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Las semanas pasaron y con ellas los crímenes, las investigaciones y las dudas por parte de todos. Era nuestra vida y así estaba bien. Alana estaba un poco apartada de Will, quien parecía ser una persona diferente.
Mi relación con Hannibal no había cambiado, al contrario, yo diría que cada vez se volvía más fuerte.

— Disculpe, señorita.

Un hombre rubio y alto chocó conmigo cuando estaba saliendo de la mansión de Hannibal, lo miré detenidamente, tenía unas gafas que cubrían sus ojos celestes y una sonrisa un poco perversa. Al parecer la vieja costumbre de cruzarme con pacientes de Hannibal aún no terminaba.

— Soy Mason Verger — se presentó extendiendome una tarjeta con su nombre y su teléfono de contacto. Bufé internamente. Parecía un idiota, y en efecto, lo era.

— Soy Astrid Bloom.

— Astrid — murmuró con voz melodiosa — me resultas interesante, ¿Tienes algo que ver con el doctor Lecter?

No confiaba en él, pero si no contestas rápidamente era muy probable que nuestra conversación se extendiera — Digamos que sí.

— Es mi primera terapia con él, mi querida hermana es su paciente, ¿Sabes? Y estoy intrigado por la persona que cuida la salud mental de ella.

Sonreí forzadamente.

— ¿Crees que va a sorprenderme?

— Es un gran terapeuta — contesté con seguridad — no hay nada que no lo demuestre.

Quitó los guantes de sus manos y miró la fachada de la mansión antes de exhalar, estaba helando afuera.

— Ya es hora de que entre, espero volver a verla otra vez, señorita Bloom— me guiñó el ojo y caminó lentamente hasta llegar a la puerta.

Yo salí pensando en ese hombre tan raro, pero recordé que al fin y al cabo yo no puedo juzgar a ningun paciente de Hannibal, se supone que al ser un psiquiatra excéntrico, sus pacientes serían todos así.

El nombre de Mason Verger resonó en mi cabeza en todo momento, y no sabía precisamente por qué.

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Acaricié a Winston sentada en el suelo de la acogedora casa de Will. Últimamente mis visitas eran más persistentes y ni siquiera nosotros dos entendíamos el por qué.

Sabia que Will había retomado la terapia con Hannibal, cuando me lo confesó no podía creerlo, pero después sentí que había una doble intención en todo esto, y por eso decidí no inferir.

— Conocí a una mujer, paciente de Hannibal — dijo agachándose a mi lado y acariciando a Winston también — Su nombre es Margot.

—¿Margot? — pregunté.

— Margot Verger — agregó — nos vimos en la casa de Hannibal una vez, me sorprendió cuando ella me contactó, al parecer quiere saber que tipo de psiquiatra es Hannibal Lecter.

Me detuve en el nombre, no solo lo había escuchado de los labios de Hannibal sino que también me recordaba precisamente a Mason Verger. El hombre que había conocido hace unos días atrás.

—¿Ella tiene un hermano llamado Mason?

Will me miró sorprendido — Si, tienen mala relación. Mason Verger es un abusivo con ella que solo le importa reproducir y no perder el linaje familiar. Tiene un criadero de cerdos con el que está obsesionado.

Entonces por esa razón es que me había dado tanta mala espina la tarde que lo conocí, me sentí mal por Margot.

— Conocí a Mason saliendo de la casa de Hannibal. Un sujeto desagradable.

Nos quedamos en silencio unos minutos concentrados en Winston hasta que yo lo rompí.

—¿Entonces tuviste sexo con Margot Verger o simplemente se psiconalizaron mutuamente?

—¿Por qué lo preguntas? — cuestionó con una mezcla de vergüenza y confusión.

— Es muy fácil psicoanalizar tus gestos, Will. Recuerda que después de todo soy tu ex terapeuta.

Él sonrió y miró hacia el suelo, no necesitaba darme una respuesta concisa porque ya lo entendía. Margot era una joven dañada y Will también lo era, ¿Por qué no sucedería algo entre dos corazones rotos?

— Bien por ti.

— Creo que me usó, se fue cuando me desperté en la mañana. Solo sexo para ella.

— No puedes pensar en esto ahora mismo. Simplemente sucedió y ustedes dos lo saben. Y con eso basta, ¿Verdad? Tampoco es que te vas a enamorar.

Me miró y sonrió un poco irónicamente.

— Por supuesto que no. Además cuando estuve con ella por momentos deseé que fuera... Olvídalo.

—¿Que fuera Alana?

Asintió leve. Al parecer eso que tuvieron en el paso no terminó de arder, aún había llamas pendientes.

— ¿Entonces esto sucederá entre nosotros? Yo te confesaré que dormí con una linda chica pensando en tu hermana y tú me darás consejos.. ¿Será el inicio de una bonita amistad?

Reí llamando la atención de Winston.

— Quién sabe, quizás si.

Doctora Bloom || Hannibal.Where stories live. Discover now