Capítulo 4

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Gael recorría los pasillos de la comisaría recordando la charla que había tenido con su amigo, al llegar a la altura de la mesa del vigilante, vio que este dormía plácidamente,

— madre mía, cualquiera podría entrar aquí... José, José, —

el vigilante despertó sobresaltado,

— que susto, pensaba que eras Lopez

— da gracias a qué no soy López, vamos te invito a un café

— Gracias Gael, por cierto, ¿que haces aquí?, tu jornada laboral termino hace una hora y media

— estoy repasando un caso antiguo que no me cuadra, oye, una pregunta ¿cuántos años llevas en esta,  comisaría ?

— 35, si Dios quiere el año que viene me jubilo

— ¿Tú recuerdas al tipo de la tienda de antigüedades?

— Juan Vicente, el hombre que se suicidó, ¿Aún te sigue persiguiendo aquel recuerdo, verdad? —

dijo José en forma de pesar

— ¿Tú sabes la leyenda urbana que corre sobre el ?

— ¿lo que se dice de que el lugar está maldito?, chorradas, estaba hasta arriba de deudas se quitó la vida y ya—

Gael le dio su taza de café mientras que le miraba de arriba a abajo pensando si de verdad estaría siendo totalmente sincero con el

— ¿tú crees de verdad que se... ? —

El móvil de Jose cómenzo a sonar en su mesa

— Disculpa Gael, tengo que salir un momento, mi señora me ha traído algo de cena, ¿Compartimos?

— no gracias, acabo de cenar —

mintió Gael,

José salió de la comisaría y Gael se dirigió a su mesa mientras en la cafetera el café caía lentamente en su taza favorita, busco con rapidez el caso del dependiente, tan absorto estaba en su búsqueda, que un fuerte ruido hizo que se sobresaltara y apartara la vista de su computadora, llamo varias veces a José, pero cayó en la cuenta que había salido hace a penas 2 minutos y que no podía ser el el del ruido, se acercó al lugar de donde provenía el ruido pero se topo con el silencio, pregunto hacia ninguna parte por si algún compañero del turno de noche había regresado de patrullar pero allí no había nadie, volvió de nuevo a su ordenador pero a mitad del camino el mismo ruido volvio a sonar, esta vez mucho más fuerte que la anterior, se volvió a acercar está vez había captado a la perfección de donde provenía el ruido, se detuvo frente a unas rejillas de ventilación y con la ayuda de un taburete quedó su cara a la altura de las rejillas que daban al techo, y justo en el momento de retirarla para asomarse por los conductos, un murciélago salió despedido dando un susto tremendo a Gael, quien casi cae de espaldas desde el taburete, miro alrededor para asegurarse de que nadie le habia visto llevarse ese susto y volvio con su cafe a su ordenador de forma definitiva.
Fue dando sorbos poco a poco debido a lo que quemaba el café, hasta que por fin lo encontro, Juan Vicente Espinosa, archivo 147, volvió a levantarse de nuevo, se cercioró de que el vigilante no había vuelto aún y fue hasta el registro de archivos, lo estrajo de la estantería, se lo llevó a su mesa, y cuando se dispuso a mirarlos... Sorpresa, solo 3 hojas constituían aquel informe cuando un caso normal solía tener de 10 a 15 hojas

— ¿Así que por eso me preguntabas por este tipo? —

dijo José sorprendiendo a Gael

— ¿Sabe López algo de esto?
— ¿ Y sabe lo de tus siesta nocturnas en pleno acto de servicio?—

respondió Gael siendo más pícaro, José hizo una mueca bastante expresiva pero el joven agente le propuso un trato

— si tú no le dices nada de esto yo no le diré nada de lo tuyo ¿de acuerdo?—

José se resignó y se fue hacia su puesto con el rabo entre las piernas.
Gael seguía tomando pequeños sorbos a su café mientras leía el informe con mucho cuidado de no manchar ninguna hoja, al cabo del rato se frotó los ojos debido al sueño, pensó que el café ya no le surtía el mismo efecto que cuando empezó a trabajar hasta altas horas de la noche o como cuando madrugaba, las letras poco a poco se volvían más y más borrosas y las lineas se superponian unas con las otras, agotado por el cansancio, optó por apoyar la cabeza en el escritorio, abria y cerraba los ojos, cuando de repente escucho lo que parecian unos pasos, quiso levantar la cabeza para saber de quien se trataba pero a penas tenia fuerzas para sostenerla debido al cansancio, en su campo visual pudo atisbar unos brazos que acababan en unos guantes negros los cuales removian las escasas hojas del caso del dependiente, de entre medias de las hojas aquellos guantes negros sacaron un trozo de papel pequeño, parecia que era todo lo que aquella persona buscaba dado qué acto seguido se marchó. Gael cerró los ojos por última vez pensando, si eso último era real o si tal vez estaba soñando debido a su obsesión por el caso del dependiente.

El GrupoWhere stories live. Discover now