pecado | Todobaku

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- Padre. Debo decirle que está mal lo que hace. Dios, nuestro señor no le querrá perdonar por el sacrilegio que está cometiendo.

- Si me perdóna o no. Ya será mi culpa, porque lo es. Me enamoré, me vendí contra el diablo vestido de hombre. Caí ante sus más provocativos encantos. - suspira - pero no me arrepiento, chico. Estoy locamente enamorado.

- Con esas palabras, con ese corazón corrompido. con esos ojos llenos de lujuria. Lo siento, padre. Debes dejar inmediatamente esté hogar de dios.

- Lo sé - sonríe- Hijo mío te agradezco por todo. Sé que me perdonarás, pero mi alma y mi conciencia no lo harán. Tendré en mente siempre tu imágen, rezaré por tí y tu futuro. Que la culpa me acompañé hasta el final de mis días.

- Padre, no. Aizawa - habla tratando de contener las lágrimas- agradezco mucho tu crianza. Tus rezos y el calor familiar que me brindaste, pero ya no pierda tiempo. Si no sale tan pronto de este pueblo. Ellos le buscarán, le castigarán con la muerte y eso no es lo que busco. Dios ama a todos sus hijos por igual y eso es algo que el hombre aún no logra entender. Váyase, no miré atrás. Olvidame y viva tranquilo con quién le a robado el corazón. No soy quien para juzgar y menos a quien me crío de niño.

- katsuki, hijo mío. Gracias - con manos temblorosas toma al más bajo de los hombros para abrazarle. Un gesto que nunca habían hecho incluso cuando el chico de cabellera ceniza era un niño.

El abrazo solo duró segundos, pero. Para ambos fue una eternidad.

Sin más palabras, el mayor toma su maleta y como le había dicho anteriormente el chico. No miro hacía atrás. No hacía falta sabía que el de ojos rojos le miraba con una sonrisa amable como cuando se confeso frente a él de rodillas.

Y sin más. Después de que las puertas se cerraron detrás de él camino hasta llegar frente a un hombre robusto que le esperaba con un carruaje. Mientras le sonreía y solo ahí se dió cuenta que la decisión que había tomado había sido la correcta.

Mientras tanto. Destro de la Iglesia; Un joven se inca frente a la grande figura religiosa y juntando ambas palmas de sus manos comienza a rezar. Por todos, por los niños de la iglesia, los huérfanos que seguían viviendo en la calle, por los enfermos, los que ya se fueron de este mundo y por su padre. Por el hombre que le había criado y brindado alimento cuando fue abandonado frente a las puertas de esa misma iglesia.
No le guarda rencor, a nadie. Pero jamás se había sentido tan solo como ahora. Dónde los susurros de sus oraciones se lograban escuchar por todo el lugar.

Tratando de alejar esos sentimientos. Da por finalizado sus rezos, pero antes siquiera de adentrarse a las habitaciones de la iglesia. Las puertas de la entrada de esta misma resuenan con fuerza cuando golpean contra las las columnas por la brusquedad con las que fueron abiertas. Extrañado voltea para ver a quien fue responsable de dicha agresividad, pero antes de siquiera decir una palabra para brindarle la bienvenida. Dicho hombre, con rostro y cuerpo cubiertos por una capa gruesa negra. Pasa de largo y va directamente hasta la figura religiosa y sin decir nada saca de entre sus brazos una botella de vino y la estrella contra el suelo. Haciendo que todo el líquido se derrame.

-¡Maldito ¿Quién te crees que eres?! - Grita hacia la figura, pero el de ojos rojos no escucha nada por estar aún sorprendido por la acción del hombre- Te has llevado lo que más amó en la vida y a ese imbécil no le has castigado. Vive y ríe, inundado en la riqueza que le quita a los más pobres y débiles ¿Y así quieres que te amé? ¿Qué recé por tí? ¡¿Me tomas por un idiota imbécil?!

Katsuki, saliendo del shock causado mira con angustia hacia el alma frente a él. No puede ver nada más que la capa negra que le cubre todo y al escuchar las palabras del más alto trata de decir algo, pero el hombre- Con agresividad - se voltea y comienza a caminar hacia la salida no sin antes mirarlo con furia causando un escalofrío que le recorre todo el cuerpo.

Y sin decir más. Sale de la iglesia dejando al más bajo confundido y extrañado por la actitud mostrada.

- son bicolores - susurra con sorpresa. Recordando la mirada que el hombre le dió antes de salir de la iglesia.

Recopilaciones, One-Shot [BNHA]Where stories live. Discover now