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Freddie Lounds estaba muerta. Y eso era todo. Era la noticia que teníamos del FBI. La habían matado de la forma más despiadada en la que podrían matar a una persona, y su cuerpo fue quemado medio vivo. Era un misterio.

¿Cual era la verdad? Lo único que sabíamos es que había sido vista por última vez en casa de Will. Era el principal sospechoso. Jack dudaba de él, Alana dudaba de él, pero yo no sabía que hacer.

— Invité a cenar a Will esta noche, espero que no te moleste — habló Hannibal quitándome de mis pensamientos.

Nuestros cuerpos estaban juntos, él me sujetaba desde atrás mientras estábamos dentro de la tina tomando un baño.

—¿Que sugerente, verdad? — comenté irónica — ¿Crees que él pudo haber matado a Freddie Lounds?

— No lo sé — contestó con sinceridad pasando jabón por mi espalda — la figura de Will me resulta inquietante por momentos, pero jamás podría imaginarme que le hizo algo a Lounds, por más desagradable que ella haya sido con él.

— No te creo.

Al final me animaba a enfrentarlo, después de tanto tiempo, y en una posición de desventaja.

—¿Cómo dices?

— Cuando Will estaba en prisión viví en carne propia el odio y el remodimiento que tenía hacía tí, y ahora de pronto son amigos y vuelve a tomar terapia contigo — lo miré una ultima vez para levantarme y salir de la tina. Tomé una toalla y rodeé mi cuerpo — y por si no te quedó claro, estoy queriendo decir que si Will Graham asesinó a Freddie Lounds no hay ninguna duda de que tú lo sabes.

Estaba cansada de fingir que no notaba el ambiente tenso entre ellos dos. ¿Cómo alguien pasa de odiar a querer en cuestión de semanas? No lo entendía.

Caminé hacia la habitación de Hannibal y tomé mi ropa para empezar a cambiarme, sentí esos brazos rodearme una vez más.

— Querida, entiendo que estés enojada ahora, pero te aseguro que no tengo ni idea de si Will mató o no a Freddie.

—¿Lo sospechas? — pregunté en un murmuro.

La respuesta tardó en llegar, al parecer lo estaba pensando — Podría ser.

— ¿Puedo hacerte una pregunta mas?

— ¿Qué?

—¿Alguna vez creíste que Will podía llegar a ser el Destripador?

Soltó una risa seca.

— No, nunca.

Entonces eso era todo lo que tenía que saber, lo que necesitaba saber, mejor dicho. Hannibal me inspeccionó fijamente unos segundo, queriendo leer lo que yo estaba pensando ahora mismo.

—¿Está todo bien, Astrid? — preguntó quitando un mechón de pelo mojado que caía por mi rostro.

— ¿Cómo no podría estarlo? — pregunté sonriendo.

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Estábamos preparando las cosas para la cena, había muchas verduras sobre la mesa, frunci el ceño.

—¿No vas a preparar carne esta vez?

— Will va a traerla.

¿Will? Dudé pero no dije nada, simplemente lo ayudé a preparar el acompañamiento de la carne.

Casi media hora después Will llegó con un paquete en sus manos, nos sonrió, al parecer mi presencia lo turbo pero no dijo nada.

— Traje carne, como te lo prometí — le extendió el paquete a Hannibal.

—¿De que es?

— Adivina.

— ¿Ternera?

— Es cerdo — contestó con una media sonrisa.

Hannibal me miró y luego lo miró a Will — Prepararemos lomo salteado, puedes ayudarnos si quieres, ya tenemos las verduras preparadas.

Los tres cocinamos en silencio, nadie decía nada, todos teníamos las cosas muy en claro. Apenas veinte minutos después ya teníamos la comida servida.

— Esta delicioso — dije, en efecto, lo estaba.

— Más allá de las condiciones humanitarias, los animales libres de estres antes del sacrificio suelen ser mas deliciosos — Hannibal introdujo un trozo de carne a su boca — Este animal sabe a miedo.

—¿Cómo sabe el miedo? — pregunte.

— Ácido.

Corté la carne y la comí, estaba deliciosa y no sentía el ácido del que Hannibal hablaba. Vi de reojo como ellos se miraban.

Will llevó la copa de vino a sus labios — La carne está amarga porque está muerta.

Hannibal me dedicó una media sonrisa y luego miró a Will, mientras saboreaba la carne que estaba en su boca.

— Esto no es carne de cerdo, Will.

Me detuve, esperando la respuesta de Will, tragué el contenido de mi boca y suspiré.

—¿Tú qué dices, Astrid? — preguntó él mirándome.

—  Creo que podría ser carne humana — murmuré en shock — pelirroja y entrometida carne humana.

— Le corté lo pelirrojo.

Hannibal miró a Will con una sonrisa y luego a mi, los tres mantuvimos la situación en suspenso mientras disfrutábamos la cena y el delicioso vino. Todo había estado frente a mis ojos siempre y yo nunca lo había notado.

Nunca.

Doctora Bloom || Hannibal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora