🍀​💔​CAPÍTULO 16 - EL TRÉBOL ROTO🍀​💔​

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La boca del abismo absorbía el color de la isla

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La boca del abismo absorbía el color de la isla.

Sujetando a Kirsty, la condesa vampira no paraba de recordar los eventos de su vida que la habían llevado hasta ese instante. Sabía que había tomado la decisión adecuada al revertir la maldición del Fantasma de las Mareas.

Entre objetos y rocas que sobrevolaban sus cabezas hasta el fin del mundo, Tatiana pudo ver a Graham pendiente de la sombra que trataba de tirarlas hasta el precipicio. Era un hombre nuevo, el pirata que una vez soñó con convertirse en un mito. En su mirada, el afecto de un viejo amor afloraba.

El tentáculo de tinta del último rostro oscuro que quedaba solo necesitaba estirarse unos centímetros para alcanzarlas y cortar sus dedos. No tenían opción de contraatacar, pues si se deshacían del agarre para enfrentarse a la criatura, caerían al instante.

—Dejad que muera yo para salvaros, Majestad —aulló la guerrera rubia con los ojos ámbar llenos de intensidad.

El vampirismo había potenciado la servidumbre hacia su sire.

—No —negó la condesa, empapada por el agua que salpicaba del oleaje—. Nunca más me serviréis. Ahora sois como yo.

La aferró hacia sí y la besó. Por la emoción, el colgante del trébol roto que colgaba de su cuello azotó la roca.

El pirata las vio, pero sus ojos se enfocaron en el amuleto que tantos siglos había rechazado, una y otra vez tras recibirlo en su barco fantasma. Su propósito se perdió con el paso de los años, su motivación se extinguió entre cenizas de soledad y amargura. Pero en ese instante, observando la escena y escuchando el chasquido del trébol roto, recuperó la lucidez para comprender su destino.

Esas dos mujeres habían descubierto el verdadero amor de las mareas, la unión más inmortal que existía.

—Tenías razón, Baronesa Sanguinaria —exclamó Graham con una sonrisa orgullosa. Las dos chicas se giraron para mirarlo—. Desde que te conocí hasta el fin de los tiempos, mi corazón siempre te pertenecerá.

Saltó y chocó contra la sombra. Fue tal el impacto que ninguno de los dos pudo sujetarse de los pilares de las ruinas. Rodaron peleando hasta que se perdieron entre las aguas, directos hacia el torbellino de magia y relámpagos que se expandía devorando la tierra.

Blair sintió cómo el árbol del que se sostenía comenzaba a ceder. Rory apenas se mantenía en el sitio y, si no actuaba con rapidez, terminarían como el pirata.

—¡Sirena! —gritó en dirección a la mujer pez—. ¡Sácanos de la isla! ¡Ese es mi deseo!

Con un chasquido de dedos, un destello los cegó. Una explosión de luz desintegró la vida alrededor y los transportó lejos del peligro.

Al despertar, Tatiana no sentía nada. Alzó la cabeza despacio, sondeando la playa con la mirada. La tormenta cesó, la oscuridad desapareció y el sonido irritante de la isla menguó hasta la calma.

Lágrimas de oro carmesí #ONC2024Where stories live. Discover now