgar, anunciando un nuevo día. El chico gruñó y se removió entre las sábanas, sin ganas de despertar.

No obstante, cuando estiró el brazo a su lado buscando a Colette, solo encontró las sábanas frías. Extrañado, abrió los ojos y confirmó que se encontraba solo en la habitación.

— ¿Colette? —Llamó con voz ronca, frotándose los ojos. No obtuvo respuesta.

Edgar bostezó y se incorporó despacio, estirando los músculos entumecidos. Miró el reloj en su móvil: las 12 de la tarde. Colette solía despertarlo a eso de las 10:00 para que estuvieran listos a las 11:30 y iniciaran su jornada laboral en la tienda.

¿Por qué no lo había despertado ese día?

Se puso unos pantalones de pijama y salió al pasillo, buscando alguna señal de su novia. La casa estaba extrañamente silenciosa. Revisó la cocina y el salón, pero no había rastros de ella.

— Supongo que toca esperar... —Se dijo, dando un bostezo para luego volver a la habitación.

Edgar regresó a la habitación con un nuevo bostezo. Tomó su móvil de la mesita de noche y se recostó en la cama.

Al desbloquear la pantalla, le sorprendió ver que continuaba con más de 99 notificaciones sin leer. Pasó distraídamente por encima de los mensajes de sus amigos, preguntando sobre quedar más tarde.

Lo que llamó su atención fueron las notificaciones de una chica que no tenía agendada. Melodie era aquella que dejó plantada por su chica, Colette.

Tenía un par de mensajes, parecía haber sido bloqueado ese mismo día. Algunos de ellos decían: "¿Que ocurrió? ¿No habíamos quedado en seguir hablando?" Junto con algunos emoticones de gatos.

Pero algo que le llamó la atención, era que cuando bajaba aún más simplemente eran mensajes de odio, algunos como por ejemplo: "Me dejaste plantada, maldito imbécil" Y otro como: "¿Todo por esa putita de pelo blanco? Si tan solo fueras más cuerdo y te dieras cuenta de sus secretitos" 

El decidió dejar todo en visto para apagar el móvil, cansado. Había recibido muchos más insultos anteriormente, como cuando su madre lo encontro haciendo lo que cualquier adolescente haría a su edad. 

Pero ese mensaje... "Si tan solo fueras más cuerdo y te dieras cuenta de sus secretitos"...

"¿Que sabe ella que yo no?" Pensó él, mientras observaba el techo enternecedoramente decorado.

El mensaje de Melodie había despertado la curiosidad de Edgar, aunque prefería no darle más importancia a los insultos. Pero sus palabras sobre los "secretitos" de Colette no dejaban de darle vueltas en la cabeza.

¿A qué se referiría? Colette siempre había sido sincera y transparente con él. Aunque debía admitir que últimamente se veía más distante, sin darle muchas explicaciones sobre sus salidas.

Edgar sacudió la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos. No tenía sentido hacer caso a los dichos de una chica resentida. Su relación con Colette era sólida, habían pasado muchas cosas juntos.

Tomó el teléfono de nuevo, dispuesto a revisar si su novia le había respondido algún mensaje explicando su ausencia. No tenía notificaciones nuevas.

Empezó a marcar su número cuando, por el rabillo del ojo, algo en la mesita de noche llamó su atención. Era un papel doblado que estaba seguro no había visto antes. Lo tomó con curiosidad y al abrirlo, sus ojos se abrieron desmesuradamente.

Era una hoja de papél rasgada junto a un dibujo. Era Colette junto a Spike, ese cáctus mudo, pero era muy infantíl. Pudo notar que también estaba Piper, abrazando a Colette mientras un texto resaltaba la palabra "¡Poliamor!"

A "Chemistry" She Can't Deny  ― Colette X Edgar ―Where stories live. Discover now